Tres meses, tres elecciones. Vascas el 21 de abril, catalanas el 12 de mayo y europeas el 9 de junio. La política española se sumerge en un largo paréntesis. Un impasse que también afecta a uno de los componentes vertebradores de esta segunda legislatura de Pedro Sánchez: las reuniones bilaterales con los partidos socios del Gobierno de coalición quedan congeladas. Se retomarán cuando se haya superado la última veta volante, después de los comicios de junio. Una decisión que, lógicamente, también incumbe a la relación con Junts. No habrá por ahora, por tanto, más citas en Suiza con la delegación posconvergente, encabezada por Carles Puigdemont, y en presencia del mediador internacional.

Este viernes, a través de un comunicado conjunto lanzado a las 10 de la mañana, PSOE y ERC revelaron que también se habían reunido de forma periódica y discreta desde que suscribieron el acuerdo de investidura en Barcelona, y en presencia de mediadores internacionales. Poco después, los republicanos concretaron que los encuentros habían sido tres y que debía hablarse con más propiedad de un "equipo de mediación", formado por tanto por "más de una persona". En su nota, no dieron detalles ni de fechas, ni de lugares, ni de quiénes fueron los interlocutores, ni de quién se encarga de esa labor de verificación o arbitraje.

En el cuartel general explican que en un contexto ya electoral cada partido tiene que centrarse en su estrategia y no tiene "sentido" continuar con las reuniones

Lo que sí se afirmaba es que había sido en ese espacio de interlocución en el que las dos partes decidieron posponer la reunión de la mesa de diálogo Gobierno-Generalitat, la herramienta que ERC puso como condición para investir a Sánchez en 202o y que se reafirmó en este segundo pacto. La razón era obvia, aplazar los trabajos, "como se ha hecho en anteriores contiendas electorales". Ya era no obstante imposible de cumplir el compromiso al que llegaron Pedro Sánchez y Pere Aragonès en su entrevista en el Palau de la Generalitat el pasado diciembre. Ambos presidentes acordaron que ese foro entre gobiernos se reuniese en el primer trimestre de 2024. Y España entra ya en el paréntesis de la Semana Santa, para después encadenar tres campañas electorales consecutivas y casi sin respiro.

Lo mismo sucederá con Junts. "No habrá ya más reuniones. Todo queda en suspenso con ellos y con ERC", confirman fuentes de primer rango de Ferraz a El Independiente. En el cuartel general explican que se trata de una cuestión "lógica, de cajón".

"En un contexto electoral en el que cada partido tiene que centrarse en su estrategia, no tiene sentido continuar con las reuniones hasta que pasen los comicios. Cuando se abran las urnas, con las incógnitas despejadas, se retomará lo que se tenga que retomar. Pero no se puede estar en misa y repicando. No tiene sentido cuando además vas a ver la nueva baraja de forma inminente", añaden las mismas fuentes. En la cúpula del PSOE señalan que el criterio de Junts es compartido. Es decir, que ambas formaciones han convenido que es mejor suspender los contactos.

El pasado sábado, hace una semana, socialistas y posconvergentes informaron de que ya habían celebrado su cuarto encuentro en Suiza y con mediador internacional. En aquella cita, las dos formaciones certificaron que sus relaciones entraban en una nueva fase tras la aprobación por el pleno del Congreso —para su remisión al Senado— del dictamen de la ley de amnistía. A partir de ahora, se comenzaría a trabajar en los dos asuntos que cimentan el acuerdo de investidura firmado en noviembre: el "reconocimiento nacional" de Cataluña y el déficit de financiación. Ambas mesas, agregaron, se unirían a las que ya funcionaban sobre el impulso del catalán y la delegación de las competencias en inmigración en la Generalitat.

Competición interna

El encuentro tuvo lugar apenas 48 horas después de que Aragonès adelantara las autonómicas catalanas al 12 de mayo. Y, hasta después de este corto pero intenso ciclo electoral, no habrá en principio más reuniones.

Junts y ERC mantienen una competencia descarnada por la hegemonía del independentismo. Y cada uno intenta reivindicar los compromisos arrancados al PSOE y su pericia para negociar con él. De ahí que la cúpula de Sánchez se sienta obligada a equilibrar entre los dos socios soberanistas, midiendo cada uno de los gestos.

Los republicanos habían perdido foco. Su nota con el PSOE llega horas después del anuncio de que Puigdemont se lanza a la carrera del 12-M

El primer y el cuarto encuentro con Junts en Suiza sí que fueron publicitados, pero ninguno de los tres mantenidos con ERC habían trascendido. Los posconvergentes han presumido de que han celebrado sus reuniones con el PSOE "puntualmente", de forma mensual, y han afeado a los republicanos no ser exigentes con el partido de Sánchez. Pero los de Oriol Junqueras responden que prefieren guardar discreción, que no se sienten condicionados por las maniobras de Puigdemont y que su relación está más normalizada con los socialistas después de cuatro años de interlocución. ERC es, para el PSOE, un socio mucho más fiable y predecible, y que de hecho ha actuado como aliado en la rocambolesca negociación de la ley de amnistía.

Los republicanos, sin embargo, habían perdido foco y necesitaban algo de oxígeno. De ahí que este viernes, apenas unas horas después de que Puigdemont confirmara que se lanza a la carrera del 12-M, se diera a conocer que sí se habían reunido con una delegación del PSOE, aunque no se bajara a los detalles. Así como el enlace del presidente Sánchez con Junts es Santos Cerdán, secretario de Organización del partido, el que conecta con la cúpula de Junqueras es el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. Fue él, de hecho, quien firmó el acuerdo de investidura el pasado noviembre en Barcelona, y quien ya sostuvo la interlocución con los republicanos la pasada legislatura. La novedad es que ahora, además de la mesa de diálogo entre gobiernos, se ha sumado una mesa de partidos y con un equipo de mediación internacional. De este no se conocen sus integrantes, mientras que quien se encarga de verificar los contactos entre PSOE y Junts es el diplomático salvadoreño Francisco Galindo.

Las catalanas, el eje central

El paréntesis en las reuniones de los socialistas con sus socios puede prolongarse si el resultado de las urnas del 12-M no es claro o si Cataluña incluso tiene que acudir a una repetición electoral. Por ahora, el horizonte inmediato es la triple campaña que se prolongará hasta las puertas del verano. Los tres comicios, sobre todo los catalanes, que son la cita política central de esta primavera, repartirán nuevas cartas y pueden ayudar a despejar la legislatura de Sánchez.

En la Moncloa creen que pase lo que pase ERC y Junts seguirán teniendo incentivos para pactar con ellos

Así, los socialistas esperan un resultado muy abultado para Salvador Illa —"extraordinario", vaticinó el propio presidente desde Bruselas este viernes—, y si se convirtiera en president, sería él quien encabezase la mesa de diálogo Gobierno-Generalitat, el artefacto político exigido por ERC. Pero, a la vez, si es el primer secretario del PSC quien se hace con el Govern, podría complicarse el apoyo a Sánchez de los independentistas, al tener estos menos incentivos para pactar con el PSOE.

Pero este es un escenario con el que no cuenta la Moncloa, que interpreta que tanto ERC como Junts seguirán haciendo valer la fuerza de sus votos, siete cada una, en Madrid. Dibujar escenarios, no obstante, es pronto. Muy pronto aún.