El largo plazo es una de las asignaturas pendientes de los españoles. Por lo menos, en el ámbito de la inversión. Y los estudios lo confirman. El 68% de los ciudadanos prefiere disponer de su dinero en el corto plazo antes que invertirlo. Esta es una de las conclusiones del estudio De dinero no se habla de ING. Según la entidad, estos datos demuestran que los españoles son “cortoplacistas”, ya que solo el 32% prefiere invertir a pesar de no poder disponer de dinero hasta medio o largo plazo. 

También se muestran diferencias por sexo y por edad. Así, se concluye que el 72% de las mujeres prefieren tener su dinero en el bolsillo y poder tirar de él cuando lo necesiten, antes que invertirlo en algún producto y no poder tenerlo a su disposición. Por edades los que menos miran a largo plazo son los españoles de entre 25 y 35 años, ya que solo un 29% invierte a largo plazo. 

Según el informe de ING, la forma más común que tienen los españoles de ahorrar es reservar todos los meses una parte de sus ingresos. El 55% ahorra de esa manera, frente al 18% que tiene un fondo de inversión, un plan de pensiones o un depósito. El 33% de los españoles, por su parte, hace aportaciones puntuales. Y el 8% ahorra de otra forma: no gastando, comprando acciones en bolsa o dejando en la cuenta lo que no se ha gastado cada mes.  Otros responden que su forma de ahorrar consiste en ingresar su nómina entera en cuenta de ahorros, en sacar 50 euros mensuales para gastos y que lo demás lo pagan sus padres mientras viva con ellos o que los padres siempre han ahorrado para su futuro.

El estudio hace una clasificación en cuatro perfiles, pero ninguno de ellos es especialmente inversor a largo plazo. Y esta necesidad de solo ver a corto plazo va enlazada con que el 29% de los españoles se pueden clasificar en derrochadores, según la división que hace el estudio. Los derrochadores son aquellos que se gastan hasta lo que no tienen. Tal y como señalan en el informe están desajustados con la realidad, ya que no viven de acuerdo al dinero del que disponen. Solo el 31% de ellos ahorra y solamente al 21% le gusta invertir a largo plazo. El ahorro de este colectivo es reducido, unos 5.600 euros.

Este perfil es más proclive a ser hombres o mujeres en edad madura (36 a 55 años), con problemas para llegar a fin de mes y dificultades para ahorrar. Tienen, sin embargo, mucho desapego por lo material y confían en que el futuro venga mejor. Su lema cuando sale con amigos es que cada uno paga una ronda.

A pesar de que el perfil de derrochadores es el mayoritario, le sigue muy de cerca el que sería su antítesis. El 28% se puede clasificar como buen gestor ya que controlan lo que tienen y están ajustados con la realidad, “viven de acuerdo a lo que tienen”. Este perfil tiene unos 19.233 euros ahorrados y son ahorradores, de forma general. Al 38% de ellos les gusta invertir y su método comparativamente más preferido de pago cuando sale con amigos es “que cada uno pague lo suyo”. Tendencialmente es un perfil más femenino y entrado en la edad adulta. Ahorran lo que pueden e incluso invierten. Son partidarios mantener los gastos siempre controlados. Sus gastos fijos mensuales son de 766 euros.

El 25% de los españoles están clasificados, según ING, como acumuladores, que se les podría definir como “tengo, pero no me lo gasto”. Por el lado contrario, solo un 18% son bon vivant, es decir, “tengo y me lo gasto”. Este último perfil también es cortoplacista, ya que solo a un 33% le gusta invertir su dinero aunque no disponga de él a medio-largo plazo. Este perfil es mayoritariamente masculino, con el 67% de los hombres y el dinero que tiene ahorrado es de media unos 34.154 euros. Los gastos mensuales suelen rondar los 911 euros. Tendencialmente es un perfil con ingresos asentados y una clara capacidad de ahorro. Están, no obstante, abiertos al gasto y no dudan en invitar a los demás ya que su economía se lo permite.

Todos estos datos podrían relacionarse con el poco conocimiento financiero que dicen tener los españoles. Uno de cada tres ciudadanos admite tener un conocimiento financiero bajo o muy bajo.