Sus palabras rezuman resignación y cierta incredulidad. El ex director de Sistemas de Salud de la Organización Mundial de la Salud, y ex consejero de Sanidad del Gobierno vasco, Rafael Bengoa, no comprende por qué en España aún se apuesta por un modelo de 'convivencia' con el virus. Recuerda que en países asiáticos e incluso europeos el camino ha sido otro: mayores restricciones, medidas más duras y actuaciones conjuntas. Los resultados parecen darles la razón. "Aquí, en cambio, con altos niveles de contagio, nuevas variantes del virus y una baja velocidad de vacunación hemos optado por abrir bares", pese a que recuerda que se ha demostrado que el nivel de contagios entre quienes frecuentan los locales de hostelería es cuatro veces mayor que quienes no lo hacen.

El experto en salud pública alerta del riesgo de subestimar la variante británica, con cada vez mayor presencia en España, "no deberíamos hacerlo, como hicimos al comienzo de la pandemia". Lamenta que la pandemia afronte ya la tercera ola "que va para rato" sin que los Gobiernos ni siquiera hayan puesto en marcha proceso de auditoria de las medidas adoptadas en las dos anteriores, como reclamaron numerosos expertos como él.

Respecto a la polémica por la decisión del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco de permitir la reapertura de la hostelería, no la comparte y asegura que al igual que los enfrentamientos entre políticos, son una "distracción" más al que recurren "ciertos 'lobbyes'" y que amenazan con "distraernos de la meta final que es alcanzar cuanto antes la vacunación de rebaño".

Pregunta.- ¿Qué riesgo asumimos manteniendo abierta la hostelería en localidades con alta incidencia de casos? En Euskadi la Justicia ha permitido reabrirla en localidades con más de 500 contagios por cada 100.000 habitantes.

Respuesta.- Somos el único país que está desescalando la restauración con un nivel de contagios como el que tenemos. En Alemania Merkel se reúne con sus Lander y toman la decisión de endurecer las restricciones, incluida la restauración. Lo hacen con una incidencia acumulada de 173 casos, no los casi 600 que tenemos aquí. Hay más ejemplos. En Australia están cerrando ciudades con un solo contagio. En España existe la idea de convivir con el virus, es el modelo que estamos siguiendo. No se parece al más estricto de los países de Oriente. Nosotros hemos optado por convivir con el virus pero aún no le hemos pillado el equilibrio. Si decides que la estrategia sea esa, por lo menos debes encontrar el equilibrio y aprender de lo que hicimos mal en la primera y segunda oleada.

P.- Pero el modelo apenas ha cambiado…

R.-. Tenemos en estos momentos una pandemia que es diferente a la del año pasado. Ahora hay variantes entre nosotros y aún hay se mantiene un elevado nivel de infecciones. Es verdad que bajará la mortalidad porque hemos vacunado a las personas mayores, pero eso no quiere decir que el grado de infecciones deje de ser enorme. En esta situación, con muchas infecciones y con presencia de nuevas variantes del virus, decidir abrir bares y restaurantes es estar buscando repetir una ola.

P.- Alemania, Australia y otros países abordan la pandemia de modo muy diferente, con mayores restricciones, pero también con más ayudas. La nuestra es una estrategia de ‘convivencia con el virus’. ¿Existen estrategias de países ricos y estrategias de países pobres?

R.- Sí, de algún modo, sí. Al aceptar convivir y asumir que la tercera ola será larga tienes que tomar decisiones de apoyo a los sectores afectados. Habrá que ver cómo se utilizan los 140.000 millones de fondos europeos que llegarán a finales de año. Cuando tienes fondos como Alemania para ayudar a la restauración no les tienes en la calle protestando ni llevándote a los tribunales. Lo lógico es que, si has decidido convivir con el virus en una tercera ola que va para rato, lo que debes hacer es identificar formas de apoyo económico a los sectores afectados.

Una cosa es descubrir la vacuna y otra los modelos de vacunación, que no están a la altura"

P.- ¿Cómo se puede aprender de la primera y segunda ola sin haber hecho auditorias del abordaje que entonces se hizo?

