Sí hay un momento clave del debate entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ese es en el que el dirigente popular abrió su carpeta, rubricó el papel y ofreció nuevamente un pacto al PSOE para que tras las generales gobierne la lista más votada. Es el enésimo intento de Feijóo para justificar un relato, el de los pactos inevitables con Vox frente a un grupo socialista que se niega a dejar gobernar al ganador de los comicios. "Hagamos un acuerdo y solucionemos lo de los pactos ya. No quiero ser presidente del gobierno si pierdo. Me comprometo a facilitar su investidura si gana las elecciones, pero, si gano yo, ¿lo hará usted? Sea democrático", le instó en el cara a cara Feijóo a Sánchez. Éste rechazaba el encargo y aconsejaba al popular llevarle la propuesta a Guillermo Fernández Vara, que no repetirá en el gobierno de Extremadura tras el pacto de PP y Vox, segundo y tercer partido respectivamente.

La propuesta de facilitar el gobierno del partido más votado es un leitmotiv en el candidato del PP desde su desembarco en Génova, desde abril del año pasado tras su encumbramiento en el congreso extraordinario de Sevilla. Entonces abogaba por diferenciar de manera lo más democrática posible y "transparente, limpia y decente (...) al que gana y el que pierde" unas elecciones. Feijóo la ha reiterado en múltiples ocasiones, siendo el antecedente más claro anterior al debate la puesta de largo del programa electoral popular. Un documento que, no obstante, no incluye mención alguna a ello. Desde la Casa América afirmó que instará incluso a los barones del PSOE para que presionen internamente y le dejen gobernar si gana las generales.

Sí queda constancia de ello, no obstante, en las medidas de su Plan de Calidad Institucional para la regeneración democrática que Feijóo firmó en Cádiz en enero como compromiso para desplegar en los primeros cien días de su gobierno. Ahí está dejar gobernar a las listas más votadas, algo que no ha ocurrido en Castilla-La Mancha ante una propuesta similar de Emiliano García-Page.

No obstante, la de facilitar gobiernos con una abstención previo pacto nacional, indican fuentes de Génova, y así no depender de terceros, en su caso de Vox, no es la única vía que ha valorado Feijóo en estos años. Aunque es la única que dadas las circunstancias podría garantizar un gobierno en mayoría simple sin requerir una reforma profunda del sistema electoral. Para el resto hay que retrotraerse hasta 2016 para encontrar la primera propuesta, la apuesta por instaurar una segunda vuelta electoral, como aplican países como Francia o en Turquía -Erdoğan tuvo que ir recientemente a esa segunda votación para garantizarse una nueva mayoría-.

Por entonces, España iba a una repetición electoral por primera vez toda la democracia tras la ruptura del sistema bipartidista, dado el bloqueo y la incapacidad de Rajoy y Sánchez de encontrar aliados con los que promover su investidura. Por eso, y para evitar un "gobierno secuestrado" o constituido por minorías -algo que el propio sistema parlamentario permite por ser proporcional y no mayoritario-, o la repetición "forzada" de elecciones, se mostraba partidario de implantar una segunda vuelta. Aunque para aquellos momentos donde no haya una mayoría suficiente para gobernar".

Ya como líder del PP, Feijóo centró la demanda del gobierno de la lista más votada a otro enfoque distinto. Una propuesta ya realizada por su antecesor Pablo Casado: que el ganador de los comicios recibiera por ello una prima de 50 escaños con los que alcanzar la mayoría suficiente para gobernar. La última vez que el popular se refirió a ello fue a comienzos de año en un acto en Tarancón (Cuenca) junto al barón castellano-manchego Paco Núñez. En referencia a un cambio de la ley electoral propuesto al PSOE Feijóo pedía que "la lista más votada tenga un plus". "Si quieren", interpeló a los socialistas, "cambiamos la ley". Ello, en vistas a sortear pactos con Vox. Y que ahora solo se podría hacer pensando en el futuro y no tendría sentido para evitar acercarse a Abascal en la próxima legislatura.

Precisamente esa prima al ganador está contemplada en Grecia -aunque se ha modificado recientemente-, a la que Feijóo ha mirado tras los últimos comicios con admiración por su solidez. "Felicidades a un buen amigo Kyriakos Mitsotakis y a Nueva Democracia por su contundente victoria electoral. Grecia va a tener un gobierno fuerte, con una mayoría amplia para poder implementar su programa sin ataduras, que repercutirá en la estabilidad de la Unión Europea", escribió el popular en redes con un mensaje claro, ya con el 23-J fijado en el calendario, y destinado a movilizar en España para no depender de Vox.

El anterior gobierno de Syriza-ANEL legisló en 2016 una nueva ley electoral que suprimía el bonus directo de 50 escaños al ganador de los comicios legislativos, para así incentivar las coaliciones y no los gobiernos monocolor. Ahora bien, la nueva norma mantiene esa prima para una segunda vuelta, de no conseguir ninguna formación configurar un Ejecutivo. Esta va de los 20 a los 50 escaños dependiendo del porcentaje de voto obtenido por el ganador: el mínimo se concede con el 25% de los votos. Por cada medio punto se da un diputado más, siendo los 50 si se logra el 40% de sufragio. Explorar una senda similar, que premie las mayorías, gustaría al PP. "Todo lo dicho tiene validez", aseguran fuentes del PP en referencia a ese amplio abanico de vías propuestas por Casado y replanteadas por Feijóo.

