Junts lo quería todo y lo quería ya cuando dos dirigentes del entorno de confianza de Carles Puigdemont se reunieron con el portavoz del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Daniel Sirera, el verano pasado, tras las elecciones generales del 23-J. Los contactos entre ambos partidos han vuelto a la actualidad después de que fuentes cercanas al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, admitieran que la amnistía se estudió "24 horas" y que, en cambio, nunca se puso sobre la mesa lo que pudiera "haber sido una salida", esto es, un indulto, aunque fuertemente condicionado, que pasaba en primer lugar, porque el prófugo de la Justicia se presentara ante el Tribunal Supremo para ser juzgado. A fin de cuentas, no se puede indultar lo que no ha sido condenado.

De aquellos contactos, admitidos tanto por el PP como por Junts, los enviados de Puigdemont pusieron sobre la mesa una colección de exigencias, la mayoría inasumibles, como la amnistía de su jefe de filas, en primer lugar, y el uso de las lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados, solo para facilitar la investidura. Dos peticiones a las que el PSOE se plegó, aunque ahora Moncloa ande enredada en buscarle una salida a la amnistía, de vuelta en la Comisión de Justicia de la Cámara Baja.

Pero la lista, según ha podido saber El Independiente de fuentes conocedoras de aquellos contactos, era aún más larga, porque incluía el compromiso para celebrar un referéndum de autodeterminación; reclamaban para Puigdemont "un trato poco menos que de jefe de Estado" regresando del "exilio" -como Josep Tarradellas en 1977, tras 38 años fuera de España- y, además, abogaban por una desautorización del trascendental mensaje del Rey del 3 de octubre de 2017, cuando dio carta de naturaleza a la aplicación del artículo 155 de la Constitución. En concreto, exigían del monarca "una petición de perdón" a Cataluña.

Puigdemont quiere volver a España como Tarradellas en 1977, tras 38 años de exilio

Sirera, que siempre ha explicado que acudió a esa cita sin estar mandatado por su jefe de filas, pero al que luego informó del contenido de la misma, entendió "que aquellas eran unas peticiones de locos", según las mismas fuentes consultadas. Aún así, Génova estudio la amnistía para "rechazarla en un solo día", ha explicado el propio líder del PP en algunos mítines en Galicia con motivo de las elecciones autonómicas del próximo domingo.

De cómo se les hizo llegar esa respuesta, si fue públicamente a través de los medios de comunicación o hubo algún otro contacto, nada se sabe, pues Sirera sólo mantuvo ese encuentro en la primera quincena del mes de agosto con Albert Batet, presidente del grupo parlamentario, y Josep Rius, portavoz del partido independentista, además de estrechos colaboradores del fugado, identidad revelada meses más tarde por La Vanguardia.

Del mismo modo, las fuentes consultadas por El Independiente rechazan "las teorías conspiratorias" respecto a que el PP reveló su posicionamiento sobre los indultos en una voladura controlada para cortocircuitar las posibles "revelaciones" del prófugo de la justicia. Su críptico "todo se sabrá", lanzado en una carta remitida a todos los eurodiputados el pasado jueves, ha desatado un río de especulaciones. En Génova insisten en afirmar que "lo de Puigdemont no nos preocupa ni un minuto", y otros miembros de la dirección apostillan que éste "no tiene nada porque lo hubiera contado ya".

Génova asegura que la amenaza de Puigdemont "no nos preocupa ni un minuto"

En cambio, Junts apostó ayer por el silencio. "Lo que teníamos que decir sobre los encuentros con el PP ya lo hemos dicho, si tenemos que añadir algo más, ya lo añadiremos", dijo críptico Rius en una comparecencia pública.

Una de las grandes dudas que ha quedado flotando en el ambiente es si además de aquel contacto de Sirera, hubo algún emisario con mandato directo de Feijóo. El PP desmintió que su vicesecretario de Institucional, Esteban González Pons, se reuniera con el secretario general de Junts, Jordi Turull, el 10 de agosto en una vivienda de Pedralbes, tal y como publicaron algunos medios de comunicación.

En definitiva, salvo la del portavoz popular en el ayuntamiento de Barcelona, Génova negó en su momento más contactos con el partido del prófugo de la justicia antes de la constitución de la Mesa del Congreso -el 17 de agosto- y, a partir de ese momento, sólo hubo el trato habitual en los pasillos del Parlamento, sin intentar hacer más sondeos de cara a la sesión de investidura de Feijóo los días 26, 27 y 29 de septiembre del pasado año. Aquellas informaciones de contactos a más alto nivel se calificaron de "cotilleos" y "chascarrillos".

Ayuso y Moreno cierran la puerta a cualquier tipo de medida de gracia con el prófugo

La polémica sobre el indulto a Puigdemont siguió coleando este lunes debidamente cebada por los partidos del Gobierno y por Vox con el telón de fondo de las elecciones gallegas. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, secundó ayer las palabras públicas del presidente de su partido en una entrevista en Telecinco, aunque apostilló que "lo que hemos visto en Cataluña, a mi juicio, es imperdonable", por lo que venía a descartar cualquier indulto condicionado o no, tal y como defendieron fuentes próximas al líder del PP y este medio publicó.

En parecidos términos habló el también poderoso presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno. "Es muy sencillo: Si el señor Feijóo hubiera querido la amnistía y el indulto, sería presidente del Gobierno, porque lo que pidió Puigdemont al PSOE y al PP era amnistía e indulto. Y el señor Feijóo se ha negado rotundamente a ello siempre, siempre y, por tanto, no hay ningún tipo de género de dudas", apostilló. Pero aún así subrayó que los populares "ni queremos amnistía ni queremos indultos, ni que el señor Puigdemont se vaya de rositas después de lo que hizo, que fue un golpe de estado al Estatuto de Autonomía de Cataluña y a la propia Constitución de 1978".