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El PNV, atrapado en el apoyo a Sánchez: "Nos somete a un trágala y uno se cansa"

La formación de Andoni Ortuzar acentúa las críticas contra el Gobierno por su falta de interlocución y acuerdo con sus socios, no secunda sus medidas pero reitera su respaldo por la imposibilidad de acuedo con el PP, única alternativa.

EFE

El PNV se siente atrapado. El apoyo al Gobierno de Pedro Sánchez incomoda por el resultado y desespera por su evolución. El hastío ha comenzado a aflorar por la ausencia de diálogo, los escasos resultados y la frialdad con la que se siente tratado pese a su condición de socio preferente. Pero ante la falta de otra alternativa viable a sus intereses, el laberinto en el que está sumido le obliga a permanecer en él. Apoyar a Sánchez sigue siendo, hoy por hoy, la menos mala de las opciones para la formación de Andoni Ortuzar, girar el apoyo hacia la bancada de la derecha, del PP de Casado, ni siquiera se contempla como posibilidad.

El cansancio y malestar ha ido en aumento en las declaraciones públicas de sus dirigentes y en las decisiones que toman en las Cámaras. La última muestra de ese juego de equilibrios incomodos entre el rechazo y la resignación la dio ayer el PNV. No apoyó dos de los decretos que el Ejecutivo sometió a votación en la Cámara baja. Ni el relativo a la eliminación de la obligación de uso de la mascarilla en el exterior ni el referido a la situación de temporalidad de los interinos en la Administración. Optó por la opción del ‘ni contigo ni sin ti’: la “abstención crítica”.

En su explicación no ahorró en reproches al modo en el que Sánchez y su Gobierno están actuando. Habló de “decretos polémicos”, de “abuso” en el empleo del decreto ley y de actuación repetida de “política de hechos consumados”.

Los nacionalistas sienten que hasta ahora ellos han dado más, se han quemado más por Sánchez que el presidente por ellos. Superado el ecuador de la legislatura, el balance del apoyo al Gobierno PSOE-Unidas Podemos se escribe más con compromisos por cumplir que con resultados tangibles. Entre los primeros, una treintena de competencias pendientes, avances por aplicar en el Tren de Alta Velocidad, el traspaso imposible del IMV o la ausencia de compromisos por facilitar un nuevo encaje territorial de Euskadi. Entre los segundos, los resultados tangibles, la cesión de la política de prisiones es la más sobresaliente.

Ni escuchados ni correspondidos

En Sabin Etxea no ocultan que hace tiempo que Sánchez dejo de escucharles y menos aún de consultarles en su condición de aliados preferentes. El decreto ley se ha impuesto al diálogo entre socios. El martes Urkullu comunicó que había escrito una carta al presidente del Gobierno reclamándolo una rectificación para volver a hacer obligatoria la mascarilla y un marco normativo suficiente ante el desamparo de los Gobiernos autonómicos ante las resoluciones dispares de los Tribunales Superiores de Justicia. Ninguna de las dos ha sido atendida. No es la primera ocasión que Sánchez desoye al lehendakari. Tampoco su misiva anterior, en la que reclamaba que se prorrogara el Estado de Alarma a partir del 10 de mayo fue correspondida.

El apoyo del PNV al Gobierno es cada vez más crítico. En el partido denuncian cada vez con mayor insistencia que Sánchez hace mal en dar por seguros sus apoyos de la formación de Ortuzar.

Otro de los elementos que ha acentuado en las últimos días el malestar ha sido el profundo cambio de Gabinete. El relevo de siete ministros no ha incluido a los que el PNV hubiera deseado y sí a los que confiaba en que continuarían en sus puestos. José Luis Escrivá, el ministro que debe completar la cesión del Ingreso Mínimo Vital, y que se está demorando sine die, sale reforzado. El PNV lo había situado entre los más incómodos. En cambio, la sustitución de Miquel Iceta en la cartera de Política Territorial no ha sido precisamente aplaudida en víspera de que en Euskadi se retome el debate por el nuevo estatus vasco.

La situacion ha llevado al presidente del PNV a no morderse la lengua. Hace semanas que no lo hace: “Cada día debemos vencer una incomodidad tras otra para seguir prestando apoyo a Sánchez”, aseguró ayer. Andoni Ortuzar ha vuelto a recordar al presidente del Gobierno que carece de mayoría absoluta y que actúa como si la tuviera en cada vez más ocasiones, “nos somete a un trágala a los partidos que contribuimos a la estabilidad”, denuncio.

Votos 'por pleitesía'

La presentación de los últimos decretos ley para su validación en el Congreso ha sido otra gota más en el vaso de la paciencia del PNV: “Son un buen ejemplo, llega un momento en el que uno se cansa”, advirtió el Ortuzar. Los nacionalistas reclaman al Gobierno que vuelva a tenerles en cuenta, que no dé por descontados sus apoyos. “A veces parece que opera como si tuviera mayoría absoluta y los demás tuviéramos que darle los votos por pleitesía”, aseguraba ayer en la cadena Ser. Pero la realidad es que por el momento el PNV solo ha amenazado, pero no ha llegado a poner en aprietos al Ejecutivo.

Los nacionalistas no tienen mucha alternativa. Por el momento los puentes de diálogo con el PP, quien podría encabezar una vía de gobierno alternativo al de Sánchez, está sin transitar. “El PP nos expulsa cada día a los partidos que no comulgamos con su ideario, sobre todo en lo territorial”, aseguró el líder del EBB. En el País Vasco tampoco la interlocución entre ambas formaciones parece mejorar. Los reproches de los populares liderados por Iturgaiz al partido de Ortuzar son constantes.

Hoy, avanzada la segunda mitad de la legislatura, el mensaje de incomodidad con Sánchez lo lanzan desde todos los frentes. La presidenta del PNV en Bizkaia, Itxaso Atutxa, repite ahora las mismas consigas; los cambios en le Gobierno son una incomodidad para hacer avanzar los compromisos aún por cumplir y el decreto ley se ha convertido en una herramienta de la que “abusa” Sánchez y hurta el diálogo e interlocución con los socios del Ejecutivo. Lo hace, sin embargo, al mismo tiempo que reitera el deseo de su partido de que el actual Gobierno pueda agotar la legislatura y que para ello contará con el PNV.

Y tras el verano, la negociación de los presupuestos de 2022 a los que, hoy por hoy, parece complicado, pese a todo, que el PNV sea la barrera que impida su aprobación. Todo apunta que los nacionalistas continuarán practicando la política del ‘Ni contigo, ni sin ti.

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