El Ministerio de Exteriores de Marruecos ha emitido este lunes una declaración, a la que ha tenido acceso El Independiente, en la que ha señalado que la crisis que parecía haberse generado con la acogida por parte de España del líder de Frente Polisario, Brahim Ghali, "no está limitada al asunto de un hombre". Según ha trasladado la embajada alauí, esta coyuntura "no comienza con su llegada ni termina con su partida", sino que parte "de una cuestión de confianza y de respeto mutuos entre Marruecos y España".

"El fondo de la crisis es una cuestión de segundas intenciones hostiles de España con respecto al Sáhara, una causa sagrada de todo el pueblo marroquí", señalan, por lo que se trata de "una prueba para la fiabilidad de la asociación" entre ambos países. A pesar de que para Marruecos la declaración de Ghali ante la Audiencia Nacional, que se producirá mañana de forma telemática, "constituye una evolución de la cual Marruecos toma nota", no resuelve todo el problema porque sus "legítimas expectativas van más allá".

La entrada del líder del Frente Polisario, con el que Marruecos mantiene un histórico conflicto, "ha revelado las actitudes hostiles y las estrategias perjudiciales de España hacia la cuestión del Sáhara marroquí", así como "la connivencia de nuestro vecino del norte con los adversarios del Reino para socavar la integridad territorial de Marruecos".

El Estado norteafricano ha aclarado que "no tiene ningún problema con los españoles, sus ciudadanos, sus operadores económicos, sus actores culturales y sus turistas, que son bien acogidos como amigos y vecinos en Marruecos".

Marruecos echa en cara su apoyo a España con el separatismo catalán

La embajada ha puesto asimismo en relieve que, durante la crisis catalana, "Marruecos no optó por la neutralidad, sino que fue uno de los primeros en ponerse del lado de la integridad territorial y la unidad nacional de su vecino del norte de forma clara y contundente". Por ello, el país vecino ha pedido a España la misma "coherencia" que ellos, según sostienen, han tenido durante las disputas separatistas que se han dado en su territorio y en "casa del vecino".

"Marruecos nunca instrumentalizó el separatismo", afirman, para luego continuar planteando que no lo han "fomentado como moneda de cambio en sus relaciones internacionales, particularmente con sus vecinos". Y lanzan una pregunta al Gobierno español: "¿cuál habría sido la reacción de España si un representante del separatismo español hubiera sido recibido en el Palacio Real marroquí?".

En consecuencia, Marruecos pide a España que no tenga "una memoria corta", puesto que, en 2012, cuando hubo una visita a Marruecos de una delegación económica catalana, "se modificó el programa, a petición del Gobierno español, para que esta delegación no fuera recibida a alto nivel y que todas las entrevistas se hicieran en presencia del representante de la Embajada de España en Rabat". Además, en 2017, el país vecino "rechazó la petición de visita y de reunión de un gran líder del separatismo catalán".

En el contexto de la crisis catalana, "España siempre ha podido contar con Marruecos, que ha defendido sin reservas la soberanía nacional y la integridad territorial españolas a través de sus acciones (prohibición de la entrada de separatistas catalanes en Marruecos, prohibición de todo contacto entre el consulado marroquí en Barcelona y el movimiento separatista catalán) y de sus tomas de posición a través de (comunicados claros y contundentes de apoyo)". "Marruecos está en derecho de no esperar menos de España", insisten.