Un comité experto debatirá este martes y miércoles en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC) si liberar temporalmente las patentes de las vacunas contra el coronavirus, como piden desde octubre India, Sudáfrica y decenas de países en vías de desarrollo y, ahora, apoya Estados Unidos. Es una propuesta a la que se oponen la Unión Europea y Suiza, sede de las empresas que fabrican gran parte de los fármacos en el mercado.

Los 27 de la UE pretenden tener al 70% de su población inmunizada este verano, mientras que solo el 10% de la de los países pobres podría estarlo a final de año. De un lado, Reino Unido y Canadá cuentan ya con vacunas para entre tres y cuatro veces su población; de otro, Honduras ha inmunizado al 0,56% de sus ciudadanos.

Por eso, 106 países y también organizaciones no gubernamentales como Médicos Sin Fronteras o Salud por Derecho defienden la liberación de las patentes que permita acelerar la producción de vacunas, su distribución e inyección, de manera que se limiten las posibilidades de que surjan variantes del virus resistentes a la vacuna, se acabe lo antes posible con las muertes provocadas por la Covid y sus efectos colaterales y se reduzcan las pérdidas económicas que está causando.

Pero la Comisión Europea "no está convencida" de que la suspensión generalizada de las patentes de las vacunas contra el coronavirus sea "la mejor respuesta inmediata" para garantizar que las vacunas se producen y distribuyen por todo el mundo. Un extremo que le llevó a presentar el pasado viernes una nueva propuesta que Médicos Sin Fronteras ha tildado de "táctica dilatoria". "No es más que una maniobra para paralizar el proceso de negociación de la exención [de las patentes de las vacunas]", lamentan.

Los riesgos de no liberar la vacunación

Los países a favor de una liberación temporal de las patentes recuerdan que el Covid-19 ya ha matado a más de 3,7 millones de personas en todo el mundo, que 172 millones se han contagiado y que 7 y 13 millones han muerto por enfermedades curables como el sarampión, la malaria y la desnutrición infantil al no poder ser atendidas debido a la presión que el virus ha supuesto para la sanidad de multitud de países.

"Las proyecciones de la Universidad de Boston afirman que si las 2.000 millones de primeras dosis de la vacuna se hubieran distribuido proporcionalmente a la población de todos los países, la mortalidad a nivel mundial habría disminuido un 61%. En cambio, si los países más ricos la acaparan, solo cae un 33%", explica la responsable de Relaciones Institucionales de Médicos sin Fronteras, Raquel González, a El Independiente.

Médicos sin Fronteras MSF

Actualmente son necesarias unas 12.000 millones de dosis de la vacuna para inmunizar a 6.000 millones de personas, pero solo se han administrado unas 1.400 millones. El Fondo Monetario Internacional (FMI) cree que el mundo debería haber vacunado al 40% de la población hacia finales de año y al 60% a mediados de 2022.

En este sentido, desde las ONG ven clara la falta de vacunas, algo que estiman difícil de solucionar si no se suprimen las patentes. Desde Salud por Derecho, una fundación sin ánimo de lucro que defiende los derechos humanos y el acceso universal a la protección a la salud, su directora Vanessa López recalca que hay "una enorme y urgente falta de dosis y de producción a nivel global", lo que ven como "el verdadero problema" que la misma UE reconoce.

"El nudo gordiano está en la concepción de si los fármacos, las vacunas y los tratamientos deben tener propiedad o deben ponerse a disposición de la salud pública, sobre todo a este nivel de mortalidad y de infectados por una pandemia. Aquí lo que se está cuestionando es el statu quo de las farmacéuticas", afirma tajante González, de Médicos Sin Fronteras.

Las farmacéuticas han recibido dinero público

Otro argumento en pro de la liberalización de las patentes es que las compañías farmacéuticas han recibido casi 5.000 millones de euros en ayudas durante la pandemia, el 98% procedente de gobiernos (dinero público) y el 2% de donaciones filantrópicas, según un reciente informe de la campaña No es Sano.

Aquí lo que se está cuestionando es el statu quo de las farmacéuticas"

Raquel gonzález, médicos sin fronteras

Ese dinero lo acaparan sobre todo (más de la mitad) las tres vacunas aprobadas ya en la UE: Pfizer, Moderna y Janssen, junto a la de CureVac, de acuerdo a la misma investigación. Pero pese a ello esas ayudas "han quedado en manos de la industria sin asegurar precios justos ni acceso universal", denuncian. Del lado de las farmacéuticas se desconoce cuál ha sido la inversión.

