España se prepara para un auténtico boom de nuevas renovables durante la próxima década. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, la hoja de ruta diseñada por el Gobierno de Pedro Sánchez para la próxima década, contempla la construcción de unos 55.000 megavatios (MW) renovables hasta 2030.

Unas nuevas plantas que servirán para casi triplicar los 33.000 MW de instalaciones verdes que hoy están operativos en el país (al cierre de octubre, casi 24.700 MW de eólica, 6.540 MW de fotovoltaica, 2.300 MW de termosolar y 900 MW de otras renovables). La expansión esperada de las energías verdes es ambiciosa, pero el boom deseado puede acabar convirtiéndose en burbuja.

Red Eléctrica de España (REE), encargada de gestionar la red de alta tensión del país, ha recibido solicitudes para engancharse al sistema de proyectos que suman conjuntamente más de 190.000 MW de nueva potencia renovable. Esto es, más del triple de todo lo que se pretende construir hasta 2030 y casi seis veces la potencia de todas las plantas verdes en funcionamiento actualmente.

REE ya ha concedido el permiso de acceso a la red a 95.600 MW de futuras renovables, casi el doble de toda la nueva potencia que contempla el plan verde de Pedro Sánchez. Y gestor de las torres de alta tensión aún tiene en estudio solicitudes por otros 36.300 MW sobre los que aún no se ha pronunciado, así que la cifra aún puede dispararse, según los últimos datos del grupo al cierre de octubre.

Una parte sustancial de las solicitudes no cuentan con un proyecto real para construir una planta energética. Y nunca lo tendrán, según advierten desde el propio sector renovable y también desde la Administración.

La Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) estima también que una “proporción significativa” de las peticiones de enganche no cuentan con proyectos viables reales que los respalden (su cálculo es que por cada proyecto viable se han solicitado dos o tres permisos que no lo son) y que hasta dos terceras partes de ellos renunciarán a continuar con la tramitación del permiso de acceso a la red.

El nuevo boom de nuevas plantas que viene en el sector de las renovables no se produce al calor de ayudas públicas como sucedió con la primera avalancha de los primeros años dos mil con los Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero. Parte de los nuevos proyectos dispondrán de un precio fijo fruto del nuevo tipo de subastas de potencia verde que pretende organizar el Ejecutivo de Pedro Sánchez, y la inmensa mayoría lo harán sin ningún tipo de garantía pública (mediante acuerdos con compradores privados o vendiendo la electricidad a precios de mercado).

REE lanza una criba masiva

Red Eléctrica de España se ha lanzado a pinchar la burbuja en el sector de las renovables. El grupo ha puesto en marcha una auténtica criba masiva de proyectos de nuevas renovables en un momento en que el aluvión de peticiones de enganche a la red desbordaba ya todas las previsiones.

REE ha denegado ya la solicitud de acceso a la red de proyectos que acumulan una potencia de 58.500 MW hasta final de octubre. El proceso de depuración de los proyectos se ha disparado en los últimos meses: sólo en octubre la compañía tumbó 12.400 MW y desde junio –cuando empezó a acelerar la criba- ha rechazado permisos solicitados por 40.000 MW.

Para calibrar la magnitud del bloqueo emprendido: sólo en los últimos cinco meses REE ha rechazado peticiones que superan todas las renovables actualmente en funcionamiento en todo el país.

Desde Red Eléctrica se subraya que las razones para denegar estas autorizaciones son técnicas, y las causas que se esgrimen ante los solicitantes para justificar los rechazos son mayoritariamente que “no haya capacidad en el nudo solicitado” o que “se solicita acceso en una subestación no incluida en la planificación vinculante”. En el sector energético se da por hecho que REE se ha lanzado a hacer una depuración para frenar la burbuja que se avecina.

El negocio de revender los permisos

En el sector de las energías limpias está proliferando la especulación. Conseguir una conexión a la red eléctrica sufre una preocupante situación de cuello de botella y los permisos para hacerlo –pese a que Red Eléctrica los reparte gratuitamente- se han convertido ya en un activo con los que las empresas hacen negocio y por los que se pagan cantidades disparatadas en la reventa.

De hecho, se están revendiendo por entre 100.000 y 200.000 euros por megavatio de potencia del proyecto, en función del grado del proceso de solicitud. Un fenómeno que está atrayendo a actores que sólo buscan especular con los permisos o simplemente con las solicitudes de acceso.

El sector renovable está a la espera de que salga adelante la nueva regulación de acceso y conexión a la red, empantanada por el choque entre la CNMC y el Gobierno. La CNMC propone aprobar una circular que obligue a que la solicitud de conexión a la red incluya información técnica detallada para confirmar que está respaldada por un proyecto con suficientes visos de viabilidad y que la modificación de determinadas características del proyecto consideradas clave (la tecnología de generación, la ubicación del punto de conexión…) obligue a una nueva solicitud. El Gobierno considera que el borrador de la CNMC invade algunas de sus competencias y aún deben discernir entre ambos el choque.