Culminado su "sí" a los segundos Presupuestos Generales de Pedro Sánchez, ERC quiere seguir avanzando en la agenda de la mesa de diálogo con el Gobierno central, lo que supone alejarse un paso más de su propio socio en la Generalitat de Cataluña. Fuentes republicanas confirman a El Independiente que ambos ejecutivos "siguen trabajando de manera discreta" para propiciar un nuevo encuentro bien a finales de este año o comienzos del siguiente y evitar que ese foro languidezca como ocurrió en 2020.

La cita anterior, celebrada el pasado 15 de septiembre en Barcelona, no contó con la presencia del partido de Carles Puigdemont. Junts dio un sonoro portazo y rechazó mandar ningún tipo de representación tras negarse Pere Aragonés a que incluyera en la delegación catalana a dos de los indultados por el procés que, además, no son miembros del ejecutivo autonómico, esto es, el secretario general de la formación de JxCat, Jordi Sànchez, y el exconsejero Jordi Turull.

Las relaciones entre los socios del govern no han hecho más que empeorar

Desde entonces, las relaciones internas en el gobierno independentista no han hecho más que empeorar a pesar del convencimiento de ERC de que sus supuestos aliados acabarían sumándose a este foro político de diálogo con el Ejecutivo central. Lo último fue el plante de Junts a la reunión de Aragonés el pasado lunes con los Comunes para sacar adelante las cuentas de la Generalitat.

La portavoz de JxCat, Elsa Artadi, se apresuró a señalar que este pacto "altera la mayoría independentista" lo que es "políticamente relevante y debe tener consecuencias" al tiempo que matizó que "el Govern no pacta con los 'comunes', lo hace ERC".

En este estado de cosas y con Junts sumándose en el Congreso de los Diputados a las filas del "no" a los Presupuestos Generales del Estado, nada permite augurar que esta vez se unan a una mesa que no estará precedida, como el pasado septiembre por un encuentro entre Sánchez y Aragonés, sino que será al más técnica que política.

Las fuentes republicanas consultadas agregan que "hay cosas que no se pueden hablar en una rueda de prensa porque se trata de limar discrepancias, de establecer órdenes del día y de hacer calendarios de trabajo". "Habrá una nueva reunión y no tardará mucho y confiamos en que hay muchas. Nosotros, por nuestra parte, encantados", agregan.

En septiembre, Sánchez explicó que “hemos decidido trabajar sin prisas, sin pausa, pero sin plazos” mientras que Aragonès, si bien confirmó que las posiciones "están muy alejadas", da valor a la propia existencia de la mesa, un foro en el que se empeñó ERC a pesar de escepticismo, cuando no rechazo frontal, de Junts.

Bolaños lleva el peso de la negociación para la nueva cumbre

En torno a la misma, se sentaron en septiembre por parte del Gobierno central la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz; el ministro de Presidencia, Félix Bolaños; la de Política Territorial, Isabel Rodríguez, y el de Cultura, Miquel Iceta, aunque es Bolaños el que lleva el peso de los actuales contactos. De aquella cita cayeron los ministros catalanes Raquel Sánchez y Manuel Castells para no desequilibrar aún más el peso numérico de ambas delegaciones. Por el govern, a falta de Junts, lo hicieron la consejera de Presidencia, Laura Vilagrà, y el de Empresa y ex presidente del Parlament, Roger Torrent.

Frente al referéndum de autodeterminación y la aministía que pide Aragonés, Moncloa contrapone lo que califica de "agenda para el reencuentro", al objeto de avanzar en materias como infraestructuras, rebajar la litigiosidad ante el Constitucional, reformar el sistema de financiación autonómica -que debiera haber sido revisado, al menos, en 2014- o impulsar traspasos pendientes. Todo ello está contenido en un documento de 44 puntos que se puede consultar en el web de Moncloa.

Son temas, en principio, insuficientes para Aragonès, obligado a mantener el pulso identitario, pero sobre los que se puede ir avanzando puesto que "se trata de un dirigente con una visión práctica y pragmática", dicen de él en Moncloa, exultante tras ver despejado el camino de los nuevos Presupuestos y ahora volcada en la reforma del mercado laboral y de las pensiones.