Pere Aragonès acude hoy al Palacio de la Moncloa con dos carpetas bajo el brazo: En una, la reunión más pronto que tarde de la mesa de diálogo; en la otra, la participación de la Generalitat en el reparto de los fondos europeos. Pedro Sánchez anunció hace una semana el encuentro con el nuevo presidente catalán como poco más que una formalidad protocolaria, fijándolo en la agenda junto a la primera visita de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Pero Aragonès busca mucho más que una fotografía.

El presidente de la Generalitat acude a Moncloa dispuesto a sentar las bases de la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat. Una mesa en la que Sánchez solo quiere sentar a miembros de ambos ejecutivos y ha dejado claro que no se moverá de los límites que marca la constitución. "Se puede hablar de todo pero pero no acordar todo" avanzaba hace unos días el ministro y líder del PSC Miquel Iceta.

La hoja de ruta del Consejo de Europa

Pero Aragonès insistirá en su propia agenda, en la que el próximo paso es la amnistía. Un paso que los independentistas consideran validado por el dictamen aprobado por Consejo de Europa hace una semana. "El Consejo de Europa marcará la hoja de ruta que mañana iremos a defender a la Moncloa" aseguró ayer el president ante el Consell nacional de ERC reunido para celebrar la libertad de Oriol Junqueras, Carme Forcadell, Dolors Bassa y Raül Romeva.

Con este aval bajo el brazo, hoy empieza para Aragonès "una negociación que será de las mas complejas que afronta la Generalitat" según reconoció este lunes ante los suyos. Una negociación de entrada para abrir los límites de la mesa de diálogo, tanto en componentes como en agenda de contenidos.

El Gobierno, sin embargo, ha dejado claro que se sentará a la mesa con los 44 puntos ofrecidos por Pedro Sánchez en el último encuentro con Quim Torra y la oferta de una reforma del Estatut que lo devuelva a los términos en los que fue aprobado en 2006. Pero eso es una "pantalla pasada" para el independentismo.

Aragonès insistirá en incluir en la agenda de la mesa la amnistía y el derecho de autodeterminación. Una exigencia de sus socios de Junts, como dejó claro este lunes el secretario general de la formación, Jordi Sánchez. Lo que Junts espera de encuentro de mañana es que «no se confunda un espacio de negociación para superar el conflicto político» con la amnistía y la autodeterminación «como ejes centrales», con «una comisión de traspasos que ha de servir para consolidar en marco autonómico».

Esquerra comparte agenda. Lo dejaba claro el lema del Consell Nacional del partido reunido ayer para recibir a Oriol Junqueras una vez indultado: "Amnistía, referéndum, independencia". Un menú imposible para Pedro Sánchez.

Indultos y Tribunal de Cuentas

El Tribunal de Cuentas, ajeno a la agenda política, no facilitará el diálogo entre Sánchez y Aragonès. Este martes, poco antes de que el segundo acuda a la Moncloa, desfilarán por el tribunal los representantes legales de Artur Mas, Andreu Mas Colell, Oriol Junqueras, Raül Romeva, Jordi Turull y ex altos cargos de la Generalitat, para conocer a cuanto asciende la finanza por su responsabilidad contable en el dinero presuntamente malversado en la promoción internacional del procés. Una situación que abona el discurso independentista de que "sigue la represión" pese a los indultos.

Más allá de la agenda independentista, Aragonès no obviará el gran proyecto de la política europea para los próximos años, los Fondos Next Generation. El nuevo inquilino de la Generalitat también cuenta con esos fondos para afianzar la recuperación económica catalana y, con ella, la victoria de ERC en el bloque independentista.

Más allá de la batalla por mantener vivo el procés, el republicano ha llegado a la presidencia de la Generalitat con la promesa de gestión para recomponer la maltrecha economía catalana. Pero, de momento, el desembarco en Cataluña de Pedro Sánchez y los nuevos responsables socialistas de las grandes empresas públicas ha eclipsado a la Generalitat, mientras el empresariado se rinde al Gobierno del PSOE y el poder del PSC.

Aragonès quiere recuperar la iniciativa de la Generalitat en el ámbito económico, después de tres años en los que el Govern de Quim Torra vio como Caixabank se fusionaba con Bankia o la Nissan cerraba su planta sin que nadie tuviera en cuenta su opinión. Y para recuperar ese terreno, necesita que Pedro Sánchez relaje su control sobre los fondos europeos en favor de los gobiernos autonómicos. Algo casi tan difícil como que acepte la amnistía.