Madrugada del 20 de enero de 2020. La vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, aterriza en el aeropuerto de Barajas, en un avión Falcon 900 alquilado por la administración de Nicolás Maduro, pese a tener la prohibición de ingreso a los países de la Unión Europea. Allí se reúne con el entonces Ministro de Transportes y mano derecha de Pedro Sánchez, José Luis Ábalos.

9 de marzo de 2021. El Gobierno de Pedro Sánchez celebra su habitual Consejo de Ministros de todos los martes, pero esta vez, en virtud y alusión a los rescates de dos empresas por el denominado fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas, que fue creado en julio de 2020 y dotado con 10.000 millones de euros para salvar compañías «perfectamente sanas antes de la Covid-19 que, como consecuencia de la pandemia, estuvieran atravesando graves problemas de viabilidad». A la primera empresa, Duro Felguera, le fue concedida una ayuda de 120 millones de euros, a la segunda, Plus Ultra, la de la discordia, 53 millones.

Dos fechas, dos momentos y dos casos conectados por el mismo común denominador: la relación del Gobierno de España con el chavismo de Venezuela. Conversamos con Álvaro Nieto (Alcalá la Real, Jaén, 1977), director de The Objective, sobre Conexión Caracas-Moncloa (Ediciones B, 2022), el libro «que abre las puertas a las intrigas de las más altas esferas del poder, exponiendo una política de componendas, traiciones y mentiras» y que pretende, mediante los dos principales escándalos del Gobierno de Pedro Sánchez, el del Delcygate y el Plus Ultra, abordar las «oscuras relaciones que unen a ambos gobiernos».

Pregunta.- ¿Cómo surge la idea de convertir los dos principales escándalos del Gobierno de Pedro Sánchez en un libro?

Respuesta.- Escribí el libro por dos motivos. El primero, porque me parecía de justicia reconocer el trabajo que había desarrollado un grupo de periodistas al que tuve la suerte de dirigir, y que fueron los que destaparon los dos principales, como dices, escándalos que ha tenido el gobierno de Sánchez hasta el momento: el Delcygate y el Plus Ultra. Pensé que era necesario reconocer esa labor y poner sobre la mesa el trabajo periodístico desarrollado. El otro motivo por el que escribo Conexión Caracas-Moncloa es porque creo que la sociedad ha pasado página demasiado rápido. Los acontecimientos fueron lo suficientemente graves como para que deban ser investigados, porque sostengo que de ambos casos apenas se ha hecho público y conocido la punta del iceberg, un cuatro o cinco por ciento. Era mi obligación escribir el libro para que nadie olvide todo esto y para que pueda servir de acicate a otros periodistas. Y a los tribunales.

P.- Dices querer desbrozar las oscuras relaciones entre el gobierno de Pedro Sánchez y el régimen chavista de Venezuela desde la punta de un iceberg que está por ver. ¿Cómo de grande es ese iceberg?

R.- Cuando se abordan ambos casos en conjunto, junto a otros, te das cuenta de que hay unas relaciones mucho más profundas de lo que se piensa entre el Partido Socialista y el chavismo, y que estas relaciones, que comenzaron en la época de José Luis Rodríguez Zapatero, aún hoy perduran. ¿Qué vamos a encontrar debajo del agua de ese iceberg? No lo sé, pero estoy convencido de que cosas muy graves. Lo que hemos sabido hasta ahora ya lo es y, por tanto, en cuanto sigamos tirando del hilo estoy seguro de que vamos a ver actuaciones irregulares. Y no lo digo porque me lo esté inventando, los hechos ya judicializados así lo demuestran.

P.- ¿Hablas del 'caso Morodo' y las fragatas de José Bono?

