Pedro Sánchez no presionará al Rey como, a su juicio, cree que están haciendo Alberto Núñez Feijóo y su partido. No pondrá pegas a que el líder del PP acuda primero a una sesión de investidura si así lo decide el jefe del Estado, por mucho que eso suponga estrecharle el tiempo de negociación con las formaciones nacionalistas e independentistas —especialmente con Junts, la fuerza cuyo apoyo le será más complicado recabar—, porque entiende que ese es el campo de actuación del monarca, y que hay que respetar escrupulosamente. Es lo que trasladan fuentes de Ferraz justo en el arranque de la ronda de Felipe VI con los líderes y portavoces políticos en la Zarzuela, que se prolongará hasta mañana martes por la tarde y de la que puede salir un candidato a la investidura, aunque no es plenamente seguro porque podría determinar que hay que dar más tiempo a los partidos para que las conversaciones prosigan.

Los socialistas echan el freno tras las palabras de ayer domingo del titular de la Presidencia, Félix Bolaños, principal negociador del presidente en funciones. El ministro, tras participar en un homenaje y acto de entrega de los restos humanos a familiares de víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura de Pajares de Adaja y Navalmoral de la Sierra (Ávila), aseguró a los periodistas que una hipotética sesión de investidura de Feijóo sería "una pérdida de tiempo" al "conocerse de antemano que el resultado va a ser un fracaso", ya que "los apoyos ya se conocen y son siempre los mismos". El líder del PP tiene imposible alcanzar la Moncloa salvo repetición electoral, ya que a los supuestos 172 apoyos que puede cosechar —los de su partido (137), Vox (33), Unión del Pueblo Navarro (1) y Coalición Canaria (1)— no puede añadir ninguno más. El PNV ha reiterado, y la última vez esta misma mañana por boca de su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, en la SER, que el PP no puede contar con la formación nacionalista porque en esa ecuación la ultraderecha sería un socio imprescindible.

Nosotros no estamos en una competición con el PP para ver quién va primero a la investidura", aseguran en la dirección de Ferraz

Ferraz no quiere ahora que se deslice el mensaje de que condiciona al Rey. De que le ata las manos advirtiéndole de que como la elección de Feijóo es imposible no puede ni debe postularle. "Nosotros no estamos en una competición con el PP para ver quién va primero a la investidura. Lo que decida el jefe del Estado siempre estará bien. No vamos a darnos codazos con Feijóo". Es decir, que la cúpula socialista da vía libre al jefe del PP para que vaya antes si quiere a la investidura. El mensaje implícito es que ese es el camino para que se cueza en un nuevo fracaso.

La dirección de Sánchez argumenta que si el líder del PP "necesita de un tercer tropiezo para darse cuenta de la realidad que le rodea", no será el PSOE el que le "quite la idea". Los dos "fracasos" anteriores, recuerdan desde Ferraz, fueron tanto las urnas del 23-J, que no concedieron mayoría absoluta a la derecha y ultraderecha, como la constitución del Congreso del pasado jueves: la izquierda mantuvo el control de la Mesa —se hizo con cinco de los nueve puestos en liza, entre ellos la presidencia de la Cámara baja, que recayó en la socialista Francina Armengol— y el PP ni siquiera cosechó el respaldo de Vox. La número dos de Feijóo y candidata a la jefatura del Congreso, Cuca Gamarra, solo obtuvo 139 síes: los de su formación (137) y los de los diputados de UPN y CC. La ultraderecha votó a su propio candidato, Ignacio Gil Lázaro, por la negativa del PP a cederle un puesto en la Mesa de la Cámara. Decisión que Génova comunicó a los de Santiago Abascal una vez se cerró el acuerdo entre el PSOE y Junts, imprescindible para que Armengol lograra la presidencia y lo hiciera incluso en primera vuelta, por 178 votos, dos por encima de la mayoría absoluta.

"Parece que Feijóo necesita más información, y si tiene que ser una investidura fake, allá él. Nosotros tenemos todo el respeto a la decisión del Rey. Naturalidad en esta cuestión y ninguna presión al jefe del Estado, como hace el PP a diario", zanjan desde Ferraz. Este mismo lunes, el vicesecretario de Institucional de los conservadores, Esteban González Pons, insistió en la Cope en que es Feijóo quien debe someterse a la investidura, al tiempo que reclamó a Abascal que "cumpla su palabra" y comunique a Felipe VI que apoye un Gobierno de su partido.

Mensaje ya previo ante su grupo

Ya el miércoles pasado, en la reunión con su grupo parlamentario en la Cámara baja, el presidente en funciones arremetió contra el PP por apremiar al monarca a que designe a Feijóo como candidato: "Vamos a pedir a los que presumen de constitucionalismo que respeten el artículo 99 de
nuestra Constitución. Porque esta no es la hora, ni de presiones al jefe del Estado, ni de cábalas mágicas. Esta es la hora de la democracia parlamentaria". Y es que el artículo 99 de la Carta Magna no impone al Rey que postule al aspirante de la fuerza más votada en las urnas, como tampoco impone que sea presidente el representante de la lista con más papeletas, sino el que tiene más apoyos en el Congreso.

En la cúpula afirman que no es problema que el debate pueda celebrarse la próxima semana, lo que acortaría el tiempo de negociación para el presidente

Dado que Feijóo no logrará ser presidente con los resultados del 23-J, que acuda a una sesión de investidura primero sí es relevante por lo que atañe a la administración de los tiempos. Los populares querrían que el debate se celebrara cuanto antes. La semana próxima incluso. Así, con la primera votación fallida se pondría en marcha el contador de dos meses, el tiempo máximo de que disponen los partidos para conseguir un armar Gobierno. Si pasados esos dos meses no hay un nuevo presidente, las Cámaras se disolverían automáticamente y España iría a las urnas otra vez a los 47 días —y no a los 54 días, dado que se trata de una repetición de los comicios—. El cálculo del PP es que el debate pueda comenzar el 29 de agosto, para que la primera votación sea el miércoles 30. Los dos meses vencerían el 30 de octubre y las elecciones, en caso de haberlas, serían el domingo 17 de diciembre, justo antes del parón navideño.

Justo el paréntesis de las fiestas hace que la siguiente fecha disponible para la investidura sea octubre. Llevar una primera votación fallida al miércoles 4 supondría que las nuevas elecciones fueran el domingo 21 de enero, por lo que la campaña, de solo una semana esta vez, empezaría el viernes 12.

En Ferraz, sin embargo, quitan hierro al hecho de que pudiera haber debate de investidura la próxima semana y que, por tanto, se active ya la cuenta atrás. El tiempo para negociar se estrecharía. "No pasa nada", responden en la dirección. Tras un primer fracaso, el Rey debería emprender una segunda ronda de consultas, de la que saliera Sánchez como candidato. Con el reloj ya en marcha, eso sí.