"Vamos a darle la vuelta al partido para darle la vuelta al país", ha sostenido la nueva líder política de Ciudadanos, Patricia Guasp, al cierre de la sexta asamblea general del partido. Por el momento, al cambio de identidad corporativa, como guiño a los valores centristas de la UCD, que ha llevado a la formación a añadir un semicírculo naranja y el color verde oscuro al fondo de las siglas, se une otros como el intento de marcar distancia con el PP y el PSOE en el discurso y la inclusión de la autodefinición de "progresista" dentro de los estatutos -Albert Rivera la retiró en la quinta asamblea de 2017-. En confluencia con las etiquetas 'centro' y 'liberal'. Ahora bien, este propósito de modificaciones puede no llegar a afectar al grupo en el Congreso de los Diputados. En la primera reunión de la nueva dirección, este lunes a mediodía, Cs ha evitado abordar la que será una de las decisiones más relevantes del inicio del mandato, y ha anunciado que será el próximo lunes cuando decida si mantiene o desplaza a Edmundo Bal como portavoz adjunto y 'dos' de Inés Arrimadas en el Congreso de los Diputados.
Al término del cónclave de los naranjas, el ya exmiembro de la cúpula, Bal, trasladaba un discurso de consenso ante los medios y cerraba heridas tras un enfrentamiento abierto desde principios de diciembre; cuando dio el paso y presentó su candidatura para liderar el partido. Para dejar de ser percibidos como "de derechas y subalternos del PP". Todo ello, tras ratificarse que él y otros treinta y nueve personas de su confianza o integradas en su lista de primarias, pasarán a ocupar el máximo órgano del partido entre asambleas: el Consejo General. Dos huecos más, de cinco, en el caso del Comité de Garantías. Algo que, según ha podido saber este medio, habría sido producto de un pacto entre 'arrimadistas' y 'balistas' a cambio de aprobarse la enmienda al artículo 71 de los estatutos. Éste, podría haber impedido al nuevo secretario general y eurodiputado, Adrián Vázquez, compatibilizar el puesto interno con la representación pública en cualquier tipo de cámara. También en Bruselas.
La integración en este órgano "es un signo bueno hacia la unidad, han sido razonables y generosos, especialmente Vázquez, que ha abierto la mano", explicaba Bal, obviando cualquier alusión a un posible pacto entre partes. Y enfatizaba, a las puertas del complejo madrileño La Nube de Pastrana, donde se ha desarrollado este fin de semana la asamblea, que ahora se abre "un buen camino" para transitar "con éxito" hacia las próximas elecciones: municipales, autonómicas y generales. Pero, según trasladan fuentes de Cs, otro de los puntos de acuerdo que podrían haberse configurado para ratificar la 'libertad' de Vázquez -quien solo tiene vetado postularse a la presidencia del Gobierno-, y como certificación de la tan ansiada adhesión de las dos grandes partes que han competido, es el mantenimiento al frente de la portavocía adjunta en la cámara baja. Un "pasteleo sano", se atreven a denominarlo.
El diputado malagueño Guillermo Díaz, que ejercerá como viceportavoz nacional, sería el reemplazo más 'natural' si Ventas decide suplir a Bal
Hay contradicciones sobre cómo se habría tomado esta decisión, así como el respaldo en la votación de los estatutos. Fuentes naranjas, algo que han confirmado también otras vinculadas a Vázquez, afirman que éste mantuvo una conversación a última hora de la noche del viernes, horas antes a que iniciara la primera jornada del congreso, con el que habría ocupado sus responsabilidades, de haber ganado la lista del diputado. Se trata del concejal del Ayuntamiento de Madrid, Santiago Saura. Desde el círculo próximo a Bal afirman desconocer si se ha producido un diálogo entre Vázquez y Saura, pero sí recalcan que, hasta el momento, "no se ha hablado nada relacionado con el Congreso".
