La sorpresiva maniobra por parte del PP en el fichaje de uno de los pesos pesados de Ciudadanos en Cataluña ha puesto en alerta a la cúpula del partido, que, al menos de puertas para adentro, recela de que la salida de Lorena Roldán abra la veda para que otros cargos del partido cambien también de forma repentina la camiseta naranja por la azul, sobre todo si los resultados en los comicios catalanes finalmente confirman una debacle aún de consecuencias intangibles para la formación que dirige Inés Arrimadas.

En el PP se enmarcó el fichaje de Roldán como un paso más en la estrategia ya nada disimulada de avanzar hacia una OPA, que en la cúpula naranja ya tachan de "hostil", sobre Ciudadanos con el fin de absorber no sólo su bolsa de votantes, sino también a parte de su "talento". "Las puertas están abiertas", reiteran una y otra vez en Génova.

En la dirección de la formación naranja no sentó nada bien la maniobra "de mal gusto" de sus pretendidos socios gubernamentales cuando restan apenas dos meses para los comicios catalanes -aunque es probable que ahora se retrasen a causa de la expansión de la tercera ola del Covid-. Hasta ahora se habían producido otras fugas hacia el PP de menor calibre que la dirección había conseguido sellar sin mayor impacto mediático. Pero la salida de Roldán supuso un duro golpe en un momento especialmente delicado, con las encuestas en contra y la militancia desmovilizada.

Por eso, Ciudadanos está decidido a sacar la artillería pesada si es necesario y advierte al PP que continuar con una opa de estas características "desestabilizará" y "debilitará" sus acuerdos territoriales, según subraya un dirigente cercano a Arrimadas. Y ese es precisamente el talón de Aquiles de la estrategia de Génova. Sin Ciudadanos perdería todos sus gobiernos autonómicos, a excepción de Galicia. Y Casado lo sabe.

"Tienen que entender que si esto se convierte en algo habitual, la desconfianza crece y los gobiernos se resienten", comenta otra fuente de la ejecutiva liberal. "La desestabilización de nuestra relación afecta al estado y a la relación del pacto. Ellos [el PP] deberían buscar estabilidad, y no estar continuamente poniendo palos en las ruedas", advierte. Niegan, no obstante, que ellos vayan a poner en riesgo los pactos territoriales porque "no sería responsable", y más en los tiempos que corren, pero envían el mismo recado a sus socios azules.

PP y Ciudadanos gobiernan juntos en Madrid (comunidad y ayuntamiento), Castilla y León, Murcia y Andalucía. "Nos deben que sigan vivos en todos esos territorios", comenta otra fuente del partido naranja de uno de los citados territorios. "Nos dan por muertos, pero en las encuestas para el 14 de febrero seguimos por delante del PP. Y veremos si Vox no les da el sorpasso a ellos",

Alto el fuego del PP

El fichaje de Roldán por parte del PP constituyó una maniobra "acertada" que contó con la bendición de Génova, pero no es el primer 'pope' naranja con el que la dirección del principal partido de la oposición, y más concretamente el secretario general, Teodoro García-Egea, acerca posturas. Ya se produjo un acercamiento tanto al ex número dos de Ciudadanos, José Manuel Villegas -como al ex presidente de los liberales, Albert Rivera, a cuyo bufete de abogados se contrató para presentar un recurso de inconstitucionalidad contra una norma aprobada en el Parlament catalán. Se trata de un movimiento que no resulta casual, según confirmaron fuentes de uno y otro partido.

Tal y como informó este medio, el fichaje de Villegas es uno de los más codiciados por la actual cúpula del PP, entre otras cuestiones por la amistad que mantiene con García Egea y porque supondría un disparo a la línea de flotación del 'nuevo' Ciudadanos de Arrimadas. Pero es una maniobra que se descarta al menos en el corto plazo, precisamente para no arriesgar los grandes bastiones en los que, al menos de momento, dependen de los liberales.

Casado construye ya su estrategia con tres años vista para superar al PSOE en número de escaños y convertirse en la fuerza más votada, aunque precise de apoyos externos -como el de Vox- para alcanzar el Palacio de la Moncloa. Y sabe que esa estrategia pasa por absorber a Ciudadanos antes o después, de una u otra forma. La de Cataluña es la primera cruzada a la que seguirán otras citas autonómicas antes de la gran batalla.