La ex ministra Cristina Narbona dejó su asiento en el pleno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) a finales del pasado junio, tras aceptar la propuesta de convertirse en la nueva presidenta del PSOE. Casi cinco meses después, el Consejo de Ministros ha activado hoy el proceso para su sucesión proponiendo un candidato para que lo apruebe la Comisión de Energía del Congreso de los Diputados.

Y ese candidato es el que puso sobre la mesa el PSOE, con el objetivo explícito de mantener una voz disidente en el pleno del CSN. Los socialistas habían trasladado su propuesta de suplir la vacante de Narbona con el nombramiento como nuevo consejero en el supervisor nuclear de Jorge Fabra, ex consejero de la Comisión Nacional de la Energía, ex presidente de Red Eléctrica y actual presidente de Economistas Frente a la Crisis. Hoy el Gobierno ha confirmado que trasladará la propuesta al Congreso.

El nombramiento del candidato socialista lo abordaron directamente el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en la reunión que mantuvieron en Moncloa el pasado julio. Desde entonces, el Ministerio de Energía no habíapuesto en marcha el relevo y hasta ahora fuentes del departamento dirige Álvaro Nadal apuntaban que ni siquiera había un candidato concreto para hacerlo.

Con la salida de Narbona del pleno, el órgano colegiado que toma por mayoría las grandes medidas del CSN se ha quedado con sólo cuatro miembros. Tres designados a propuesta del PP y uno por el PSOE (aunque la consejera socialista que se mantiene, Charo Velasco, tradicionalmente alinea sus votos con los de la mayoría).

Narbona venía siendo en los últimos años la única voz crítica en la cúpula del supervisor, con numerosos votos particulares en las materias más delicadas, como la reactivación de la central de Garoña o el cementerio nuclear de Villar de Cañas (Cuenca). Aunque formalmente la propuesta del sustituto al Congreso la hace el Consejo de Ministros, la vacante que queda debería cubrirse con un candidato propuesto por el PSOE.

En octubre de 2015, a sólo dos meses de las elecciones generales del 20-D, el Gobierno rompió el tradicional equilibrio entre partidos en el pleno del CSN. Aprovechó el fin del mandato del consejero nombrado a propuesta de la antigua CiU para garantizar la mayoría absoluta del PP en el órgano con el nombramiento de un nuevo miembro con el único apoyo de los populares.