Las seis grandes agencias de inteligencia de Estados Unidos han pedido a los estadounidenses que no compren móviles de Huawei o ZTE, dos de los grandes fabricantes asiáticos, acusando a estas compañías de ejercer laborales de espionaje para el Gobierno chino.

El FBI, la CIA o la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por sus siglas en inglés) han afirmado en la Comisión de Inteligencia del Senado, celebrada este martes, que no confían en los productos de estas compañías por los lazos que las unen con el Ejecutivo que dirige Xi Jinping, actual secretario general del Comité General del Partido Comunista Chino y máximo mandatario del país desde 2013.

"Estamos muy preocupados por los riesgos de permitir a una compañía que está bajo el paraguas de un gobierno extranjero, y que no comparte nuestros valores, que gane una posición de poder en nuestra red de comunicaciones", afirmó el director del FBI, Chris Wray, en su comparecencia ante esta comisión del Senado.

Así, han recomendado a los ciudadanos que no compren productos de compañías chinas. "Esa posición de poder les daría la capacidad de modificar o robar información y de hacer un espionaje que sería indetectable", dijo Wray. Como era de esperar, Huawei ha negado las acusaciones de espionaje y ha afirmado que "no suponemos un riesgo para la seguridad".

"Somos conscientes de las acciones del Gobierno de EEUU para inhabilitar nuestro negocio en el país, pero Gobiernos y usuarios de 170 países en todo el mundo sí confían en nosotros. No suponemos un riesgo para la ciberseguridad mayor que cualquier otro fabricante de tecnología", rezaba el comunicado hecho público por el gigante chino.

Injerencia del Gobierno

Lo cierto es que los esfuerzos de Huawei por establecerse en Estados Unidos no están dando frutos. Es evidente que la Administración de Donald Trump no ha permitido que ningún operador local, la mejor forma de entrar en el país, forme una alianza con uno de los fabricantes de smartphones más importantes del mundo.

La compañía de Shenzhen ya lo intentó con un acuerdo con AT&T, uno de los grandes operadores estadounidenses de telecomunicaciones, pero el trato se vino abajo en el último minuto. Esta circunstancia se puede atribuir, a tenor de las palabras del director del FBI, a una injerencia del Gobierno.

Ese movimiento servía, además, para proteger a Apple. Huawei ya es el segundo mayor fabricante de smartphones del mundo, sólo por detrás de Samsung, ya que superó a Apple hace unos meses.

No es el único movimiento de Trump contra los fabricantes chinos: El Gobierno está estudiando una nueva ley para prohibir que los empleados públicos utilicen móviles Huawei o ZTE. El proteccionismo, en su máxima expresión.