Asimismo, No es Sano recalca que Asia, América Latina y África tienen fábricas con capacidad para producir más dosis de la vacuna que actualmente las farmacéuticas no están pudiendo asumir, especialmente en países como Vietnam o Bangladesh. También Argentina e India podrían producir más y revertir en una mayor capacidad para afrontar la pandemia.

La industria farmacéutica, en contra

Por su lado, la industria farmacéutica se opone a la supresión de las patentes de las vacunas contra el coronavirus. "Se está usando un debate que viene de hace muchos años para un caso concreto donde no corresponde", responden desde la patronal de la industria farmacéutica en España, FarmaIndustria, ante las preguntas de este medio.

"No es ninguna solución anular una patente y creer que inmediatamente más gente va a estar produciendo. No, lo que hace falta es saber quién puede producir, con qué capacidad, infraestructura, personal y tecnología", añaden.

Asimismo, insisten en que "desarrollar la tecnología para fabricar y tener el personal necesario llevaría entre uno y dos años para que una planta pueda estar produciendo". Por eso, defienden haber pasado meses tejiendo acuerdos con compañías de todo el mundo para fabricar las dosis. En total, aseguran, existen ya cerca de 300 a nivel global, con más de un centenar de empresas implicas de 33 países distintos.

Por otro lado, consideran que "no todo el mundo puede fabricar vacunas, porque son un producto biológico complejo". "Hay que asegurarse muy bien de quién tiene capacidad de fabricar las vacunas en condiciones de seguridad y de calidad", insisten.

A la vez, añaden que el problema no está en la falta de producción sino en el modelo de distribución en el mundo. "No es que falten; el reto es que todas las vacunas que en los próximos meses van a sobrar en los países occidentales se distribuyan a los países en desarrollo". En este sentido, creen que la iniciativa COVAX, liderada por la Organización Mundial de la Salud y apoyada por varios gobiernos, industrias y otras organizaciones sociales, sería un buen instrumento para lograrlo.

Las estimaciones de producción que manejan hablan de que a lo largo del año habrá ya unos 12.000 millones de dosis. "Y el año que viene se fabricarán más de 23.000 millones de dosis en 2022", rematan. Pero la clave está en que los países más privilegiados económicamente no las acaparen.

La propuesta de la UE: licencias obligatorias

La Unión Europea remitió el viernes un plan a la OMC que cree que garantizaría mejor el suministro de las vacunas que la liberación de las patentes, y que se basa en las licencias voluntarias u obligatorias a precios asequibles. Así, Bruselas cree que las licencias "voluntarias" son el método más eficaz para ampliar la producción de las vacunas, pero concede que si esta vía no se aplica, entonces se debe animar a los gobiernos a imponer las licencias "obligatorias".

Las autorizaciones de tipo voluntario ofrecen el marco para que el laboratorio que ha desarrollado la vacuna y un fabricante cooperen, por ejemplo, intercambiando información y datos sobre tecnologías esenciales, aunque Bruselas cree que en una pandemia las licencias obligatorias pueden ser un recurso adecuado cuando no se producen las voluntarias.

"Europa está entendiendo positivamente que la supresión de las patentes no es el bálsamo de Fierabrás y están viendo que los acuerdos entre compañías están funcionando", apostillan desde el 'lobby' de las farmacéuticas.

Del lado contrario, las ONG ven "claramente insuficientes" estas medidas para aumentar la producción y distribución de las vacunas. González recalca que sería necesario emitir licencias obligatorias "caso por caso, país por país y producto por producto", algo "en la práctica muy complicado de implementar" en su opinión.

"Al final estas licencias obligatorias son muy difíciles de llevar a la práctica de una forma relativamente ágil. No es una respuesta operativa ni realista, sino un lento procedimiento administrativo y burocrático", subraya.

El Congreso de los Diputados español aprobó el pasado 26 de mayo una Proposición No de Ley para reclamar la liberación de las patentes de las vacunas contra el Covid-19. Esta misma semana, el Parlamento Europeo vota sobre este mismo tema. No es vinculante, pero podría sacudir el debate, ya que los diferentes europarlamentarios deberán posicionarse sobre las patentes, en lugar de actuar en un solo bloque como está haciendo la UE dentro de la OMC (puesto que es la encargada de supervisar la política comercial de los 27).

Si la OMC no llega a un consenso esta semana, continuará con reuniones tanto formales como informales a lo largo de los próximos meses, pero podría alargar su decisión hasta la reunión de noviembre de su Consejo. Normalmente, el organismo toma decisiones por consenso, pero de no ser así una hipotética votación que decante la balanza hacia un lado u otro necesitaría una mayoría de tres cuartas partes. Por ahora, los 106 países que apoyan la liberación de las vacunas no llegan a esa cifra.