Sorpresa mayúscula la que supone el último sondeo electoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre la contienda de comicios vascos del próximo 21 de abril. El organismo que dirige José Félix Tezanos, una vez más, rema a contracorriente de todas las encuestas privadas, aunque bajo un escenario factible dado por el empate técnico en el que están PNV y EH Bildu en estos momentos, y otorga la victoria en cuanto a porcentaje electoral a la fuerza abertzale. Pese a todo, Pello Otxandiano no será lehendakari, dado que los jeltzale siguen sumando, bajo esta perspectiva demoscópica, con el PSE-PSOE de Eneko Andueza.

La transferencia directa de voto se antoja crucial para permitir a EH Bildu pasar de 33 puntos porcentuales a entre el 34,2% y el 35,1%, y saca un margen del 1,6% a 2,5% máximo de distancia -el margen de error es de cinco puntos, pese a todo-. Si se atiende a la comparativa del sondeo preelectoral del CIS publicado el 1 de abril, antes del inicio de campaña cuatro días después, se ve un aumento claro en tres ámbitos: el traspaso de voto del PNV a EH Bildu, procedente de Elkarrekin-Podemos, y también de los nuevos votantes, los más jóvenes que participan por primera vez en una convocatoria.

En primer lugar, el actor directamente afectado es el PNV, por ser el principal competidor electoral. El partido ahora liderado por Andoni Ortuzar, de perfil moderado y que acumula a diversos votantes del centroizquierda y el centroderecha, pierde en diez días [plazo entre publicación de encuestas, no del trabajo de campo, que no se detalla con claridad] casi un punto porcentual de apoyo en favor de los de Arnaldo Otegi y Otxandiano. En concreto, los jeltzale pasan de ceder el 8,2% de su voto a EH Bildu, a hacerlo en un 9,1%. Es prácticamente uno de cada diez electores fugados. Hay que entender que el eje ideológico del votante del PNV es variado. Cotidianamente, en una escala del uno al diez donde la primera cifra es extrema izquierda y la segunda extrema derecha, el elector peneuvista se autoubica en entre el cuatro y el cinco.

El desgaste del PNV en el poder, la descomposición de Elkarrekin-Podemos y los nuevos votantes, esenciales en el ascenso abertzale"

El CIS lo fija en el 4,88 ahora de media, con un destacable 11,1% y 13% del votante que se identifica con los puestos tres y cuatro de esa escala. Lo que sería el centroizquierda y una izquierda no tan radical. Sobre el terreno, en provincias como Guipúzcoa, donde EH Bildu ganará las elecciones, hay una parte del votante del PNV que se aproxima a ese nicho izquierdista que está descontento por una gestión de la Osakidetza -la sanidad vasca-, la educación o la Ertzaintza que considera deficiente. En el aspecto sanitario EH Bildu está poniendo especial atención. Sobre todo en Álava, el territorio menos nacionalista que puede motivar su respaldo.

En segundo lugar, el mayor damnificado a nivel de pérdida de votos sería la coalición de izquierdas Elkarrekin-Podemos. La ruptura entre Podemos y Sumar, que ha emergido como nuevo actor en el tablero electoral, ha generado notable descontento entre el electorado progresista, que no ve ya a ninguno de esos dos partidos -las elecciones gallegas puede haber influido- como válido para defender sus reivindicaciones. El perfil medio es el de votante de izquierda extrema. El CIS sólo lo contempla ya en sus estudios a través de Sumar, obviando a Podemos: el respaldo magenta se aloja mayoritariamente entre el uno y el tres de la escala, siendo el primer apartado el mayoritario con más del 32% del voto. Y en ello, el partido más aproximado es EH Bildu, que sube esa cifra al 43,7%.

Sobre los estudios del 1 de abril y este miércoles del CIS, Tezanos advierte un flujo de voto morado hacia EH Bildu que pasa del 29,7% al 31,9%. Son 2,2 puntos extra para Otxandiano. Unos 1.600 votos que se suman a otros 3.600 que pasan del PNV a la fuerza abertzale como antes se mencionaba. Pueden parecer pocos, pero resultar clave a la hora del reparto provincial. Especialmente en Álava, que favorece a los partidos y las tendencias mayoritarias por la sobrerrepresentación. En total, están convocados 1,9 millones de personas a esta votación.

