Los peores escenarios una vez se haya superado la emergencia sanitaria sitúan la tasa de paro en España en el 20%. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que alcance el 20,8% este año y se reduzca al 17,5% en 2021. Las estimaciones del departamento de análisis de BBVA son ligeramente más optimistas, pero siguen sobrepasando el 20% de desempleo: prevén un paro del 20,5% para este ejercicio y del 17,3% para el próximo año.

Rafael Doménech, responsable de análisis económico de BBVA Research, cree que lo peor que podría ocurrir es que el paro se convierta en paro de larga duración “en algunos sectores si no consiguen recuperar su actividad productiva”. Durante la presentación del informe Situación de España. Segundo trimestre 2020, Doménech puso como ejemplo la construcción que alcanzó una tasa del 27% de paro en 2012 (9,9% en 2018), según la Encuesta de Población Activa (EPA).

El paro de larga duración es aquel que permanece en el desempleo durante más de un año. En este sentido, las actividades económicas que tarden más tiempo en retomarse a pleno pulmón son las que más riesgo corren de convertir a sus profesionales en parados de larga duración. A cierre de 2019, el 44% de los desempleados llevaban más de un año en esa situación.

Los expertos consultados por este periódico apuntan al turismo, a la construcción y al transporte de pasajeros como los sectores que más riesgos corren. “En aquellos (sectores) más vinculados al turismo es difícil pensar que no se vaya a notar de manera significativa, porque la recuperación plena tardará en llegar”, advierte Valentín Bote, director de Randstad Research.

Un estudio llevando a cabo por la consultora que dirige Bote clasifica los sectores por cuándo asumirán su recuperación total. El transporte aéreo, la construcción, el comercio al por menor y los servicios de alojamiento no volverán al 100% hasta 2022, según Randstad Research. Estos datos señalan que las personas vinculadas a estas actividades que vivan una situación de desempleo corren más riesgo de convertirse en paro de larga duración.

Coincide Javier Blasco, director de Adecco Group Institute, que menciona exactamente los mismos sectores: ”los servicios de comidas y bebidas, el transporte aéreo, una parte importante de la construcción de edificios y la ingeniería civil, así como la construcción especializada, el comercio al por menor, los servicios de alojamiento, y las actividades relacionadas con el turismo”.

Diferencias frente a la crisis financiera

Pese a todo, la crisis provocada por el coronavirus no es igual que la crisis financiera. Por ese motivo, “el peligro de convertirse en paro de larga duración como pasó en la pasada crisis es menor que entonces, o al menos depende de otros factores. Dependerá más de la supervivencia de las empresas que de las capacidades de los trabajadores”, asegura Pau Cortadas, profesor del área de Fundamentos de Economía de los Estudios de Economía y Empresa y doctorando del programa de doctorado Sociedad de la Información y el Conocimiento de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Cortadas divide entre “paro estructural” y “paro coyuntural”. El primero “es aquel que se genera según la estructura de la Economía, entendiendo como tal las condiciones del mercado en el cual interactúa, las normativas vigentes, las características económicas y sociales”; mientras que el cíclico es el “provocado por las condiciones económicas del momento, por los llamados shocks económicos”. Con esta definición, apunta que “la crisis del 2007 - 2013 realmente provocó un paro coyuntural, pero la larga duración del mismo y los desajustes provocaron que parte del mismo se convirtiera en estructural”.

Tras la reforma laboral de 2012, el licenciado en Economía considera que “estamos ahora ante una nueva crisis pero con más capacidad de adaptar salarios y contratos”. Uno de los ejemplos que pone son los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), una de las ‘herramientas’ que ha priorizado el Gobierno y que ha evitado la destrucción de 4 millones de empleos que actualmente están en suspenso.

El director de Randstad Research cree además que “la crisis es mucho más intensa y concentrada en el tiempo”, por lo que “no hay razones para pensar que en un horizonte de 1 a 2 años (dependiendo del sector) no se recuperen los niveles precrisis de actividad y empleo”. Algo en lo que coincide Cortadas, “no quiero decir que si acabamos con la pandemia estará todo solucionado, pero al menos sabemos porqué hemos entrado en crisis y como acabar con ella”.

Cómo evitarlo

Pese a la incertidumbre de la situación, los expertos consideran que se puede evitar que el desempleo se convierta en paro de larga duración. Domènech insistió en la necesidad de “reformas estructurales” para “mejorar la eficiencia y equidad del mercado de trabajo”. El responsable de análisis económico de BBVA Research afirmó que para “evitar que ese problema de desempleo se enquiste” es necesario “acomodar la oferta a la nueva demanda”.

“Estamos ahora ante una nueva crisis pero con más capacidad de adaptar salarios y contratos”

Para Javier Blasco, director de Adecco Institute es fundamental “acelerar las medidas de prevención sanitaria, y las de protección en los lugares de trabajo, así como apoyar la liquidez de las empresas para minimizar el impacto en el tejido productivo”. Blasco considera que “de esa manera se combate la falta de consumo e inversión, ayudando a una mayor recaudación de impuestos y cotizaciones vinculados al trabajo y al consumo”.

“No me cabe duda que a pesar de que las previsiones son pesimistas, ambos gobiernos están buscando fórmulas para que se lleven a cabo actividades turísticas. Y que éstas sean de rango local ayudaría a la recuperación del país, y de miles de puestos de trabajos que dependen de dicha actividad”, concluye Cortadas.