R.- Sí. Junto al Delcygate y el Plus Ultra creo que son los otros dos casos más relevantes. En el 'caso Morodo' ahora mismo se está siguiendo una investigación judicial en la que se están investigando numerosas comisiones ilegales cobradas por la familia del antiguo embajador que tenía Zapatero en Caracas y por su familia, procedentes de la petrolera venezolana PDVSA. La Fiscalía tiene identificados un mínimo de 4,5 millones de euros que la familia Morodo recibió desde Venezuela entre los años 2008 y 2015 sin justificación alguna. Luego está el escándalo de las fragatas de José Bono, ministro de Defensa de la época, que es un episodio especialmente paradigmático por el que el 12 de enero de 2021 se acredita como hecho probado que se pagó una comisión de 42 millones de euros, de la que al menos, y de forma ilegal, 12 se los llevaron Salas (expresidente del Instituto Nacional de Industria) y Rodríguez-Andín (que había sido presidente de la naviera española Transatlántica). Con todo esto quiero decir que hay elementos lo suficientemente graves como para sospechar que si seguimos tirando de ese hilo, encontraremos todo lo que vaya a hacer más grande ese iceberg.

P.- Sobre el Delcygate, ¿Cómo recuerdas los días previos a destapar el caso?

R.- Fueron días de mucha intensidad y tensión. Normalmente, cuando uno tiene entre manos una información tan importante lo que tiene por delante es una carrera a contra reloj. Hay que luchar por conseguir la información lo más rápido posible sin que eso signifique lanzarse a la piscina con hechos no debidamente contrastados. Fueron días de mucha tensión e intensidad pero, creo, honestamente, que hicimos un buen trabajo.

P.- El encuentro que el ministro de Transportes de entonces, José Luis Ábalos, mantuvo con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, en el aeropuerto de Barajas, se produce el 20 de enero de 2020. Sin embargo, no es hasta el jueves 23 cuando desde el diario Vozpópuli publicáis la información pese al desmentido oficial del Gobierno en una llamada previa. ¿Hubo presiones para que no lo hicierais?

R.- Sí. Siempre digo que las presiones y llamadas son normales cuando uno es director de un medio de comunicación, forman parte de mi sueldo. Normalmente no le doy más trascendencia, porque soy consiente de que cuando se publica una información sensible, siempre va a tener la llamada de rigor de la persona, empresa o en este caso Gobierno afectado pidiendo una rectificación. Pero en este caso, y también en el del Plus Ultra, las presiones y llamadas fueron especialmente desagradables e impropias. Se sobrepasaron ciertos límites. Pero publicamos la información y supimos aguantar.

P.- Reconoces en el libro que, tras publicar la noticia, hubo un silencio que os dio miedo y un intento por tapar la información que coincidió casualmente con los primeros casos confirmados de coronavirus en nuestro país

R.- Sí. Tras la publicación de la noticia hubo una especie de vacío de dos/tres horas. Veíamos que el resto de medios no se hacían eco de ella, que nadie nos llamaba para confirmarlo. Hubo un momento de mucha incertidumbre y duda, porque al final habíamos publicado una información con el desmentido oficial del Gobierno por enésima vez cinco minutos antes. A eso se sumaron sus constantes intenciones por tapar el asunto en los días siguientes, desviando la polémica, como dices, a los primeros casos de coronavirus confirmados en España. Incluso el propio Ábalos intentó esquivar la polémica entrando en un espiral de mentiras desafortunadas que desde mi punto de vista, y el de cualquier país normal del mundo, deberían haber supuesto su cese inmediato. Hizo demasiado el ridículo.

P.- Con toda la información que manejas desde entonces, ¿Cómo responderías hoy a lo que pasó ese 20 de enero?

Algo grave tuvo que pasar aquella madrugada para que España cambiara radicalmente su posición respecto a Venezuela"

