Se dijo en 2018 que Alberto Núñez Feijóo dejó escapar un tren que jamás volvería. De hecho, su renuncia a optar al liderazgo nacional del partido en sustitución de Mariano Rajoy fue una de las causas por las que Pablo Casado se animó a dar el salto de ir a primarias en un duelo donde sacó rédito del enfrentamiento a muerte entre Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal. Porque esta no es la primera crisis por la que atraviesa el PP ni será la última, pero hoy, como entonces, muchas miradas se vuelven de nuevo hacia el presidente de la Xunta de Galicia.

De todos los barones territoriales, su voz es la que más se escucha. Nadie le discute la autoridad moral a una persona que ha encadenado cuatro mayorías absolutas, diezmado desde hace tiempo a Ciudadanos y cercenado la eclosión de Vox en su territorio. En un momento de fuerte debilidad de la dirección nacional, sigue siendo un faro para no pocos dirigentes nacionales y territoriales del PP. "Feijóo sabe que es un referente -dice un alto cargo popular- y en estos momentos hay mucha gente que se siente huérfana".

El gallego es partidario de la salida de García Egea para reconducir la crisis y no cierra la puerta a un congreso extraordinario

El presidente de la Xunta ha querido alzarse sobre el ruido de la implosión del PP para criticar la gestión de esta crisis por parte de Génova, aunque salvando la figura de su jefe de filas, Pablo Casado, al que ha puesto, no obstante, deberes. Cree el presidente de la Xunta que Casado e Isabel Díaz Ayuso «se han de sentar, solos, sin intermediarios», en clara alusión al que considera el pirómano de la situación, esto es, el secretario general, Teodoro García Egea, que no es precisamente el dirigente que más adhesiones cosecha entre sus compañeros de partido, sobre todo entre los periféricos.

En esta guerra, tiene claro que si hay que sacrificar una pieza, esa debe ser el "número dos" de Génova y así lo dejó entrever en una entrevista en esRadio este viernes cuando se le preguntó explícitamente al respecto. Casado debe "hacer una reflexión, ver el estado de la solución y buscar alternativas para la resolución de un conflicto interno mayúsculo» dado que «la responsabilidad de presidir es una responsabilidad indelegable». Y si tiene que tomar esa decisión "estoy convencido de que tiene el apoyo del partido para tomarla», subrayó.

En definitiva, Casado "tiene que actuar. La dirección no está para ampliar un problema, sino para solucionarlo", al tiempo que calificó de "imperdonable" el supuesto espionaje a Isabel Díaz Ayuso para conocer los contratos de su hermano en la compra de mascarillas en plena primera ola de la pandemia.

No deja de ser llamativo que sea el barón territorial que más se ha mostrado en esta crisis y el que ha mantenido una línea más directa de comunicación con su jefe de filas, a pesar de estar en mitad de la gestión para la repatriación de los nueve pescadores fallecidos por el trágico naufragio del Villa de Pitanxo en aguas de Terranova. No se ha ocultado, como sí han hecho el andaluz Juan Manuel Moreno y el castellano y leonés Alfonso Fernández Mañueco, en su caso porque, como él mismo dijo de forma harto gráfica, "ya tengo suficiente con lo mío", que es conseguir ser investido presidente tras las elecciones del 13-F.

Moreno también tiene lo suyo, esto es, convocar a los andaluces a las urnas más tarde que pronto. Sus planes de celebrar elecciones en junio se retrasan, entre otras cosas, por recomendación de Génova, al objeto de que no se le lleve por delante el tsunami Casado-Díaz Ayuso.

Por su parte, el murciano Fernando López Miras ha hablado claro para tomar partido por Génova al calificar de "correcta y adecuada" la actuación de García Egea, con quien comparte territorio. "Sé que el trabajo, que las actuaciones del secretario general siempre están guiadas por lo mejor para el PP, y de ahí mi respaldo a la direccional nacional", afirmó no sin subrayar que confiaba asimismo en la "honorabilidad" de la presidenta madrileña.

Casado y García Egea controlan la mayor parte de las estructuras provinciales del partido

Lo cierto es que toca congreso nacional por el mes de julio y comienzan a aparecer voces que quieren una convocatoria extraordinaria que ponga fin a esta agonía, pero no sería la primera vez que un cónclave popular se retrasa por los sucesivos escenarios electorales. Precisamente, Feijóo, en la misma entrevista radiofónica dijo que “el congreso del PP tocaría más o menos a mediados de año, de acuerdo con los estatutos. Creo que no podemos llegar con esta herida abierta”, lo que parecía abrir la puerta a la celebración incluso de un cónclave extraordinario.

Es difícil evaluar las dimensiones de la penúltima crisis popular por inédita, el líder popular controla la mayor parte de las estructuras provinciales del partido gracias a García Egea, incluso con incursiones en Galicia y Andalucía, territorios de Feijóo y de Moreno, respectivamente. La solidez de este andamiaje "impide que haya ningún movimiento o rebelión" contra Casado, dice, en este caso un dirigente periférico.

Otra opción sería ofrecer la cabeza de García Egea, como pide Núñez Feijóo. Pero hay quien opina que la persona que diseñó el camino de Casado hacia el congreso extraordinario del PP de 2018 "se ha afianzado con esta crisis", porque sustituirle ahora "sería aceptar además que algo no se ha hecho bien y dar la razón a Díaz Ayuso".

En algo sí hay coincidencia entre los dirigentes territoriales que ven con pasmo cómo Madrid es, otra vez, epicentro de las broncas orgánicas. Este conflicto pilla a los barones populares en la peor de las situaciones de cara a las elecciones autonómicas de 2023. "Esperemos que esta crisis pronto" dice un presidente autonómico a El Independiente para confesar a continuación que "aún no sabemos cómo".