En seis años de reinado, Felipe VI se ha enfrentado a dos grandes crisis por las actividades ilícitas de algún familiar. Primero vino el 'caso Nóos', que afectó directamente a su hermana, Cristina de Borbón, y a su cuñado, Iñaki Urdangarin. Y ahora, el goteo de informaciones sobre los negocios opacos de su padre han sido una constante durante todo el año. El 2020 no ha sido fácil para nadie, pero tampoco para el jefe del Estado.
En marzo, nada más comenzar el estado de alarma, el monarca rompió vínculos con su progenitor: renunció a su herencia y le retiró la asignación salarial pública, decisiones que sirvieron de cortafuegos para salvaguardar la institución de los escándalos fiscales de Don Juan Carlos. Tan sólo dos días después de hacer pública esta decisión, Felipe VI se dirigió a millones de españoles para reclamar unidad frente al coronavirus en medio de una enorme presión política que no ha menguado en todo el año. En agosto, el emérito abandonaría el país a la espera de la evolución de la investigación sobre unos presuntos negocios irregulares que, ya en diciembre, le han llevado a pagar a Hacienda 678.393 euros para evitar la causa judicial. Pese a todo, la popularidad de la institución resiste y la imagen de Felipe VI no sólo no está desgastada, sino que incluso aparece reforzada.
La aprobación tanto de la monarquía como de la figura del jefe del Estado ha pasado de experimentar una caída en picado en los sondeos a tenor de los escándalos que acumuló Juan Carlos I durante sus últimos años de reinado a remontar tras la proclamación de Felipe VI en 2014, una mejoría que el actual monarca ha logrado preservar hasta el presente. Aunque es imposible hacer una valoración lineal sobre la evolución de la percepción de la Corona en base a un mismo sondeo desde los últimos años del emérito hasta el presente -el CIS dejó de hacer encuestas sobre la monarquía en 2015-, el dibujo que ofrece la comparación de múltiples estudios privados es el de que la Casa Real ha cogido velocidad de crucero en el grado de aceptación de los españoles pese a las múltiples magulladuras sufridas en los últimos años.
Para empezar, si nos remitimos únicamente a la valoración de la figura del monarca, la del emérito comenzó a caer especialmente a partir de 2011, un declive que continuó hasta el mismo año de su abdicación. Juan Carlos I puso fin a su reinado en el peor momento de la popularidad de la monarquía desde la Transición: según publicó el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el jefe del Estado suspendió por primera vez en su historia en 2011, con una valoración media de un 4,89. El mismo sondeo en 2013 agudizó la fragilidad de la institución, a la que los ciudadanos volvieron a suspender con una nota de 3,68. El año de la abdicación, en 2014, el desgaste de la Casa Real se mantuvo, y los españoles dieron a la Corona otro suspenso claro: un 3,72 sobre diez. A la erosión de la imagen de la monarquía contribuyeron múltiples factores, pero la grieta más profunda la hicieron escándalos como el 'caso Urdangarin' o el episodio de la caza en Botsuana.
Pero Felipe VI logró desligar su imagen de la de su padre cuando llegó al poder. La última vez que el CIS preguntó por la monarquía en sus barómetros, en 2015, el heredero logró remontar en popularidad hasta un 4,34, aunque se quedó aún dentro del suspenso. Uno de los alicientes de esa mejora pudo ser el primer discurso de Navidad que pronunció en la Nochebuena de 2014, en que desvinculó ante millones de españoles a la institución de los escándalos judiciales que asolaban a algunos miembros de la Casa Real. "Desempeñar un cargo público no puede ser un medio para aprovecharse o enriquecerse", defendió entonces, en una alusión velada a su hermana y a su cuñado.
Desde entonces, otros institutos demoscópicos privados sí han venido realizando sondeos sobre cómo perciben los ciudadanos el papel que desempeña la monarquía. Uno de ellos es SocioMétrica, que ilustra cómo se ha recuperado la imagen del jefe del Estado hasta el 'bache' de primavera de este año. Así, en 2016 la valoración media que daban los españoles a Felipe VI era de un 5,2, que subió a un 6,4 en 2017 y alcanzó su punto álgido en 2018 con un 7,3. En 2019 experimentó un nuevo descenso y bajó hasta un 6,4. Y en abril de 2020, fecha del último sondeo con este dato concreto publicado por el citado instituto, la valoración del monarca volvió a caer hasta el 4,8, justo tras la polémica sobre el emérito que llevó a Felipe VI a renunciar a su herencia.
Los españoles respaldan la monarquía
Respecto a la valoración de la monarquía como institución, SocioMétrica desvela que, desde hace cuatro años, la nota media que dan los ciudadanos a la Corona se ha mantenido prácticamente constante. Así, en 2017 los españoles aprobaban el organismo, con Felipe VI al mando, con un 6, y la nota se ha mantenido en el entorno del 5,5 en los tres años siguientes, incluido el presente.
En esta tesis coincide otro instituto demoscópico privado, en este caso Metroscopia. Los resultados de la última encuesta publicada por la compañía para El Confidencial corroboró que una amplia mayoría de españoles (74%) respaldan el papel institucional del jefe del Estado, y demuestra que el crecimiento de la popularidad respecto a sondeos anteriores es abrumador. En 2018, ese apoyo se situaba en el 57% de los encuestados, que creció hasta el 69% en 2019.
Más monárquicos que republicanos
Quizá el mayor exponente de que Felipe VI ha logrado salvaguardar la imagen de la Casa Real de escándalos internos y externos, ha sido el último sondeo de Invymark para La Sexta publicado este miércoles, cuya principal conclusión es que el apoyo a la monarquía constitucional ha subido veinte puntos en tres meses frente al desplome de quienes optaban por la república como modelo institucional.
Así, en caso de votar la forma de Estado, el 54,3% de los españoles optaría por el actual modelo monárquico -en septiembre ese porcentaje se situaba en el 34,3%-, mientras que los republicanos se quedan en este caso en el 30,3% frente al 43,8% registrado el mismo mes. Este mayoritario apoyo a la Corona aparece también reflejado en otros dos sondeos de agosto de 2020, en concreto el de Sigma Dos para El Mundo y el de NC Report para La Razón. El primero sitúa los apoyos de la monarquía en un 48,4% por el 38,5% de la república; y en el segundo los porcentajes serían de un 54,8% para los primeros y de un 38,5% para los segundos.
En todo caso, los sondeos vienen a demostrar que la realidad no es como la dibuja el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, que afirmó hace unos días que tras el discurso del Rey de estas navidades se abrirá inexorablemente el debate entre monarquía o república en los hogares españoles. Pero no es una cuestión que preocupe, ni mucho menos, a los ciudadanos. Al menos en estos momentos. De hecho, el 67,1% de los encuestados ve innecesario en estos momentos un referéndum para decidir entre un modelo de Estado u otro, según Invymark. Es más, según el último CIS de diciembre de 2020, se trata de un debate que sólo preocupa a un 0,3% de la sociedad española.
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