Fue hace algo más de tres meses. María Jesús Montero aterrizó en el PSOE de Andalucía como secretaria general incontestable y deseada, como la única dirigente capaz de unir y relanzar a una federación que antaño funcionaba como la maquinaria más engrasada del partido, la única que podía evitar una nueva fractura interna. Ahora, cien días después, el PSOE-A respira tranquilo, vitaminado por las "ganas", "ilusión" y "trabajo" que le pone su nueva jefa. Los nuevos aires se perciben por ahora entre los cuadros de todas las provincias, no en unas encuestas que escasean y que, por tanto, no han podido apenas medir el impacto de su aterrizaje. Montero ha logrado el cierre de filas y que los suyos resten importancia a sus resbalones de las últimas semanas. No lo achacan a la sobrecarga de trabajo, a su acumulación de cargos —vicepresidenta primera del Gobierno, ministra de Hacienda, vicesecretaria general del PSOE y líder de los socialistas andaluces—, a la concentración de poder. Ni siquiera atisban fatiga en una mujer que definen como "incombustible". El diagnóstico es coincidente: "No está cansada". Y ella, mientras, se rebela y se rearma frente a unas críticas que sobre todo arrecian desde el PP y no piensa dar marcha atrás ni abandonar antes de tiempo el Ejecutivo de Pedro Sánchez, algo que tampoco demandan sus compañeros del PSOE-A porque es precisamente esa plataforma, la del Gobierno, la que le proporciona foco y visibilidad. Justo lo que no tenían antes.

El caso Dani Alves disparó las dudas en torno a Montero. La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) que absolvió al futbolista, radicalmente contraria a la de la Audiencia de Barcelona que lo condenó a cuatro años y medio de cárcel como responsable de una agresión sexual a una chica en la discoteca Sutton de la capital catalana, la situó en el centro de la disputa política. Igual que sus palabras sobre las universidades privadas. La vicepresidenta primera, en cuanto se conoció el fallo absolutorio sobre Alves, prefirió guardar cautela, pero al día siguiente, 29 de marzo, en el congreso provincial del PSOE en Jaén, desbarró. Tachó de "vergüenza" la sentencia del TSJC, que "todavía se cuestione el testimonio de una víctima y se diga que la presunción de inocencia está por delante del testimonio de mujeres jóvenes, valientes, que deciden denunciar a los poderosos, a los grandes, a los famosos". El domingo 30, en el cónclave provincial del partido en Málaga, definió la universidad privada como la "principal amenaza que tiene la clase trabajadora", y los alumnos que cursan sus estudios en ella están, en realidad, "comprando un título".

La vicepresidenta cuestionó la presunción de inocencia, una afirmación por la que se disculpó a los tres días después de una intensa polémica

La vicepresidenta se resistió a recular —primero, simplemente se matizó a través de X—, pero al final, a los tres días, y después de una formidable tormenta contra ella, se disculpó y retiró sus declaraciones con las que había cuestionado uno de los pilares del Estado de derecho, la presunción de inocencia. El mundo de la Justicia había clamado en su contra de manera unánime, y el PP se apresuró a pedir su dimisión. Montero aceptaba dar un paso atrás, no sin antes advertir de que lo importante era el "fondo", que las mujeres, a raíz de la sentencia absolutoria del futbolista, no sientan miedo a la hora de denunciar la violencia contra ellas. Y lamentaba que las asociaciones de jueces y fiscales no se expresen con "la misma contundencia" cuando quienes atacan sus resoluciones son las derechas.

El Ejecutivo y el PSOE, hasta su petición pública de perdón, se había visto obligado a un cierto contorsionismo verbal para, a la vez, rechazar el fallo del TSJC sin replicar las palabras de Montero y defender a la número dos. Sus disculpas ayudaron a liberar la presión y el partido consideró zanjada la polémica. Y sobre las universidades privadas, ella en realidad abrió el debate: Sánchez, el lunes 31, cargó contra los "chiringuitos" que regalan títulos y aceleró el engranaje del Gobierno para endurecer los requisitos de exigencia para los nuevos campus, para asegurar un mínimo de "calidad" en ellos. No se trataba de cuestionar la privada en su conjunto, sino las universidades "malas". Una batalla ideológica que ayudaba, sobre todo, a la propia Montero en su duelo con el presidente de la Junta, Juanma Moreno, y a Óscar López, compañero de Gabinete y líder de los socialistas madrileños.

La guerra arancelaria de Donald Trump y que Sánchez promocionara al titular de Economía, Carlos Cuerpo, y le encomendara la negociación con los grupos, suministró más munición al PP, que en los últimos días ha continuado con sus ataques a Montero, exigiéndole su dimisión. La considera "cesada de facto", según la pintó la número dos de los conservadores, Cuca Gamarra. "Para estar cesada vaya si están empleando tarea en intentar desgastar mi imagen", se revolvió la vicepresidenta en la última sesión de control al Ejecutivo en la Cámara baja.

