El expresident de la Generalitat Valenciana Ximo Puig hizo oficial este sábado su marcha del liderazgo del PSPV-PSOE para que arranque así la transición y la elección de un nuevo secretario general en un congreso extraordinario en el primer trimestre de 2024. "Es hora de dar un paso atrás para que el proyecto dé dos adelante. Celebraremos un congreso que cimiente una alternativa potente a la UTE reaccionaria [de PP y Vox] que recorta derechos, libertades y oportunidades", defendió. "Empezamos un nuevo ciclo para el socialismo valenciano, una nueva etapa de impulso a la alternativa progresista en la Comunitat Valenciana", insistió.

Puig confirmó su despedida ante el comité nacional del PSPV, una cita en la que estuvo acompañado del secretario de Organización federal, Santos Cerdán, y a la que acudió la que es vista por ahora como la favorita para sucederle en este proceso, por la que él apuesta y la que contaría con el respaldo de Ferraz y del presidente del Gobierno: la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant. Puig querría un relevo ordenado, unitario. Pero puede que no lo consiga, porque sus críticos, encabezados por los secretarios provinciales del partido en Valencia y Alicante, Carlos Fernández Bielsa y Alejandro Soler, están dispuestos a hacer valer sus números y echar un pulso. Creen que ella no es la mejor salida y que las bases desean un "cambio de modelo".

Se barrunta, pues, una batalla interna en la que, con más de 18.100 militantes, es la segunda federación del PSOE, solo por detrás de Andalucía (43.600), y la que cuenta con un largo historial de luchas intestinas, de inestabilidad y de gestoras. Las piezas están comenzándose a colocar sobre el tablero y queda tiempo y estrategias por delante, pero ya asoman las primeras alianzas. Porque al eje Valencia-Alicante, Bielsa-Soler, se une también la tropa del exsecretario de Organización del PSOE, exministro de Transportes y exsecretario provincial valenciano, José Luis Ábalos. Y esas tres patas se reivindican como la "mayoría" dentro del PSPV.

Puig ha preparado su salida con Ferraz, y eso en principio debería reforzarle a él y a su candidata, Morant

Y es que Puig, líder de la federación desde 2012, nunca llegó a tener el control total del partido. Tampoco por completo en sus años al frente de la Generalitat (2015-2023). En 2017, su oposición interna, representada entonces por el candidato de Ferraz y de Ábalos, Rafa García, alcalde de Burjassot, logró un 42,3% de los votos. Pero ahora la autoridad interna del expresident ha ido mermando al perder el poder tras las elecciones autonómicas del pasado 28 de mayo y verse sucedido por un Gobierno de PP y Vox. Puig, sin embargo, ha preparado su sucesión con Ferraz, tanto con Santos Cerdán, el todopoderoso secretario de Organización del PSOE, como con Pedro Sánchez. Y eso, en principio, debería reforzarle a él y a su candidata, la ministra Morant, a quien el presidente está proyectando al máximo desde el Gobierno, haciendo no solo que tenga más protagonismo Ciencia, sino también buscando que tenga más presencia cotidiana en el seno del partido, ejerza de portavoz ocasional del PSOE y crezca así su perfil político.

Puig ha manejado su despedida en dos tiempos. Este sábado confirmó la convocatoria del congreso extraordinario para el primer trimestre de 2024 (faltan aún las fechas concretas). Pero ya avanzó ayer viernes que a partir de ahora "empezará una nueva etapa", porque se necesitan "nuevos vientos, nuevos cambios y nuevos liderazgos". En el cónclave se elegirá al nuevo secretario general y se votarán los nuevos órganos de dirección autonómica, sin ponencia política, al tratarse de una convocatoria extraordinaria.

"Ximo está en minoría clara en la comunidad. Antes era 'president' y ya no lo es, y una minoría no puede imponer su criterio a la mayoría", señalan los críticos

La carrera por el liderazgo de la federación, en realidad, ha comenzado ya. Este viernes, ya se daba por hecho dentro y fuera del PSPV que la candidata oficialista será Diana Morant (Xàtiva, Valencia, 1980), alcaldesa de Gandia entre 2015 y 2021 y ministra de Ciencia e Innovación desde julio de 2021 que, tras la conformación del nuevo Ejecutivo en esta XV Legislatura, sumó Universidades. En el equipo de Puig la señalan como su favorita, también como la apuesta de Sánchez, la mujer a la que el expresident querría como su sucesora de consenso, para no caer en el error de 1995, cuando Joan Lerma perdió la Generalitat y fue recompensado por Felipe González con el Ministerio de Administraciones Públicas y abrió la puerta a la descomposición interna, una crisis de la que el partido no saldría realmente hasta la vuelta al poder en 2015, ya con Puig como jefe de la federación. Ferraz, sin embargo, recuerda que no tiene ningún candidato y que decidirán los militantes. Solo ellos.

Morant no es, para los críticos, una candidata de consenso. "Ximo está en minoría clara en la comunidad. Antes era president y ya no lo es, y una minoría no puede imponer su criterio a la mayoría", apuntan desde la cúpula del aparato valenciano, contrario a Puig.

El eje Valencia-Alicante, Bielsa-Soler

La provincia más alineada con el expresident es la suya, Castellón, pero es la más pequeña en número de militantes. Las otras dos, las más grandes, están en manos de dos secretarios provinciales enfrentados a él: el de Valencia, Carlos Fernández Bielsa (Valencia, 1981), también alcalde de Mislata (44.000 habitantes) —firmó el pasado 28-M su cuarta mayoría absoluta consecutiva, con un apabullante 61,72% de los votos—, y el de Alicante, Alejandro Soler (Elche, 1972), exalcalde de Elche y diputado en el Congreso desde 2019. Ambos controlan sus respectivas provincias, como reconocen las dos partes. El ximista Samuel Falomir está al frente de Castellón.