álvaro nieto

R.- Lo que sé a ciencia cierta es que Delcy Rodríguez recibió en un momento dado indicaciones de que podía visitar España una vez consolidado el nuevo Gobierno de coalición entre PSOE y Podemos, y que se dispuso entonces a organizar una visita oficial a España para ese mes de enero. Esto era un secreto a voces en Venezuela los días previos, la propia Delcy lo llegó a comentar y estuvo preparando con cierto detenimiento y mimo ese viaje. El gobierno español también sabía de él y era testigo de que el vuelo iba a producirse porque se informó así al Ministerio de Asuntos Exteriores, que no tomó ninguna decisión al respeto cuando debería de haber desviado el avión a otro país para que no entrase en el espacio aéreo europeo. Una vez que aterriza en Barajas, evidentemente, ya habían saltado las alarmas en los ordenadores de la policía, que ya sabia que iba a aterrizar una persona que no debía ingresar en España, que tenía prohibida su entrada por estar sancionada por la Unión Europea. En ese momento aparece el ministro Ábalos. ¿Qué fue a hacer allí? No lo sabremos nunca, diría yo. Ahora bien, es cierto que, hasta donde yo he podido determinar, Ábalos lo que intenta es evitar que la policía la deporte a Caracas cumplimiento con la normativa europea. Ábalos consigue así que finalmente le permitan continuar su periplo por Europa y coger un vuelo que la llevo hasta Doha a la mañana siguiente. ¿Qué paso el tiempo que estuvo Delcy en España? Sabemos que estuvo dentro de un avión y reunida en la sala vip con el ministro. Allí solo ellos saben de lo que hablaron. Pero lo que es un hecho que no admite discusión es que justo después de esa reunión, España cambia radicalmente su posición con respecto a Venezuela. Así, los datos demuestran que algo grave tuvo que pasar el 20 de enero como para provocar ese cambio del Gobierno de España hacia el chavismo.

P.- Hay un hombre clave en las actuales relaciones Caracas-Moncloa: José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Fue el quien convenció a Delcy de viajar a España?

R.- Mucha gente apunta a Zapatero porque tiene una magnífica relación con Delcy Rodríguez y además, casualmente apareció en el hotel donde estaba previsto que se alojara Delcy aquella noche, a la mañana siguiente. No es de extrañar que Rodríguez Zapatero estuviera detrás de esa visita. De hecho, creo recordar que ABC publicó recientemente que la propia Delcy le dijo a los policías en el aeropuerto que venía a visitar a «su amigo José Luis».

P.- ¿Cuánto de clave es su figura en todo esto teniendo en cuenta que sucede tras la salida de Josep Borell del ministerio?

R.- Yo creo que José Luis Rodríguez Zapatero es ahora mismo la figura clave en esta relación. El vínculo que permite la relación entre Caracas y Moncloa es él, es el español mejor conectado con el régimen chavista. Mantiene unas excelentes relaciones con Delcy y Maduro, y suele ir a menudo a Venezuela. Es de extrañar que mientras Josep Borrell (ministro de Asuntos Exteriores y actual alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea) estuvo en el gobierno, Zapatero no pintaba nada. Sin embargo, justo después del Delcygate y ya con Arancha González Laya como ministra, que había llegado al gobierno esa primera semana de enero, Zapatero pasa a ser el asesor principal en materia venezolana.

P.- ¿Molestaba Josep Borell en el Gobierno?

R.- Creo que Borrell no sale del Gobierno por Venezuela, sino porque a Sánchez le molestaba su figura dentro del consejo de ministros. Sánchez quería aprobar los indultos a los líderes del 'procès' y necesitaba que Borrell no estuviera ahí para evitar que fuera su obstáculo. Creo que Sánchez tenía muy claro lo que quería hacer con Cataluña y sabía que Borrell podía hacer una china en el zapato. No considero que su salida del Gobierno obedezca a nada que tenga que ver con Venezuela pero sí que es cierto, que la salida de Borrell y la entrada de Arancha González Laya coinciden con el Delcygate y con este cambio en las relaciones de ambos países. Lo que había sido una posición de firmeza durante el primer gobierno Sánchez con Borrell como ministro, se convierte en una relación de complicidad tras la noche del 20 de enero de 2020.

P.- ¿Cómo definirías este cambio en la relación bilateral de España con Venezuela?

