El índice de precios al consumo (IPC), que mide cuánto suben o bajan los precios de un determinado conjunto de bienes o servicios en España, ha terminado el año con la tasa interanual más alta registrada en todo el ejercicio: un 6,7% en diciembre. No se registraba una cifra tan elevada desde marzo de 1992.

Hasta ahora, los economistas vienen asegurando que este alza en los precios va a ser temporal y que está ligado a los altos precios de la electricidad, a la crisis de suministros a nivel mundial y a la pandemia del coronavirus. Pero las dos últimas grandes instituciones que han actualizado sus previsiones macroeconómicas apuntan a que el próximo año las cifras de inflación serán mayores que este.

Se trata del Banco de España y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el organismo internacional al que pertenecen 38 países. El primero cree que los precios subirán de media en 2022 un 3,7%, mientras que la segunda apuesta por un 3,2%.

Son cifras superiores a las media de este año, que aún está por confirmarse -el Instituto Nacional de Estadística publicará el dato definitivo de inflación de diciembre el 14 de enero-. Por ahora el Banco de España cree que el IPC medio de 2021 se situará en el 3% y la OCDE en el 2,9%.

Ambas han revisado y publicado sus cálculos este mismo mes de diciembre. Otras organizaciones son más prudentes, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que cree que en 2022 la inflación española se situará entre el 1,5 y el 2%. O la Comisión Europea, que apunta al 2,1%, un dato que podría estar ya obsoleto porque el ente comunitario lo publicó en noviembre.

El Instituto de Estudios Económicos (IEE), que sí ha actualizado sus pronósticos este diciembre, cree que más bien se situará alrededor del 2,2%. Por su parte, el think tank Funcas señala hacia el 2,9%, aunque advierte de que en el peor escenario se situará en el 3,5%. De cumplirse esa previsión, España registraría de media en 2022 los precios más altos desde 2006.

Que los precios generales suban más o menos afecta directamente al resto de previsiones macroeconómicas de las diferentes instituciones, es decir, a cuánto crecerá el producto interior bruto (PIB), cuánto gastarán los españoles y cuánto podrá ingresar y, por tanto, gastar el Gobierno ese año.

Los precios bajarán a partir de la primavera

"Es de esperar que durante la segunda mitad del 2022 veamos una normalización de las cadenas de producción, además de una caída de la inflación", explica el economista jefe de BBVA Research, Miguel Cardoso, en un reciente artículo. Rafael Doménech, responsable de análisis económico de BBVA Research, cita en otra opinión que la inflación es una de las dos incertidumbres que han ido en aumento a lo largo del año junto a la evolución de la pandemia.

También apunta que en 2022 "se espera una moderación gradual de estas presiones [inflacionistas] y la reducción progresiva de los cuellos de botella y restricciones de oferta" aunque "aun así restarán entre 1,0 y 1,5 puntos de crecimiento en 2022". "Pero las sorpresas de los últimos meses invitan a la prudencia sobre la intensidad y la rapidez de esta reducción de la inflación", añade.

La pregunta del momento es cuándo empezarán a bajar los precios. Las instituciones coinciden en que a principios de año continuarán elevados, y están de acuerdo en que en el segundo semestre, y sobre todo, hacia final de año, se moderarán. Depende de diversos factores.

La estimación del Banco de España es que la inflación se mantendrá elevada en los primeros meses de 2022, y que se «desacelere intensamente» con posterioridad, en concreto, a partir de primavera. Y recuerda que la inflación de nuestro país es "mucho más sensible ante las fluctuaciones del componente energético de los precios". También cree que en estos momentos el país se encuentra en "el pico" del repunte inflacionario.

Evitar subidas de salarios que provoquen una espiral inflacionista

El FMI, por su parte, pide cautela para evitar una espiral inflacionista provocadas por un mayor aumento de los salarios que de la productividad. "Es importante que las negociaciones salariales continúen internalizando la naturaleza transitoria de los motores actuales de la inflación y eviten un círculo vicioso de mayores salarios que conduzcan a una inflación mayor", advierte.

Es un factor que también vigila con preocupación el Banco de España. Si la inflación se trasladada a los salarios puede pasar de ser temporal a convertirse en persistente, lo que los economistas llaman «efectos de segunda ronda», o una espiral de precios aún más altos.

Aunque ahora mismo no es algo que esté sucediendo, destaca la misma institución. Este año los salarios en España han crecido de media alrededor de un 1,5%, muy por debajo de la inflación, en parte debido a que los convenios con las llamadas cláusulas de salvaguarda -que actualizan los sueldos con los precios- son una minoría, menos del 20% -cuando antes de la crisis de 2008 eran el 70%-.