Las elecciones de Castilla y León darán el pistoletazo de salida a la reconfiguración del espacio político nacional. La fuerza con la que cada partido llegue a unos comicios sobrevenidos y las alianzas que allí se tejan sentarán un precedente en la política autonómica y nacional. El PP lo sabe, pero Vox también. Pablo Casado ya perfiló la hoja de ruta en este aspecto en su balance de 2021, y rechazó la pretensión de Vox de entrar en los gobiernos autonómicos del PP si necesitan de su apoyo, aunque sea exiguo. La premisa de Génova es clara: si Alfonso Fernández Mañueco suma más que toda la izquierda junta -como hizo Isabel Díaz Ayuso en las elecciones del 4 de mayo-, Vox "se tendrá que retratar" y decidir si quiere apoyar al PP o posicionarse con la izquierda.

Sin embargo, los de Santiago Abascal no están dispuestos a comprar el marco que el primer partido de la oposición quiere vender hasta que se acerquen las elecciones generales. Fuentes de la dirección advierten que no respaldarán "gratis" -ya sea con un voto favorable o con una abstención- a Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León, o lo que es lo mismo: no repetirán la fórmula que aplicaron en Madrid, cuando el grupo capitaneado por Rocío Monasterio avaló con sus votos a Isabel Díaz Ayuso como presidenta. "Que nadie nos vote si pretende que regalemos los votos al PP", proclamó el propio Santiago Abascal el pasado 15 de enero en Valladolid, durante el acto de presentación de su candidato, Juan García-Gallardo.

En la dirección de Vox prefieren ser cautos respecto a las exigencias que pondrían encima de la mesa en función de la fuerza que logre aglutinar finalmente el PP en Castilla y León y el respaldo que ellos logren cosechar en la misma bolsa de votantes. Las últimas encuestas publicadas pronostican que Mañueco podría rozar la mayoría absoluta -fijada en 41 escaños- con entre 38 o 39 procuradores, por lo que, aunque Vox crezca hasta los 10 escaños -en las últimas elecciones tan sólo obtuvo un representante-, podrían no ser realmente necesarios para que Alfonso Fernández Mañueco revalide su cargo en la Junta.

Los de Santiago Abascal mantendrán la premisa de evitar por todos los medios que gobierne la izquierda, pero advierten al PP que encarecerán sus votos. "No pueden darlo por hecho", reiteran. Desinflan además el optimismo de los populares en la región, al entender que Casado y Mañueco "han perdido toda credibilidad" al ser incapaces de transmitir un único modelo de partido y una sola línea discursiva, "que es precisamente nuestro punto fuerte".

A juicio de las fuentes consultadas, el PP podría pinchar a la hora de la verdad en los enclaves más rurales de Castilla y León, donde ellos se ven especialmente fuertes. De hecho, potenciarán este punto en campaña y se volcarán en el ámbito rural. "En cada rincón habrá representantes de Vox", suscriben en el partido, donde prevén una intensa campaña con desembarco constante de líderes nacionales, entre los que mencionan, además de Santiago Abascal, a Macarena Olona, Javier Ortega Smith, Iván Espinosa de los Monteros o Jorge Buxadé.

El partido se movilizará también en las calles, y fuentes de Vox y del sindicato Solidaridad confirman que respaldarán las protestas convocadas por asociaciones y colectivos del mundo rural en la región, empezando por la movilización prevista en Burgos el próximo 26 de enero.