A decir de personas de su entorno, Pablo Iglesias es una persona de digestiones rápidas. Si una idea empieza a tomar forma en su cabeza decide de forma veloz y en soledad, señalan. A las 6 de tarde de la fatídica jornada electoral de este martes nada hacía vaticinar su inmediato abandono de la política. Todo estalló a las 19 horas, aseguran en conversación con El Independiente fuentes de Unidas Podemos, cuando conoció el avance de la macroencuesta que la empresa del sociólogo Narciso Michavila, Gad3, realizó para RTVE y Telemadrid.

Michavila apuntó para Iglesias el magro resultado de entre 10 y 11 diputados, pobre cosecha para haber costado una vicepresidencia segunda y un escaño en el Congreso de los Diputados. Los madrileños que, a decir de Juan Carlos Monedero no son Einstein, no supieron apreciar la grandeza de su gesto. Pero no sólo eso. Incluso en la horquilla más baja para PP y Vox ya sumaban 72 escaños, tres por encima de la mayoría absoluta. Y el avance del escrutinio no hizo más que confirmar una noticia que pilló a todos por sorpresa.

Monedero le trasladó que su tiempo "aún no había pasado y seguía siendo válido y útil"

Tras la toma de decisión "se lo comunicó a su entorno más inmediato" para reunir posteriormente a los miembros de la ejecutiva morada que estaban siguiendo el recuento de las urnas, incluido al antes nombrado Monedero. Monedero no forma parte de esa dirección, pero tiene un gran ascendente interno y decidió estar la noche electoral junto a su jefe de filas. De hecho, fue de los pocos que sugirió que al líder de Podemos que reconsiderara su decisión bajo el argumento de que su tiempo "aún no había pasado y seguía siendo válido y útil", según las fuentes consultadas.

Pero en general, el resto de los presentes, convencidos de que Iglesias pretendía abordar con ellos un análisis de urgencia sobre los "discretos" resultados cosechados por su candidatura, o no supieron reaccionar "o son conscientes de que cuando toma una decisión ésta es irreversible".

Iglesias no planteó su renuncia en términos personales, sino estratégicos, sobre todo desde la óptica de "cómo su presencia ha activado el voto de la derecha", vencedora en todos los distritos de Madrid y prácticamente en la totalidad de los municipios de la región, salvo tres pequeños pueblos.

Algunos de sus otrora adversarios internos optaron por cierta elegancia a la hora de despedirle. Es el caso de la diputada andaluza y líder de Anticapitalistas, Teresa Rodríguez, que calificó este miércoles la decisión de Iglesias de “responsable” y evitado criticarle, porque no quería “hacer leña del árbol caído”, informó Efe. Asimismo, le deseó “suerte”, pero cree llegado el momento "de nuevos liderazgos que sirvan para mejorar las relaciones entre las izquierdas andaluzas, porque ojalá hubiese en Andalucía el respeto que se han tenido en Madrid", lamentó.

Errejón, triunfador de la noche, le desea suerte

También el que fuera uno de los fundadores de Podemos, actual diputado de Más País y, en parte, uno de los grandes triunfadores de la noche tras convertirse Mónica García en la segunda fuerza política de la región, Íñigo Errejón, destacó el "papel decisivo en la historia política de España" de Iglesias, le deseó suerte y exigido que acabe el "acoso personal intolerable" que sufre.

Dada la sorpresiva decisión de dejar todos sus cargos y abandonar la política, aún no hay una decisión tomada respecto a cómo se abordará el relevo en el partido. Si algo parece claro, es que la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, no aceptará ninguna responsabilidad orgánica. De hecho, dejó Izquierda Unida a finales de 2019 y no es militante de Podemos. Sólo conserva el carnet del PCE.

Está por verse si se nombra una gestora que lleve las riendas del partido hasta la celebración de una nueva asamblea ciudadana. Por tanto, tampoco hay nada decidido respecto a si se convoca en breve un nuevo Vistalegre que sirva a modo de revulsivo de una formación que no pasa por el mejor de sus momentos.

Iglesias sólo citó en su despedida a Díaz y a Serra

Iglesias sólo citó dos nombres en su despedida, el de la propia Yolanda Díaz como la opción electoral de futuro, y el de Isa Serra, precisamente la persona a la que desplazó de la candidatura autonómica ante la evidencia "de que con ella no sacábamos un 5 por ciento del voto", justificaron en su momento fuentes moradas. Bien es cierto que Iglesias superó esa zona de peligro y mejoró los resultados de hace dos años, pero la izquierda se ha quedado lejos, muy lejos, de sumar para descabalgar al PP de la presidencia de la Comunidad de Madrid.