A veces, un adversario común es capaz de unir aquello que se creía roto. Sucedió en febrero de 2019, cuando PP, Vox y Ciudadanos -junto a otras cinco fuerzas minoritarias- aparecieron por primera vez en una instantánea que dio vida a la ya mítica 'foto de Colón', en el marco de una manifestación masiva que rebosó la plaza madrileña con cientos de miles de asistentes. Aquella fue la imagen de un bloque político unido contra Pedro Sánchez, decidido por aquel entonces a entablar un diálogo bilateral con el Govern catalán con la incorporación de la polémica figura del 'relator' que diese fe de las conversaciones entre ambas administraciones. Y no es un escenario que diste en exceso del actual, que cuenta con los mismos protagonistas, sólo que con algunas caras diferentes: las cesiones al independentismo pasan esta vez por autorizar los indultos a los 12 presos del 'procés' por el 'golpe' del 1 de octubre de 2017, pese a los informes de la Fiscalía y del Supremo que tachan la decisión de "inaceptable".

El Gobierno llevaba días allanando el terreno, pidiendo "naturalizar" la medida de gracia en favor de la "convivencia" y de la "concordia". Pero el incendio llegó este miércoles, primero porque Pedro Sánchez defendió abiertamente los indultos en sede parlamentaria, que se plantearía "aunque tuviese 300 escaños", y después por el "demoledor" informe del Alto Tribunal, que se oponía por unanimidad a conceder la medida de gracia a los políticos independentistas. La pelota, en todo caso, está ya en manos del Gobierno, que se han remitido a valorar que el fallo del Supremo era el "esperado" y no llevarán el asunto al Consejo de Ministros hasta después de las primarias andaluzas, tal y como informa este jueves El Independiente.

La oposición al completo, aunque de forma individualizada, prepara ya una ingente ofensiva para tratar de parar los pies ante lo que en PP, Vox y Ciudadanos tachan de "humillación" y de "aberración democrática". La formación que promete ir más lejos es la de Santiago Abascal que, de nuevo, hará uso de su principal músculo político: la movilización de su electorado, la "presión en la calle", a la que agitará para desgastar a Pedro Sánchez. Pero tanto PP como Ciudadanos se muestran especialmente cautos respecto a esta herramienta, y ninguna de las dos formaciones sopesa por el momento unirse a Vox en movilizaciones conjuntas pese a la "extrema gravedad" con la que se refieren a la cuestión de los indultos. O lo que es lo mismo: la 'foto de Colón' no va a reeditarse.

Fuentes de Vox trasladan ya que no cuentan con el "apoyo" en particular del principal partido de la oposición -haciendo gala del manido argumento de que "sólo queda Vox"- aunque de puertas para adentro reconocen que el desmarque del PP les beneficia a efectos electorales. Tampoco contemplan impulsar un acto transversal y alejado de las siglas políticas que aglutine de nuevo a las 'tres derechas', como ocurrió en febrero de 2019. "Estamos en un marco completamente diferente", suscriben.

La portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra, ya avanzó este miércoles que las medidas que contemplan en Génova para frenar al Gobierno pasan por dar la batalla jurídica -recurrirán al Supremo si se materializan los indultos- y, sobre todo, política. Fuentes del principal partido de la oposición suscriben que la actividad parlamentaria que desarrollará el PP sobre esta cuestión "en las próximas semanas" será "intensa" con el objetivo de no dar un sólo respiro al Gobierno y "ponerle frente al espejo de sus propias contradicciones". Pero, al menos de momento, evitarán agitar la calle, lo que en Vox achacan a la "notablemente menor" capacidad de movilización con la que cuentan los populares.

En el PP se sacuden de las acusaciones de sus rivales políticos, a los que prefieren dejar el "ruido", igual que sucedió con la crisis de Ceuta, en que Pablo Casado se centró en edificar esa imagen de 'hombre de Estado' en la crisis diplomática y marcar un perfil institucional en el conflicto frente a un partido que está "radicalizándose" en las últimas semanas a consecuencia, dicen en Génova, de las últimas encuestas, muy favorables para el PP.

Tampoco Inés Arrimadas seguirá el camino que tomó Albert Rivera en 2019 quien, frente a las críticas, defendió a ultranza la foto del bloque de los tres partidos contra la "banda" de Pedro Sánchez. No hace demasiado que la actual presidenta de Ciudadanos se convirtió en la bestia negra del independentismo, convertida en cabeza visible del constitucionalismo frente al desafío soberanista en Cataluña, una acción por la que llegó a ganar las elecciones en esta región. Será esta una baza que explotará el partido naranja para marcar su propio perfil en la cuestión de los indultos contra unos "golpistas" para los que "no debe haber perdón ni privilegio posible", según subrayó la propia Arrimadas este miércoles.

La líder de Ciudadanos, especialmente crítica con Moncloa, ya ha avanzado que la apuesta de su partido será la de "ir hasta el final ante esta infamia", una ofensiva que concretará también a nivel político, institucional y jurídico, pero no en la calle. La dirigente avanzó que presentarían iniciativas en parlamentos autonómicos y ayuntamientos donde tienen presencia para obligar a posicionarse a todas las fuerzas, incluido el PSOE, convencidos de que el desafío que plantea el Gobierno puede dinamitar al socialismo en sus esferas territoriales. Al margen del Supremo, el partido naranja promete llevar el asunto a Bruselas si es necesario, y "habilitar todos los mecanismos a nuestro alcance" para frenar a Moncloa. "El camino que ha emprendido Sánchez es el camino hacia el abismo (...). Nos dejaron solos en 2017 y ahora nos humillan y nos pisotean. No lo vamos a permitir", suscriben en el partido naranja.