En esa estrategia de acercamiento a la "gente" estrenada en Moncloa y PSOE como respuesta a los sondeos adversos que sitúan al PP como el favorito en intención de voto, Pedro Sánchez se ha rodeado este lunes en los jardines de Moncloa de 50 ciudadanos anónimos.

En mitad de una cuidada escenografía, el jefe del Ejecutivo ha anunciado que este martes el Consejo de Ministros aprobará la norma del subsidio al desempleo para las empleadas del hogar. "Ponemos fin a una situación injusta", ha dicho para agregar que uno de los objetivos de su Gobierno es "reconocer la dignidad laboral a distintos colectivos que han sido preteridos", y responder, además, a un mandato de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

En lo que puede considerarse no sólo el arranque del curso político sino de una larga precampaña electoral, ha vuelto a su discurso contra los poderes económicos, mensaje convertido en el santo y seña de un giro a la izquierda que le aproxima a la estrategia de Unidas Podemos y les achica el espacio. Sánchez ha reivindicado la "política útil" e intentado desactivar la idea "de que se elige a quien gobierna pero no a quien manda y esa percepción de que hay poderes que no se presentan a las elecciones pero son las que deciden las leyes, esas voces del poder económico por encima del que emana de las urnas y representa el poder democrático, hay que combatirla".

El jefe del Ejecutivo reitera su discurso contra los poderes económicos

No ha hablado explícitamente de las empresas del IBEX, pero era evidente que aludía a ellas cuando ha arremetido contra los que "creen que tienen el derecho a condicionar el debate en la esfera pública". Por contra, se trata de "defender el interés general frente a los minoritarios y particulares por muy poderosos que sean"

Tampoco ha dejado escapar la ocasión de referirse al PP, sin citarlo tampoco expresamente, cuando ha afirmado que "lo peor es dejar llevarnos por un discurso fácil de pregonar el desastre. No es el desastre. Frente a los profetas de la catástrofe, mirar los datos y ver todo en su amplitud". A continuación ha enumerado el crecimiento de la economía española, los más de 20 millones de cotizantes o la buena marcha de la industria y de las exportaciones, entre otros aspectos.

"Nada más lejos de mi intención de poner paños calientes, pero tampoco abonar el discurso del miedo. No caer ni en la euforia y autocomplacencia pero tampoco en el catastrofismo. Hay que ser consciente de las dificultades, pero mirar a largo plazo", ha exhortado a los 50 ciudadanos asistentes, escogidos entre aquellos que, o bien se dirigieron por escrito a Moncloa o la visitaron en alguna jornada de puertas abiertas.

Presentado por la periodista Carme Chaparro, han tomado la palabra de forma breve cinco de ellos para plantear distintas cuestiones, todo de manera muy ligth, sin poner a Sánchez en ningún aprieto. Almudena, de Tomelloso, y empleada del hogar, ha sido la primera para reclamar mejores condiciones laborales para este sector tan castigado. Niara, estudiante de Bachillerato de Rivas Vaciamadrid, ha hablado de cambio climático. Inés visitó Moncloa antes de la pandemia. Ahora profesora jubilada de Córdoba, ha puesto de manifiesto cómo la inflación dificulta la vida de los pensionistas.

Rafa, de Cullera, profesor de Educación física se ha centrado en obesidad infantil y su vínculo con situaciones de pobreza y de vulnerabilidad. Por último Mireia, de Santa Coloma, que escribió a Moncloa con 16 años, también ha planteado sus inquietudes sobre el cambio climático, pero ha sacado a colación la educación en igualdad y la violencia de género. Luego ha venido un largo monólogo de Sánchez y una foto de familia.

Mañana el plato fuerte de la jornada presidencial será su cara a cara con Feijóo en el Senado a cuenta de las medidas de ahorro energético, que derivará en una especie de debate del Estado de la Nación bis.