Fin a la huelga del taxi. El Gobierno socialista de Pedro Sánchez ha terminado por ceder ante las exigencias del sector y ha conseguido así desbloquear el centro de las ciudades y poner fin a unos paros que nacieron en Barcelona pero que rápidamente se contagiaron al resto del país.
La decisión de la Conferencia Nacional de Transporte, reunida en la tarde de este miércoles en el Ministerio de Fomento, ha satisfecho las demandas de los taxistas, que han votado en las diferentes asambleas recoger todas sus pertenencias y desmantelar los campamentos instalados en el Paseo de la Castellana y en la Gran Vía de Barcelona.
Ábalos no ha conseguido lo que le pedía el taxista y marcaba su hoja de ruta, que era transferir a las Comunidades Autónomas las competencias en materia de VTC, pero sí que ha aplacado al taxi con una decisión intermedia y el compromiso de dar la posibilidad de hacerlo a los territorios que lo deseen.
Los propios taxistas, empezando por los de las grandes ciudades, han desconvocado la huelga como, según ha explicado el titular de Fomento, accedieron a hacer en la reunión del pasado martes con el Ejecutivo.
Los taxis que han ocupado arterias muy importantes como el Paseo de la Castellana de Madrid o la Gran Vía de Barcelona se irán marchando poco a poco a partir de esta misma madrugar, por lo que el tráfico podría estar despejado desde por la mañana.
El Ejecutivo ha puesto de esta manera fin a un conflicto enquistado que ha supuesto su primera crisis desde la llegada de Sánchez a La Moncloa. La gestión, en cualquier caso, es más que dudosa, pues el presidente del Gobierno no ha aparecido públicamente y ha delegado todo el trabajo en el secretario de Estado de Transportes, Pedro Saura, que ha llevado el peso de la mediación y las negociaciones entre taxistas y el frente VTC.
Al sector del taxi le ha valido con el compromiso de dicho órgano de poner en marcha la transferencia de competencias en materia de concesión de licencias VTC a las Comunidades Autónomas, una circunstancia que ya se daba en la práctica pero que ahora también se tendrá que aprobar a nivel legislativo.
En esa decisión han jugado un papel importante Madrid y Barcelona, las dos grandes plazas españolas, cuyos ayuntamientos han reclamado de forma explícita la cesión de las competencias. De hecho, la decisión del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) de aprobar el decreto Colau fue lo que inició un conflicto que hasta entonces parecía estar en barbecho.
No será, sin embargo, hasta septiembre cuando se empiecen a dar los pasos necesarios para completar la hoja de ruta que se ha marcado el Gobierno. Para entonces tendrán que haber mostrado ya avances, pues los taxistas han amenazado con ocupar de nuevo las ciudades a mediados de ese mismo mes, advirtiendo de que podrían paralizar infraestructuras clave como la frontera con Francia o el puerto de Barcelona.
Precisamente ese mismo mes arrancará una Mesa de Trabajo impulsada por Fomento que sentará para dialogar, por primera vez, a representantes del taxi y del frente VTC. Es uno de los tantos que puede apuntarse el departamento que dirige Ábalos, que ha arrancado esta promesa a ambas partes en las reuniones que tuvieron lugar a principios de esta misma semana.
Una huelga muy dura
Pocos paros han generado tanta atención y tanto caos como el de los taxistas, en una huelga que ha durado ocho días pese a que previamente estaba convocada para desconvocarse 48 horas después de su inicio. La fuerte movilización de los taxistas en Barcelona, azuzados por la agrupación Élite Taxi y su líder Tito Álvarez, rápidamente recibió la solidaridad del gremio en el resto del país y el conflicto alcanzó escala estatal.
Las horas más tensas se vivieron el pasado miércoles en la Ciudad Condal, justo en el primer día de huelga. Los conductores de Uber y Cabify denunciaron agresiones y obligaron a Unauto, la patronal que engloba a los operadores con licencia VTC, a hacer un llamamiento para dejar de prestar servicio. Ni Uber ni Cabify operaron en Barcelona alegando que no podían garantizar la seguridad de sus conductores.
De ese mismo día es el vídeo, ya convertido en viral, en el que un grupo de taxistas ataca a un vehículo VTC en el que viajaba una familia francesa con una niña de cuatro años. El coche fue destrozado en apenas unos instantes por al menos media docena de personas, algunos de ellos con el rostro tapado.
En esas 24 horas del miércoles 25 de julio fueron destrozados más de 30 coches de Uber y Cabify y hasta tres conductores fueron hospitalizados, uno de ellos con quemaduras de ácido en la cara y otro a causa de una paliza. Además, muchos otros tuvieron que ser atendidos con ataques de ansiedad.
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