Y es que esa es una de las lecturas que sacan en el PSOE-A. Que el PP la ha colocado en el centro de la diana por "nerviosismo", porque le tiene "miedo". "Su actitud indica que la decisión de que ella haya asumido el liderazgo del partido no es mala", subraya uno de los cargos más relevantes del socialismo andaluz. "Es verdad que Moreno no acusa desgaste como para que se le desmiembre su Gobierno, pero sí ven en el PP a María Jesús con cierto temor, porque tiene las condiciones idóneas. El PP comete el error de haberla aceptado como candidata con capacidad de pugna y eso le da vuelo", asegura un responsable de un aparato provincial. "Es que todo lo que haga supone un ataque del PP. Todo lo que haga o diga... es una estrategia del PP porque creo que la perciben como un peligro para ellos", perciben en el círculo de Susana Díaz, expresidenta de la Junta y exlíder del PSOE-A. Para el anillo más próximo a Montero, ella ha entrado con buen pie porque "marca la agenda política en Andalucía, incluso en España", abriendo debates como el de la sentencia de Alves o la quita de la deuda autonómica.

Es verdad que Moreno no acusa desgaste como para que se le desmiembre su Gobierno, pero sí ven en el PP a María Jesús con cierto temor, porque tiene las condiciones idóneas", asegura un cargo provincial

"Y si el PP le pone en el foco —continúan fuentes muy próximas a la vicepresidenta—, es porque quiere desgastarla, es un síntoma de nerviosismo. Antes de que ella llegara, eso no lo habíamos visto". La propia jefa de los socialistas andaluces lo denunció el pasado viernes en rueda de prensa en Sevilla, tras reunirse por primera vez con el reelegido líder de UGT-A, Óskar Martín: "Es obvio que el Gobierno de Andalucía está nervioso y preocupado por mi paso adelante". "Me parece una actitud infantil, pero evidentemente cada vez que hacen eso se nota el miedo. Y tienen miedo a mi persona, miedo electoral", añadió sobre las embestidas del PP andaluz y de la Junta a propósito del mayor protagonismo de Cuerpo en la negociación del plan antiaranceles.

Fuera del Gobierno en cuanto arranque la campaña autonómica

En el seno del Gobierno de coalición, se oyen voces aisladas y no representativas del sentir general que empiezan a cuestionar a Montero. Que creen que le pasa factura su multiplicidad de cargos. "Demasiados mítines y a cualquiera le puede pasar. Si hablas mucho corres más riesgos", asevera un miembro del Gabinete. "María Jesús lleva cometiendo errores sin parar desde los cinco días de reflexión que pidió Pedro. Vuelve loco al Gobierno, y también a los ministros del PSOE", apuntala otro, este de Sumar. En el núcleo duro de Sánchez desmienten que se haya instalado en el ala socialista un cuestionamiento de la vicepresidenta.

Las voces que en el Ejecutivo cuestionan a Montero son aisladas y no representativas del sentir general. Ella se rebela contra los reproches "machistas" que arrecian desde el PP por su 'pluriempleo'

La crítica a Montero por su mochila de cargos es constante en el PP. Desde el principio. Ella misma se ha rebelado contra ese misil, alegando que Javier Arenas compatibilizó los cargos de ministro de José María Aznar y hasta vicepresidente del Gobierno con el de presidente del PP andaluz (1993-1999 y 2004-2012), y en aquellos años no se le reprochó falta de capacidad. La política sevillana ha denunciado que tras esas acusaciones lo que subyace es un poso "machista". En su entorno lo ilustran con un ejemplo: cuando quien acumula cargos y gana peso es un hombre, se habla de superministro, y en su caso se usa en su contra como una herramienta de combate.

Montero no va a renunciar a ninguna de sus responsabilidades por ahora. Ni Sánchez baraja descargarla de ocupaciones, como confirman a este diario fuentes de la Moncloa. "Llega a todo y lo hace muy bien", valoran desde el corazón del Gobierno. La vicepresidenta sigue siendo la mano derecha de Sánchez, en el Ejecutivo y en el partido, y si no ha asumido las conversaciones sobre el paquete de respuesta a la guerra arancelaria de Trump no se debe a la falta de confianza del jefe, sino porque Comercio depende de Cuerpo y es además él quien lleva la interlocución con la Unión Europea, la competente en la política comercia de los Veintisiete. La titular de Hacienda es, junto a Félix Bolaños, una pieza clave en el engranaje del Gabinete. Sobre ambos, y sobre Santos Cerdán, secretario de Organización federal del PSOE, recae la negociación con todos los socios de investidura.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a las vicepresidentas primera y segunda, María Jesús Montero (c) y Yolanda Díaz (d), en el pleno del Congreso el pasado 26 de marzo de 2025. | EUROPA PRESS / EDUARDO PARRA

La previsión, por tanto, es que Montero continúe como número dos del Ejecutivo hasta que Moreno convoque las autonómicas andaluzas, previsiblemente para la primavera de 2026. La ley electoral regional, en su artículo 4.3.i), excluye a ministros y secretarios de Estado como candidatos. Es decir, que Montero tiene de plazo máximo para abandonar el Gobierno central el momento en que se registren las listas a las autonómicas. Dicho de otro modo: en campaña ya tendrá que estar apeada del Ejecutivo de Sánchez.