El reparto de roles del tándem Bielsa-Soler no está definido todavía: uno podría ser secretario general y el otro número dos, o bien uno líder orgánico y el segundo, cartel electoral

Bielsa y Soler, además, actúan de manera "coordinada", como subrayan fuentes muy próximas a ambos. Su alianza ya ganó a Puig el pasado junio, cuando lograron que Ferraz aceptara sus propuestas de listas para las generales del 23-J, un golpe que dolió al expresident. En ese tándem aún no están definidas todavía las posiciones de cada uno. Uno podría ser el candidato a secretario general y el otro optar a la vicesecretaría general, o bien uno convertirse en el líder orgánico y el otro en el cartel electoral, tal y como explican desde sus entornos.

A Bielsa y Soler se les ha unido Ábalos, según confirman a este diario fuentes muy cercanas al exministro de Transportes. El exjefe del aparato federal ha perdido fuerza en su provincia, Valencia, pero aún conserva un grupo de afines cuyo líder es el alcalde de Almussafes, Toni González. "Si las bases apoyan a Diana, estupendo, pero ella no tiene reconocimiento público. Es la heredera del ximismo y en el PSPV ha sentado muy mal la operación", indican en el círculo de Ábalos. De lo que se quejan es que los portavoces de la oposición al final se han acabado marchando a Madrid —Rebeca Torró y Arcadi España, nombrados secretarios de Estado de Industria y Política Territorial—, dejando "descabezada" la federación, siendo ellos "los delfines del expresident", "mientras él se procura un retiro dorado y una sucesión de familia". Y es que ya se presume que Puig ocupará la plaza de embajador de España ante la OCDE, un puesto que desde 2018 estaba en manos del economista socialista Manu Escudero. "Es decir", resumen, "todo queda en familia sin considerar a la actual mayoría del partido, y eso la gente lo ve".

Las titulares de Hacienda, María Jesús Montero; de Educación, FP y Deportes y portavoz del Gobierno, Pilar Alegría (c), y la de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant (d), a su llegada a la rueda de prensa del último Consejo de Ministros, el pasado 12 de diciembre de 2023, en la Moncloa. EFE / ZIPI

El rechazo a Morant entre los críticos no se debe solo a su ascendencia, sino también a su perfil. No creen que ella pueda hacer oposición al actual president, el popular Carlos Mazón, desde un ministerio, "salvo que lo deje", porque "no es normal" enfrentarse a un Gobierno autonómico desde un departamento del Ejecutivo central.

Su problema, estiman, no es tanto no disponer de un escaño en Les Corts —tampoco lo tenía Puig en 2012, cuando era diputado nacional, o su antecesor, Jorge Alarte, que era alcalde, o el que precedió a este, Joan Ignasi Pla, parlamentario en el Congreso—, sino ocupar el cargo de ministra. Bielsa y Soler tampoco tienen acta en la Cámara autonómica. El primero aspiraba a ser presidente de la Diputación de Valencia, pero el PP se hizo con ella al pactar con el exsocialista Jorge Rodríguez. Y el segundo tiene asiento en el Congreso.

Llevar el órdago (o no) hasta el final

"La gente quiere un cambio de modelo", proclaman los críticos. La duda es si Bielsa y Soler llevarán su pulso hasta el final o bien acabarán aceptando un paz. Porque a quien tienen enfrente no es solo un debilitado Puig, sino sobre todo Ferraz y la Moncloa. O sea, un Sánchez reforzado que ha dejado ver su apuesta por Morant. Pero, indican en el equipo de Soler, "Ferraz no va a hacer un planteamiento contrario a la mayoría del PSPV". Es decir, que la cúpula federal, si ve que puede perder, podría aceptar la salida que le señalan los contrarios al barón valenciano.

En el entorno de Puig, dudan de que el órdago se lleve hasta el último minuto, precisamente porque sería arriesgado rebelarse contra Sánchez, de ahí que esperan que Ferraz se remangue para que Morant salga ungida. El presidente del Gobierno goza de un poder casi total en el PSOE, más aún después de lograr mantener la Moncloa tras las generales del 23-J, en las que ganó un millón de votos más. De entrada, es difícil pensar que Sánchez pueda perder un proceso orgánico. Los críticos recalcan que quieren ser "un activo para Pedro y para el Gobierno", según señalan en el entorno de Bielsa: "El objetivo es alinearnos con Ferraz y Moncloa para ganar en 2027".

La duda es si los contrarios a Puig llegarán hasta el final o pactarán. Porque enfrente tienen no solo al 'expresident', sino a Ferraz y a un empoderado Sánchez

En la cúpula federal, mientras, piden no correr tanto porque el proceso se acaba de abrir y porque la última palabra la tendrán los militantes con su voto. Y se niegan a señalar candidatos. Así que no asumen la afirmación que oficialistas y críticos repiten en el PSPV de que Morant es la apuesta de Sánchez.

Lo cierto es que se abren las costuras de una federación muy relevante para el PSOE en una región, la Comunidad Valenciana, que se convirtió en el principal caballo de batalla del 28-M y que ganaron PP y Vox. Ahora nadie se atreve a hacer pronósticos. Pero muchos coinciden en que las bases y los cuadros están revueltos porque el poder que controla el PSPV ya es muy pequeño, cuando hasta hace apenas unos meses pilotaba el mapa municipal y autonómico. Al nuevo líder le tocará gobernar sobre cenizas y conducir la nave en una dura travesía en el desierto que confían que concluya en 2027.