Por último, hay que tener muy en cuenta la atracción casi masiva que EH Bildu tiene entre los jóvenes. Según este CIS, casi cuatro de cada diez de sus votantes oscilan entre los 18 y los 34 años. En el sondeo del 1 de abril, Otxandiano era la preferencia para el 27,1% de los nuevos votantes que ahora participarán. Ahora es del 28,6%, 1,5 puntos más. Si tenemos en cuenta, según datos del Gobierno vasco, que 75.634 jóvenes votarán por primera vez, se puede decir que EH Bildu capitaliza un tercio: 21.631 apoyarán la candidatura aproximadamente. Este es el principal caladero de votos en esta edición.

Otxandiano se verá respaldado por aproximadamente un tercio de los 75.634 nuevos votantes jóvenes"

Para las nuevas generaciones, el PNV es el partido 'de los padres'. Han nacido bajo gobiernos peneuvistas, y solo han visto a un lehendakari alternativo, como lo fue Patxi López en representación del PSE-PSOE allá por 2009. La impresión que tienen es la de un partido nuevo, que no tiene vinculación con ETA, de la que desconocen su acción con profundidad. No han conocido tampoco derivadas políticas como Herri Batasuna o Batasuna. Todo eso les queda atrás. Y ven a EH Bildu como un partido conectado con banderas como la defensa de la mujer, el medioambiente, la vivienda y un amplio listado de temas sociales. Algo con lo que se relaciona menos al PNV, más centrado en cuestiones económicas, por ejemplo.

Cabe destacar que EH Bildu cala entre los abstencionistas y en 'otros partidos' como PACMA, por ejemplo. Uno de cada diez votos depositados en formaciones alternativas las capitaliza el candidato independentista. Es un arrastre minoritario, pero a tener en cuenta. Algo más de 70.000 votos procederán de la abstención al nicho abertzale, teniendo en cuenta que atrae al 10,4% de las personas que no votaron. Algo acentuado por el anterior contexto de pandemia. Dos de cada diez están indecisos y más de tres de cada diez no participarán, dicen al CIS, retornando a esa tendencia de una participación cercana al 60%.

Los flancos del PNV

El PNV 'rescata' de la abstención a algo más, al 12,7%. Al margen de las pérdidas hacia EH Bildu, el descenso de casi tres puntos porcentuales respecto a la anterior encuesta del CIS en el caso de los jeltzale se atribuye a otros factores. El primero es que desciende en 7,6 puntos la fidelidad de voto: del 70,9% hace diez días al 62,4% ahora. Ello en parte por el traslado de parte del electorado hacia el ámbito de los indecisos, que es del 17,3%. El segundo es que pese a incidir más en el PP, pierde atracción entre los socialistas. Incluso aumenta mínimamente del 0,2% al 0,5% las transferencias a Vox. Por otro lado se duplica hasta el 1,9% las personas del PNV que dicen que ahora no votarían, y se reduce a la mitad, al 1,7%, lo que Pradales 'pesca' en EH Bildu.

La movilización de indecisos y estos descontentos puede ser crucial para evitar el sorpasso. Parte de esos pueden ser perfiles conservadores descontentos con la gestión y la política de pactos que valorarían opciones como el PP. EH Bildu es el partido -junto a Vox, ambos con el 6,8%- que menos indecisos tiene, lo que evidencia el compromiso electoral en los extremos.

Hay un objeto movilizador que está afectando negativamente. El candidato siempre ha generado gran adhesión entre las filas jeltzale, porque mientras generalmente en la izquierda radical se vota pensando en ideas o un modelo social o de entender Euskadi, en las bases del PNV sí pesa el perfil que se elija. Tanto Pradales como Otxandiano son perfiles jóvenes y desconocidos -alrededor de la mitad de la sociedad vasca los conoce-, y eso puede favorecer más a EH Bildu entre los suyos que al PNV entre sus simpatizantes.