La inflación ha supuesto un fuerte auge para las marcas blancas de los supermercados. Prácticamente todas las enseñas han visto crecer los productos de marca propia frente a los de fabricante en casi todas las categorías en los últimos dos años. Los hogares cada vez recurren más a este tipo de productos, con un precio sensiblemente inferior al de las marcas tradicionales. Sin tener en cuenta los frescos, ya representan la mitad del gasto de los españoles en la cesta de la compra.

Pero en algunas cadenas como El Corte Inglés, la marca blanca se resiste a crecer. Según los datos de la consultora Kantar, especializada en medir las tendencias de consumo, el peso en valor de la marca blanca en los negocios de alimentación de la compañía es de solo un 13,9%, dos décimas más que en 2019. De hecho, es la cadena donde tiene menor peso sobre el total de las ventas.

"El Corte Inglés el peso de la marca de distribución se mantiene", comentó este jueves Mayte González, Shopper&Media director de Kantar Worldpanel, durante un encuentro organizado por la consultora en que se ha puesto de manifiesto que el precio de una cesta de la compra básica se ha elevado un 47% en los últimos cuatro años.

La apuesta de El Corte Inglés por la marca blanca nunca terminó de cuajar. En 2008, el luego consejero delegado de la compañía Víctor Del Pozo lanzó al mercado la enseña Aliada. Hace escasas fechas, la compañía que preside Marta Álvarez ha dado un giro a su negocio de alimentación, con una apuesta por la el segmento más premium tras la compra de los supermercados Sánchez Romero y la venta a Carrefour de 47 establecimientos Supercor. También integró hace unos años dentro de la matriz la cadena Hipercor.

La cadena que lidera el ranking de la marca blanca es la alemana Lidl. La cadena se ha caracterizado históricamente por dar mucha importancia al surtido de productos propios frente a los de fabricante. El peso de los primeros alcanza ya el 81,9% de sus ventas, frente al 79,2% de 2019. No ocurre lo mismo con el otro discounter alemán, Aldi. Según los datos que facilita Kantar, los productos de marca propia han retrocedido del 75,4% al 69,1% en los últimos años.

De hecho, ya se ve superada por Mercadona, la cadena líder en España. La enseña valenciana de supermercados que preside Juan Roig alcanza un peso de la marca blanca en valor del 74,5% frente al 64% que tenía en 2019. Le sigue Dia, donde el peso de los productos de marca propia que vende en sus lineales ha pasado del 47,4% al 58,2%. La cadena de supermercados ha hecho una profunda renovación de toda la gama de estos productos, introduciendo mejora en las calidades y un rediseño de sus empaquetados. Le sigue Consum, que ha pasado del 27,7% al 36%.

Entre las cadenas de hipermercados, quien más ve crecer su propia enseña frente a la de los fabricantes es Carrefour. La compañía de origen galo ha pasado de que su marca blanca pese el 23,8% al 31,3% en estos años. Alcampo, en cambio, solo ha crecido del 18,2% al 24,2%. De hecho, le supera Eroski, donde la marca propia ha pasado del 25% al 28,4%.

El auge de la marca blanca es una forma más de las cadenas de supermercados para atraer tráfico de clientes a los establecimientos. Pero en los últimos tiempos, algunas de ellas está potenciando el surtido en detrimento de algunas referencias de marcas de fabricante. Así lo denunciaba hace unos días la patronal Promarca.

Según datos también facilitados por la consultora Kantar, en los últimos años se ha producido un crecimiento del surtido de la marca de distribuidor (+13%) en detrimento de las marcas de fabricante (-23%). En los últimos cuatro años, la consultora ha constatado que Mercadona, ha reducido su número de referencias de marcas tradicionales en sus lineales un 45%; Dia, un 42% menos; o Eroski, un 31%.

Al margen de eso, las cadenas también están potenciando su actividad promocional y los descuentos, sobre todo en categorías como protección e higiene femenina, las papillas y harinas, los detergentes o el aceite. Los datos de Kantar reflejan también que las promociones de marcas del distribuidor han crecido un 27% en el periodo 2019-2023, mientras que las que se aplican a las de marcas de fabricantes han descendido un 11%. Por su parte, las tarjetas de fidelidad ya están presentes en uno de cada cinco actos de compra.