Ni un día ha habido de por medio desde que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz rubricaron el nuevo pacto de coalición entre sus formaciones, que incluye una de las demandas estrellas de los magentas: la reducción de la jornada laboral. Podemos, la voz más crítica de las integradas en el grupo plurinacional, aumenta la tensión con la vicepresidenta segunda del Gobierno, aunque para ello utiliza a su órbita ya externa. Tras la demanda reiterada de dar voz propia a la cuota morada, así como insistir en la necesidad de ocupar "varios ministerios". Ello, con la condición, por delante, de que Igualdad vuelva a recaer en manos de Irene Montero. Algo que Díaz y su círculo no contempla. También en el PSOE no se descarta el interés de Sánchez de recuperar una de las carteras históricas del partido.

La firma del acuerdo de gobierno ha sido precisamente el nuevo punto de inflexión. El lunes, antes de conocerse que las conversaciones comenzaban a encarrilarse, el portavoz nacional morado, Pablo Fernández, aseguraba que Sumar les mantenía informados en todo momento sobre el diálogo. Pero horas más tarde, la ministra Montero afirmaba lo contrario; que desconocía los detalles del documento que se estaba pactando. Ello ha girado el escenario, denunciando Podemos el marginamiento de Sumar hacia ellos en el proceso negociador. Este miércoles, pese a todo, el portavoz parlamentario Gerardo Pisarello, de los comunes, no veía "indicios" de que los de Ione Belarra vayan a poner en peligro una posible votación de investidura.

La reacción de los morados, que ven descafeinado los puntos de acuerdo en materia social, choca de bruces con los de Díaz. Ella misma afirmó antes de la reacción de montero que Podemos estaba al tanto del acuerdo. La postura de los de Belarra había sido, según afirmó el portavoz Javier Sánchez Serna, mantenerse al margen para negociar con el PSOE en solitario, haciendo valer la relevancia de sus siglas. Esta descoordinación entre socios pone en peligro la estabilidad en una legislatura que desde el PSOE ya buscan vender que se prolongará cuatro años en su totalidad. Desde Sumar defienden que al ser Nacho Álvarez la cabeza negociadora del mismo, su Secretario de Economía y segundo en el ministerio de Derechos Sociales, los morados estaban informados "en todo momento".

Iglesias avisa de un posible amago de voto en contra de la investidura de Sánchez por sus diferencias de Sumar"

Ante este cruce de acusaciones, figuras como Pablo Iglesias o Pablo Echenique han alzado la voz para calentar más los frentes ya abiertos, como el resquemor existente por no haber otorgado visibilidad a Podemos en las portavocías del grupo. O estar perfilándose nombres como Íñigo Errejón, Mónica García o el propio Álvarez, que ya es más afín a la ministra de Trabajo que a sus todavía compañeros, para ocupar una cuota ministerial de como máximo cinco plazas como en este momento. El primero ha denunciado lo que entiende como "amenazas" contra Podemos; el segundo considera que Díaz está abogando por técnicas propias del bipartidismo.

Confrontación directa entre Iglesias y Ada Colau

Ante las denuncias de Podemos y las afirmaciones de que desconocían el detalle de lo pactado, la líder de los comunes y concejala de Barcelona en Comú en la ciudad condal, advirtió que "la correlación de fuerzas es la que hay". Insinuando que los de Belarra deberían aceptar su situación dentro de Sumar. De no hacerlo, vino a decir, "no tendrá retorno en materia económica", o lo que es lo mismo, que quedarían en el grupo sin recursos monetarios. Un arma que Díaz utilizó para cuidarse de posibles rebeliones internas a posteriori tras las elecciones y ante un complicado acuerdo de confluencia que se prolongó hasta las últimas instancias. "Tu puedes decir que todavía querrías más, y yo también quiero más. Pero la correlación de fuerzas es la que hay (...)". No hay que dar alas a "peleas por cuotas de protagonismo", dijo Colau este martes en Cafè d'idees, un programa de RTVE en Cataluña.

Ante ello, Iglesias ha reaccionado. "Refleja una frustración autoritaria. Tener el poder de castigar para hacerse obedecer", afirmaba en un artículo de opinión en Ara. A lo que añadía un señalamiento hacia su desgaste político tras salir de la alcaldía de Barcelona: la "amenaza pública" de "quitar el dinero" de las subvenciones electorales a Podemos, algo que no puede cumplir, solo "hace visible ante todos el patetismo de su desempoderamiento". Asimismo, el vicepresidente del gobierno también avisa de que la izquierda del PSOE "no siempre quiere cumplir con lo que firma", por lo que recalca que Sumar no tiene asegurados cinco 'síes' dentro de su espacio. "Muchas no estarían donde están", sin el 15-M, sugiere Iglesias a Colau.

Echenique reitera en el intervencionismo de Díaz

Echenique, quien quedó fuera de las listas por ser del núcleo duro de Podemos y representar un perfil de confrontación ajeno al gusto de Díaz, ha denunciado este miércoles su intervencionismo. "Dijo que no había intervenido en Andalucía. Que Sumar iba a hacer primarias. Que no había vetado a Montero. Y ahora dice que Podemos conocía su acuerdo con Sánchez. Vuelve la vieja política, vuelve la mentira", ha escrito en X -antes Twitter- el exportavoz de la formación.

Las continuas salidas de tono auguran un futuro difuso entre Sumar y Podemos. De iniciarse oficialmente la legislatura tras una investidura, a los morados solo le quedaría la alternativa de entrar en otro grupo -algo difícil porque se tendría que hacer un reparto más amplio de dinero- o ir al Mixto. En el caso de repetición electoral, será difícil sellar las costuras abiertas.