Las posiciones al respecto, dentro del nuevo Comité Ejecutivo, están muy divididas. Perfiles como Begoña Villacís, quien ha reiterado hasta el final de la campaña interna que Bal pretendía pactar exclusivamente con Pedro Sánchez y el PSOE si llegaba al alto mando de Cs, se ubicaría en la negativa. También la propia líder política Guasp, que se ha sentido muy atacada durante la campaña y el segundo debate del lunes pasado; así como infravalorada al referirse Bal reiteradamente a Arrimadas y no a ella como aspirante. Pero sería la expresidenta quien habría tenido mayores reticencias, al no querer compartir el protagonismo de la primera línea con su, hasta ahora, "mano derecha y amigo". Un rechazo que podría justificarse tras advertencias hechas tan solo unos días atrás desde el núcleo de la candidatura de Bal, que afirmaban que buscará una segunda oportunidad en otoño, en las primarias para las generales, si no vencía a Vázquez y Guasp en el proceso que ha sellado la refundación. Tal y como ha reiterado el propio Bal hasta la fecha, la tribuna parlamentaria es el mayor foco de visibilidad ante los votantes.
Otro de los incentivos de Vázquez -que se ocupará de la 'fontanería' de las siglas- para mantener a Bal en sus competencias parlamentarias y no depurarlo una o dos filas por arriba de su actual escaño, es no fomentar un revuelo interno en el Grupo. Porque, tal y como han detallado los diputados que respaldan a Bal, en cualquier momento, y frente a represalias notables de la nueva dirección, puede iniciarse un procedimiento para retirar a Arrimadas las competencias de portavoz. "Es legal y lo podemos hacer", señalaban a este periódico antes del cierre de campaña. Ello, mediante presentación de un documento firmado a la Mesa de la cámara baja. Algo que, en principio, Bal no quiere potenciar para garantizar un ambiente de tranquilidad hasta mayo. Una de las opciones que podría haber planteado Arrimadas, sería la de conceder a Bal la secretaría general parlamentaria y situar a Guillermo Díaz en su lugar como escudero. Y es que el diputado malagueño, que ahora es viceportavoz, sería el relevo más 'natural'; añadiéndose, también, que es el único apoyo de Arrimadas entre los nueve diputados liberales.
Banderas políticas y estado de las cuentas
Al margen del 'caso Bal' y el reto de dotar de unidad a los representantes parlamentarios, sumidos en una enorme división, el primer encuentro de la directiva de Cs deberá empezar revisar cómo se asumirán las conclusiones de la ponencia de Estrategia y Valores desarrollada en la asamblea para impregnar su discurso con ello. Por el momento, las principales pinceladas dadas por Guasp competen a continuar la lucha contra el nacionalismo, rehuir del populismo y las corrientes iliberales y fomentar la centralización de la Sanidad -como principio de igualdad territorial- o la reforma del sistema de pensiones para garantizar su estabilidad.
En campaña, Vázquez se comprometió a hacer una auditoría interna al cumplirse un mes y medio de mandato para conocer el estado de las cuentas y ver las posibilidades del partido. Algo que, según han trasladado fuentes de Cs, no peligran. Concretamente, los de centro cuentan con un patrimonio neto de 11,1 millones de euros y un superávit, este año pasado, de 430.000 euros. Algo de lo que presumen, por haberlo logrado "sin casos de corrupción y sin deudas en los bancos". Aunque el alquiler del 'coloso' de la calle Alcalá, su sede nacional, no peligra, si es cierto que hasta el término del mandato de Arrimadas se han producido recortes. Mientras que el partido alcanzó los 13,2 millones de euros en 2019, disminuyó en 2021 esa cifra a 11,5 millones. Ese ajuste también ha afectado a la plantilla y a las sedes territoriales físicas. Se ha pasado de 130 empelados a entorno a 50, y a 22 sedes. Todas en alquiler.
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