R.- Así no se aprende. No se ha querido poner en marcha lo que reclamamos en junio. Estos virus se expresan en dos o tres olas. No se ha hecho y se ha decidido que se hará más adelante, quizá dentro de un año. Entones no tendrá impacto sobre estas olas, sino sobre la preparación de futuras olas pero no sobre lo que pueda ocurrir en 2021. La OMS ha sido más valiente que la mayoría de los países abriendo un análisis interno. Están siendo duros en esa evaluación, pero les permitirá salir reforzados. En cambio, los países que no lo hagan corren el riesgo de continuar con la misma vulnerabilidad para hacer frente a futuras amenazas: pandemias, crisis bacteriológica, de bioterrorismo, etc.

P.- ¿Sería recomendable recuperar un modelo de mando único?

R.- Sí, creo que sería recomendable, aunque no serviría de nada si no se refuerza la infraestructura científica de asesoraría de ese mando único.

P.- Cuando escucha a jueces cuestionar a epidemiólogos, a políticos criticar a jueces y a administraciones autonómicas enfrentarse al Gobierno central. ¿Le preocupa que estas batallas puedan afectar a una sociedad que acumula la fatiga de un año de pandemia, afronta una tercera ola y asiste a un incierto proceso de vacunación?

R.- Son distracciones de la meta final que debemos alcanzar: vacunar muy rápido para alcanzar cuanto antes la inmunidad de rebaño. Además, creo que dan argumentos a distintos sectores que se comportan como 'lobbyes'. El objetivo final no debe ser seguir conviviendo, abriendo y cerrando sectores, sino mantener las restricciones que ya tenemos y, quizá, reforzarlas.

P.- Reforzarlas, ¿cómo?

R.- A final de noviembre y comienzos de diciembre tuvimos que haber aplicado un confinamiento severo, cuando comenzó el desarrollo exponencial de la tercera ola. Ahora se opta por convivir con el virus y un poco de economía. A largo plazo no es una estrategia sostenible, ni en términos de salud ni económicamente. Es mejor seguir siendo estrictos con las medidas que ya tenemos y quizá flexibilizar algo en colegios y guarderías. Habrá que evaluar la situación en dos semanas. Si sigue creciendo la variante inglesa se tendría que tomar la decisión de subir un peldaño hacia un confinamiento domiciliario corto y muy duro. La variante inglesa como está sucediendo en Inglaterra y Dinamarca.

El objetivo no puede ser abrir y cerrar sino mantener las restricciones que ya tenemos"

P.- La variante inglesa es la mayor amenaza que tenemos hoy?

R.- Si, más aún si ocurre en un país que se vacuna despacio. Eso da aire a la creación de variantes o a la diseminación de variantes que ya estén aquí. En países como Dinamarca, el 70% ya es variante inglesa, en Inglaterra también fue muy rápido. No hay que subestimar a la variante inglesa. En marzo subestimamos al virus y ahora tenemos el peligro de hacerlo con la variante inglesa que ya está entre nosotros.

P.- Afirma que la tercera ola aún será larga. ¿Hasta cuándo?

R.- Con las restricciones se podrá ir soltando algo de lastre cuando se vea que la mortalidad baja. Ese momento se alcanzará cuando las vacunas hagan efecto entre las personas mas vulnerables, los mayores que están en residencias. En Israel sabemos que los casos entre los mayores de 60 años que viven en residencias han bajado mucho más rápido que los que no están en residencias. La vacunación está funcionando muy bien. Es evidente que hay que vacunar con mucha más energía. Depende de la disponibilidad, sí, pero en salud pública solemos decir que una cosa es descubrir la vacuna y otra montar el proceso de vacunación. Lo primero depende de la ciencia, pero lo segundo de los gobiernos y la Unión Europea y los procesos de vacunación no están a la altura.

P.- Proceso o procesos, ¿es un problema que en España convivan 17 estrategias de vacunación?

R.- Creo que sí puede ser un problema. Biden, por ejemplo, ha centralizado todo en Washington, en un país al que no le gusta nada la centralización. Sin embargo, lo ha hecho. También lo ha hecho Merkel con los Lander, han tomado una decisión conjunta. O Boris Johnson. O en Australia y Nueva Zelanda, donde han logrado controlar la pandemia tras centralizar el mando. En nuestro país estamos en una situación en la que el control central se dedica a reportar casi administrativamente lo que está pasando con los datos y las vacunaciones, pero no está sugiriendo claramente qué hay que hacer en el país y se deja a las Comunidades Autónomas esa intervención. No estamos siguiendo un proceso que se parezca al de los países que mejor van.