Aunque cabe destacar que tanto para instaurar una segunda vuelta como una prima de escaños se requiere la disponibilidad del PSOE como segundo gran partido nacional en estos momentos según los sondeos. Ello porque, aunque se requiera mayoría absoluta para una reforma de tal calado de la ley electoral, debe haber un consenso claro entre los dos líderes de bloques turnistas. Y el PSOE, que solo incluye en su programa hacer obligatorios los debates, no estaría por la labor. Sobre todo, cuando a diferencia del PP, que solo puede mirar ya a su derecha a la hora de pactar, Sánchez tiene abiertas las sendas del bloque de izquierdas o bien el nacionalista e independentista periférico.

A ello se une que la ley electoral es una norma central. De querer tocarla uno de los dos brazos del bipartidismo, algo que no se ha hecho en los últimos 40 años, debe haber una gran convicción de que la reforma es irrenunciable. Más allá del marketing electoral.

Beneficiados y viabilidad de reformas electorales

Consultado por estas propuestas para evitar los bloqueos políticos, como define el PP, los expertos cogen con pinzas estas propuestas. Primero por su capacidad de aplicación, y, segundo, por los efectos secundarios y en contra de una representación "justa" y "representativa posible". Preguntado por las propuestas de Feijóo, analista político y profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III, Javier Lorenzo, asegura que "no es nada fácil" percibir los efectos de estas reformas de producirse. Sobre la prima de escaños, cree que es "una fórmula para evitar la competición y reducir la oferta política en dos grandes fuerzas y eliminar [o no, duda] a las fuerzas regionalistas y la necesidad de coaligarte con partidos más pequeños".

Feijóo está jugando la baza de la lista más votada porque sabe que va a tener que pactar sí o sí con Vox. Quiere justificarse ante la negativa del PSOE"

Javier Lorenzo, analista político

"Berlusconi lo intentó en el poder, y le fue mal", explica, porque el denominado "premio de mayoranza" se lo llevó en la siguiente convocatoria el Partido Democrático. "Desde entonces Italia ha ido reajustándolo para ver si compensa su multipartidismo atomizado", añade Lorenzo. Insiste en que "buscar mecanismos" de este tipo, aunque "legales", para "forzar mayorías no naturales nunca sale bien". Porque, dice, "se intenta solventar un problema de falta de confianza sin hacer el esfuerzo de entender por qué el electorado ya no les vota [lo extiende también a la socialdemocracia clásica].

Sobre la segunda vuelta, Lorenzo cree que "tendría mas sentido en un sistema presidencialista", pero apunta que si el objetivo es garantizar que los dos grandes partidos clásicos, caso del centroderecha liberal y el centroizquierda, pasen a esa segunda votación, no siempre se consigue el efecto deseado. Señala a Francia, donde "llevan años enfrentándose a la extrema derecha" en esas fases electorales. "Si los partidos no hacen los deberes, no convencen, movilizan y consensuan, no sirve para nada" cambiar el sistema. Los partidos tradicionales tienen que plantearse "por qué están perdiendo voto", dado que "un sistema que ha permitido la gobernabilidad en los últimos cuarenta años no es defectuoso", asegura el analista, que apunta como causa a la nuevos votantes con aspiraciones diferentes a las de sus abuelos. Sobre todo tras la crisis económica. "Feijóo se ha beneficiado del sistema en Galicia con sus cuatro mayorías", incide.

La prima de escaños o una segunda vuelta beneficiarían a la derecha, que está tendiendo hacia la reunificación. Lo hemos visto en Andalucía y Madrid"

Jordi Sarrión-Carbonell, politólogo

Lorenzo cree que una propuesta alternativa que no requiere cambiar la LOREG es imitar el compromiso de pactos que tiene Italia, donde cada candidatura expone con quien quiere o se plantearía pactar antes de las elecciones. Para que cada elector sepa previamente qué coalición puede estar promoviendo. Con la propuesta de lista más votada, ahora "Feijóo está jugando la baza de que sabe que va a ganar pero va a necesitar sí o sí a Vox. Y sabe que en algunos sitios eso tiene un coste electoral muy alto. La propuesta es una forma de enmascarar y justificar después el pacto inevitable ante la negativa del PSOE", considera el profesor de la UC3M.

Mientras que Lorenzo considera que estas reformas, de producirse, no benefician a nadie porque "se atenta contra los principios democráticos", sobre todo si no se especifica qué prima y en qué parámetros porcentuales se establece el baremo, el politólogo y asesor de comunicación Jordi Sarrión-Carbonell apunta a un beneficio claro de la derecha. Especialmente "en un momento en el que está tendiendo hacia su reunificación". Lo ejemplifica con los escenarios de Madrid y Andalucía. "El PP tiene en su ADN intentar ser el único partido de la derecha [al igual que Sumar lo busca a la izquierda del PSOE, comenta]; la casa común de esos votantes. Tradicionalmente ha aglutinado a liberales Thatcheristas" entre otras corrientes. "Y ahora hay una oportunidad con Vox que ha dado todo de sí y ha pasado de ser un partido antiestablishment a un grupo institucional más, una muleta".

Con todo, como con cualquier mayoría absoluta se puede reformar la ley, Sarrión-Carbonell expresa que sin compromiso de PP y PSOE, no tiene sentido reformar nada que acabe derogando el rival posteriormente con otra mayoría alternativa.