R.- El Gobierno mantuvo una posición dura y firme con el régimen venezolano en línea con el resto de la Unión Europa y con Estados Unidos hasta el Delcygate. Pedía democracia y elecciones libres y, sin embargo, a partir de aquella noche el gobierno español entró en una dinámica de mucha más complicidad, y desmarcándose de la Comunidad internacional. Hay hechos que lo demuestran, y que ven nuestros socios europeos y de EEUU. El hecho de que Sánchez, por ejemplo, no haya conseguido todavía recuperar relaciones buenas con Estados Unidos tiene mucho que ver con Venezuela. En el Gobierno muchos esperaban recomponer su relación con EEUU a raíz de la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, porque entienden que es de la misma familia política, pero esto no ha sucedido porque en Washington no se fían de él. Han visto como ha permitido que entrase en suelo europeo, pese a las prohibiciones, la vicepresidenta de Venezuela, y como le ha concedido 53 millones de euros a una aerolínea conectada con el chavismo, entre otras cosas. En Washington están escandalizados.

P.- Hasta ahora no habías nombrado a Pedro Sánchez dentro de estas nuevas conexiones. ¿Qué papel juega teniendo en cuenta que durante su primer Gobierno, con Borell como ministro de Asuntos Exteriores, la relación con Venezuela continuó la senda marcada por los gobiernos de Rajoy?

Sánchez consintió la llegada de Delcy Rodríguez a España y envió de Ábalos no por casualidad"

álvaro nieto

R.- Pedro Sánchez es el personaje más importante en todo esto. Al final es el responsable último de todo lo que está sucediendo y ha sucedido en los últimos tres años. Sánchez fue quien envió a Barajas a Ábalos, y quien consintió la llega de Delcy Rodríguez a España. Y no por casualidad, sino porque era el hombre fuerte del Partido Socialista. El tema debió ser de tal sensibilidad que decidió encargarle la misión al ministro con el que más confianza tenía. Posteriormente, con el escándalo del Plus Ultra, Pedro Sánchez era el presidente que presidía el Consejo de Ministros aquel 9 de marzo de 2021, cuando se aprueba la ayuda de 53 millones de euros a la aerolínea. El máximo responsable de la concesión de ese rescate es el presidente del Gobierno, que es perfectamente consciente de lo que se está haciendo. Evidentemente con esto no estoy diciendo que Pedro Sánchez tenga conexión directa con Nicolás Maduro, ni que hablen todos los días, pero sí que es consciente y conocedor de todo lo que ha sucedido, y la prueba es que, cuando suceden ambos escándalos, Sánchez no cesa a ninguno de sus ministros. Al contrario, los ratifica y apoya. Hay que recordar que Ábalos sale mucho después del Gobierno.

P.- ¿Ha sido José Luis Ábalos el títere de Sánchez?

R.- Puede ser, aunque creo que Ábalos sale del Gobierno oficialmente por lo que publicó The Objective en el mes de octubre, porque había un sector feminista dentro del Partido Socialista que consideraba que su figura era incompatible con hacer determinadas cosas. Además, en la salida de Ábalos también tiene mucho que ver con su comportamiento durante la pandemia, con las ayudas y contratos que dependieron durante aquellos meses de su ministerio.

P.- ¿En qué beneficia a España la relación con el chavismo?

R.- A España en casi nada. Creo que la única ventaja que tiene la relación de complicidad entre ambos gobiernos son los intereses de las empresas españolas en Venezuela, que están preservados o relativamente preservados. Pero, creo, que es insuficiente. No está justificado lo que ha hecho Sánchez con Venezuela por los intereses económicos de nuestras empresas. Se podrían haber defendido de otra manera esos intereses sin necesidad de llegar a traspasar ciertos límites. Hay que recordar que tener una relación de cierta complicidad con Venezuela no es comparable a tenerla con cualquier otro socio. Venezuela es un régimen autoritario sancionado internacionalmente, un régimen que persigue a la oposición, que la encarcela, que persigue a los periodistas, que impide la libertad de prensa, que ha destruido por completo el tejido productivo del país, y que, sistemáticamente, viola los derechos humanos como reconocen y admiten todas las ONG de la zona. Todo esto ha provocado un éxodo monumental de venezolanos no solo a España vía aérea, sino a los países colindantes vía terrestre y Venezuela, a la vista está, no es referente para España. Quizás estas relaciones se den e interesen también por un complejo de cierta gente de izquierdas con el chavismo.

P.- ¿De Podemos?

