Noche de celebración para los populares en general y para Alberto Núñez Feijóo y Juan Manuel Moreno en particular. Los dos dirigentes que tomaron las riendas de una crisis que amenazaba con llevarse al PP por delante han firmado un triunfo histórico en un territorio que siempre les fue hostil. Pero no sólo. Este 19-J consolida el cambio de ciclo político; despeja el camino del gallego; certifica la práctica desaparición de Ciudadanos, ya herida de muerte y convierte a Vox en una formación irrelevante en Andalucía, con las consecuencias que ello pueda tener para el futuro electoral de Santiago Abascal.

Todo en un solo movimiento. Los 58 escaños de Juan Manuel Moreno repercuten de lleno en el escenario político nacional. Lo dijo una exultante Cuca Gamarra en su intervención desde la sede nacional de Génova. "Con esta victoria en Andalucía también gana en España. Creemos en la estabilidad de las mayorías. Creemos -agregó- en la grandes mayorías, en sumar". "Iniciamos una nueva etapa de una enorme ilusión y responsabilidad. Estamos más preparados que nunca", sentenció.

"El balance es escaso", dice Lastra ante los 58 escaños de Moreno

Por su parte, la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, redujo el incontestable triunfo popular a la mera consolidación de todos aquellos gobiernos que gestionaron la pandemia del Covid. Y siguió con la misma tesis al poner el acento en que, a fin de cuentas, tanto en Madrid, como en Castilla y León y en Andalucía los populares "siguen gobernando donde gobernaban".

"El balance es escaso", llegó a declarar en una intervención leída donde no dio lugar a preguntas. Tan "escaso" que "el PSOE sigue liderando las encuestas de ámbito nacional" replicó, al tiempo que vaticinó que el PP ha ido "del inmovilismo a la involución", que era, muy probamente el argumento previsto en caso de que Moreno hubiera dependido de Vox para gobernar,

Porque otra de las muchas consecuencias de este 19-J es cómo el socialismo se ha visto desprovisto del que iba a ser uno de sus grandes argumentos de los próximos meses, esto es, la dependencia de Moreno de Macarena Olona, las dificultades de la negociación, las exigencias de un Vox crecido dispuesto a tensar la cuerda todo lo que hiciera falta.

El bloque del centro-derecha se simplifica frente a una izquierda todavía muy fragmentada, lastrada en muy buena medida por el Gobierno de coalición, incapaz de sumar. Otro de los males que afectan a la izquierda, y que así reconoció el candidato socialista, ha sido la incapacidad para movilizar a sus votantes frente a un centro-derecha motivado capaz de aglutinar voto útil.

Espadas asumió su fracaso por no movilizar al votante socialista

El candidato socialista, Juan Espadas, tenía ante sí el reto de conservar, al menos, los 33 escaños que consiguió Susana Díaz hace cuatro años. No sólo no lo ha conseguido, sino que ha firmado el peor resultado del socialismo, aunque ha vencido los peores vaticinios que apuntaban al riesgo de bajar por debajo de los 30 escaños. Ese es el único consuelo para los socialistas. Espadas asumió anoche su fracaso a la hora de animar al electorado de izquierdas. "Cuando la participación es baja, es la izquierda la que suele sufrir. Era claro que con el dato de participación resultaba difícil conseguir ese objetivo". Y sobre su continuidad, se comprometió a hacer "una oposición útil y eficaz" los próximos cuatro años.

Pero no sólo San Vicente se jugaba algo en el envite sino también Moncloa y Ferraz, dado el enorme peso electoral que tiene la Comunidad más poblada de España y tradicional granero de voto socialista. Pero Moncloa ya se había puesto la venda hace tiempo, recordando que si bien perdieron el gobierno de la Junta de Andalucía en 2018, eso no le impidió a Sánchez ganar las elecciones generales un año después, y en dos ocasiones.

Es cierto que el candidato popular, Juan Manuel Moreno, ha tenido "voto prestado" de una parte del elector socialdemócrata en un inaudito trasvase de papeletas, alimentado por la propia estrategia socialista, que no tendría porqué repetirse en las locales y generales del año que viene. Pero este 19-J consolida un cambio de ciclo que ni la participación de Pedro Sánchez en la campaña ha conseguido enderezar a favor de los socialistas.

El jefe del Ejecutivo no parece tirar de la marca

El jefe del Ejecutivo no parece tirar de la marca. La gestión de la crisis del Covid sólo benefició a Salvador Illa, ex ministro de Sanidad y ganador de las elecciones en Cataluña con intervención directa de Iván Redondo. Tampoco la crisis a cuenta de la invasión de Ucrania -con plan nacional de respuesta incluido y excepción ibérica en el precio de la luz- le ha servido al Gobierno para rentabilizar apoyos. No pintan bien las cosas para el resto de los barones socialistas, temerosos de correr con todo el castigo ciudadano si antes no se celebran elecciones generales.

Las ejecutivas de los dos partidos se reunirán para analizar los resultados en un ambiente muy distinto y, en breve, Gobierno y PP deberán volverse a sentar para tratar asuntos no menores. La renovación del CGPJ y la convalidación del nuevo decreto del plan nacional de respuesta a la crisis espera a ambos interlocutores. Habrá que ver hasta qué punto, en este nuevo escenario, les interesa a uno y otro trasladar una imagen de diálogo.