La mudanza de la sede de Génova ha pasado de ser una prioridad a casi un lastre. Los avances en el proceso van a cuentagotas, pero en el partido tampoco tienen prisa. Cuando Pablo Casado compareció el pasado mes de febrero para anunciar la drástica decisión de abandonar un edificio histórico para el partido, los planes de la dirección pasaban por abandonar la sede en un par de meses para abrir cuanto antes una nueva etapa para el partido, despegada por completo del pasado. Pero la urgencia aminoró conforme el PP recuperaba músculo político, y desapareció definitivamente tras el 4-M. Ahora el proceso está prácticamente estancado, y no hay visos de que el partido vaya a hacer las maletas en el corto plazo. "Las mudanzas se sabe cuando empiezan, pero no cuándo acaban", insisten en la dirección.

Los populares pretenden hacer público esta semana qué consultora será la encargada de gestionar la salida del PP de la calle Génova y la mudanza posterior, en el marco de un concurso que el partido activó el pasado mes de febrero para encontrar un intermediario independiente que dirija todo el proceso, con el objetivo de mejorar tanto la "eficiencia" como la "transparencia" de la operación. Como adelantó El Confidencial, empresas como Kpmg, JLL, Colliers o CBRE pujaron hasta el pasado 23 de julio, fecha límite para presentar ofertas, para hacerse con la gran mudanza del PP y gestionar las propuestas de compra o venta del histórico enclave de los populares. Más de tres meses después, el partido resolverá el concurso y continuará con un proceso "abierto" en el que "se cumplan todos los procedimientos", según declaran fuentes populares.

Pese al tímido avance en la 'operación mudanza', el proceso sigue estancado. No hay nadie en la cúpula del PP que se atreva a fijar una fecha aproximada en la que se haya desembalado la última caja de la nueva casa del partido, pero hay quien apunta a que el proceso podría dilatarse incluso más allá de las próximas elecciones generales y que anima a la dirección a no abrir ese 'melón' ahora que el partido avanza hacia las urnas con el viento a favor.

"Meternos ahora en una mudanza es un disparate", comenta un dirigente en contacto con Casado. A su juicio, no pasaría "nada" a ojos de la opinión pública si el presidente decidiese dar marcha atrás en la decisión porque "esa etapa ya la hemos superado", y abre incluso la opción de alquilar algunas de las siete plantas de Génova -sin contar aparcamientos- para inyectar liquidez en las cuentas.

Sin embargo, en el partido siguen cerrando la puerta a enmendar la decisión que tomó Pablo Casado hace ya casi ocho meses, e insisten en la posición de que la salida de Génova es irreversible. Algunas fuentes señalan que la operación perfectamente se puede dilatar y aplazar sine die, y reconocen que en este momento no se dan las circunstancias políticas adecuadas como para abordar una maniobra de estas características.

El PP acaba de finalizar una convención nacional que ha erigido a Pablo Casado como líder indiscutible del partido y como candidato a La Moncloa. Los populares se ven más fuertes que nunca y atisban un partido sólido, consolidado y unido. La mudanza se activó en uno de los peores momentos del PP. Acababa de fracasar en las elecciones catalanas, donde Vox se hizo con el bastón de mando de la oposición, y el partido lo achacó al calendario judicial que se activó por el tirón de la manta de Luis Bárcenas y la investigación que aún pesa sobre la reforma de Génova, convertida en 'símbolo' de ese pasado corrupto del que Casado se quería desprender. Pero ahora, el Partido Popular ha recuperado la primera posición en todos los sondeos y el análisis que se hace de puertas para adentro es que acelerar un proceso tan complejo como lo es la mudanza puede confundir a su elector, desviar la atención e, incluso, manchar su trayectoria.

La venta de Génova, por encima de 60 millones

Fuentes del partido aseguran que aún no se ha decidido cuál será el nuevo destino del partido -se siguen explorando diferentes "opciones" dentro de la almendra central de Madrid, sin concretar ninguna localización- ni tampoco qué se hará con la actual sede de Génova. Si finalmente se opta por vender, fuentes del partido conocedoras del proceso aseguran que la venta podría superar los 60 millones de euros, según el análisis del mercado que está realizando el partido.

Los cálculos del PP son más optimistas que los que en su día hizo el portal Idealista, que cifró en 36 millones la cantidad que el partido podría percibir por la venta de Génova, 13. Importante recordar que la sede, de más de 10.000 metros cuadrados incluyendo el aparcamiento de 93 plazas, fue adquirida en propiedad por el PP en el año 2006 por 37 millones de euros. La opción de alquilar el simbólico enclave popular sigue también encima de la mesa, y en esta caso el portal inmobiliario calcula que el partido podría obtener un beneficio de entre 140.000 y 160.000 euros mensuales.