Es una anormalidad democrática que no se haya abierto una investigación en el Parlamento por ninguno de los casos"

ÁLVARO NIETO

R.- Por ejemplo. El caso de Podemos es muy interesante. Es cierto que Podemos tuvo unos vínculos muy claros con el chavismo al comienzo, pero realmente a día de hoy la relación buena la tiene el Partido Socialista y el Gobierno de España. Cuando los medios de comunicación empezamos a publicar informaciones sobre sus vínculos venezolanos, Podemos, muy astutamente, empezó a deshacerse de sus conexiones en Venezuela y a abandonar cualquier presencia en el país. Hoy día yo diría que la conexión buena con Podemos la tiene Argentina.

P.- ¿Temen información comprometedora para el partido?

R.- Yo lo que creo es que es un poco extraño que Podemos, que es un partido político que siempre se ha caracterizado por criticar a las empresas, por denunciar cuando se las apoya desde el Gobierno, o que siempre ha criticado que pagan pocos impuestos, de repente, cuando el Gobierno da una ayuda de 53 millones de euros a una empresa que prácticamente no tiene actividad en España, no dice nada. Me parece una anormalidad que Podemos haya sido incapaz de criticar el rescate de Plus Ultra y me lleva a pensar que algo pretende tapar con ello. Y lo mismo cabría decir del resto de partidos que se dicen de izquierdas y que apoyan al gobierno de Pedro Sánchez dispuestos a tapar sus vergüenzas. Es una anormalidad democrática que en España no se haya abierto una investigación en el Parlamento ni a raíz del Delcygate ni del Plus Ultra. Y no se ha abierto esa investigación porque así lo ha impedido el PSOE, Podemos y sus aliados de investidura. No quieren esclarecer la verdad, ellos sabrán por qué.

P.- ¿Cómo valoras el papel de la oposición en el glose de la actuación tanto del caso del Delcygate como del Plus Ultra?

Hay políticos más preocupados por aclarar presuntos abuso de hace 40 años que por investigar el Plus Ultra"

álvaro nieto

R.- La oposición en general ha sido lenta, pero ha cumplido con su papel en ambos casos. En el caso del Delcygate se llevó a denunciar ante los tribunales, y en el caso de Plus Ultra hasta las autoridades europeas al entender que se pudo cometer una infracción de ayudas de Estado ilegales. La oposición ha cumplido con su misión, tengo más dudas sobre si la justicia ha hecho lo mismo. Porque recordemos que en el caso del Delcygate los tribunales archivaron finalmente el caso, aunque dieron por sucedido todo lo que se publicó en su momento; y en el caso de Plus Ultra, por cómo van los acontecimientos, empiezo a tener la sospecha de que va a ocurrir algo parecido. Al final el Gobierno tiene los suficientes resortes para justificar cualquier cosa, y en este caso, se dieron los 53 millones de euros a Plus Ultra con informes hechos a medida por gente dependiente del Gobierno que avalan el rescate. El Gobierno trata siempre de tapar aquellos escándalos que le afectan directamente y a la vez pretende utilizar mediáticamente aquellos que le benefician electoralmente. Por ejemplo, y en el caso concreto de estos días, es evidente que cuando el Gobierno rescata las investigaciones de los abusos a menores en la iglesia, lo hace con un interés partidista. No tiene un interés en esclarecer lo sucedido ni en hacer justicia. Hay políticos más preocupados por aclarar presuntos abusos de hace 40 años que por investigar cómo en marzo de 2021 se repartieron 53 millones de euros a una empresa que casi ni lo es.

P.- Por último. En todo lo sucedido, ¿Cuánto de importante es el testimonio de el Pollo Carvajal?

R.- Yo creo que el Pollo Carvajal está jugando. Creo que su papel ahora mismo no es relevante, pero podría llegar a serlo. Y mucho. Creo que ha intentado a evitar su extradición a EEUU contando determinadas informaciones ante el juez, sin aportar pruebas añadidas, pero que juegan a su favor para evitar su extradición. Creo sinceramente que los jueces deberían, ya que ha ofrecido colaboración, investigar y tirar del hilo antes de extraditarlo para ver si puede probar todo lo que está diciendo.