Llega a todo y lo hace muy bien", valoran en la Moncloa. "¿Dónde está la incompatibilidad?", se pregunta un mando provincial, "¿no era Arenas ministro y a la vez oposición a Chaves y Griñán?"

Pero es que el PSOE-A no quiere que deje el Gobierno antes de tiempo, precisamente porque entiende que su presencia en él le da una visibilidad extra que le ayuda. Por mucho que a veces sea difícil conciliar el discurso de miembro del Ejecutivo en toda España y de oposición en Andalucía. "Eso lo hizo Arenas y acabó obteniendo el mejor resultado para su partido en 2012", aunque no pudo gobernar por la suma de PSOE e IU, apunta un importante dirigente provincial. "¿Dónde está la incompatibilidad? —se pregunta un responsable de un aparato en una provincia— ¿Qué problema hay en ser ministro y candidato? Pero es que lo de ser oposición y gobierno a la vez pasa en todos los niveles, ¿o no es un alcalde andaluz del PP oposición al Ejecutivo central, no es Juanma Moreno oposición a Pedro Sánchez, no era Arenas ministro y a la vez oposición a Manolo Chaves y luego a Pepe Griñán? Es que la Junta también hace de oposición a los ayuntamientos del PSOE. Lo que hay son niveles diferentes. Con María Jesús el PP emplea un tonito que no es adecuado. Lo que existe es una falta de respeto institucional hacia ella. Patriota es ser también respetuoso con la institución".

"Gracias a Dios ella tiene foco"

En opinión de otro secretario de Organización, a fin de cuentas las responsabilidades de Montero son, básicamente, dos: "Ministra de Hacienda y candidata en Andalucía, porque ser vicepresidenta no le da más competencias y no ejerce como vicesecretaria general del PSOE porque el partido lo lleva Santos [Cerdán]. Ella ya ha hecho lo que tenía que hacer como secretaria general del PSOE-A: garantizar la unidad del partido, trasladar la imagen de que el partido ha vuelto. Ahora son los cuadros del PSOE-A los que llevan la maquinaria, ella lo que tiene que hacer es de relaciones públicas. No tiene sobrecarga, lo que pasa es que dirige un ministerio muy potente".

Montero quería acelerar en lo posible la renovación interna para volcarse en la preparación de las autonómicas. Ya están cerrados los congresos provinciales y antes del 31 de mayo deberán estar concluidos los cónclaves locales en toda la federación

Una de las primeras decisiones que tomó Montero al asumir las riendas del PSOE-A era acelerar la renovación interna. Impuso que los ocho congresos provinciales se celebraran en dos fines de semana —el último de marzo y el primero de abril— y ahora su dirección, a través del secretario de Organización regional, Paco Rodríguez, ya ha trasladado que los cónclaves locales han de estar liquidados para el 31 de mayo. El objetivo es que el partido esté a punto cuanto antes para dedicarse desde ya a las autonómicas y luego a las municipales y generales. Los congresos de las provincias "han ido bien", resumen desde el entorno de la secretaria general, porque en cinco de ellos se aplacó el conflicto y en otro (Sevilla) nunca se atisbó alternativa a su actual líder y presidente de la Diputación, Javier Fernández de los Ríos. En Jaén y Cádiz sí hubo primarias, pero sus respectivas ejecutivas recibieron un apoyo más abultado, síntoma del cierre de la brecha interna.

La vicesecretaria general del PSOE andaluz, María Márquez, y el secretario de Organización regional, Paco Rodríguez, en la clausura del 15º Congreso de los socialistas andaluces, el pasado 23 de febrero de 2025 en Armilla (Granada). | EUROPA PRESS / FRANCISCO J. OLMO

"Arremeter contra ella por sus cargos es intentar desacreditarla y desestabilizarla. No hay nada peor para un político que pasar desapercibido", estiman en la cúpula del PSOE-A. Tanto en el puente de mando regional como en los aparatos provinciales, igual que entre los próximos a Susana Díaz, señalan que la visibilidad que confiere a Montero su presencia —y de mucho peso— en el Gobierno es una ventaja, sobre todo si se compara con lo que ocurría con su antecesor, Juan Espadas, que apenas lograba sacar la cabeza. "La relevancia política del PSOE-A jamás la hemos vivido así. Es una oportunidad que tenga dos cargos, en Madrid y aquí: es ella la que marca la agenda en Andalucía", resalta un alto mando de la cúpula autonómica. "Gracias a Dios ella tiene foco", resume un cuadro provincial. "Antes Espadas se equivocaba permanentemente y nadie se enteraba porque era irrelevante. Ella tiene mucha capacidad intelectual, mental y de trabajo, y tiene ganas", sostiene una dirigente cercana a la expresidenta de la Junta.

No hay nada peor para un político que pasar desapercibido", estiman en la cúpula del PSOE-A. En la federación se aplaude que su jefa tenga mayor proyección que la que tuvo su antecesor, Espadas

Hay responsables relevantes que entienden que, una vez cerrados los congresos provinciales —y en poco más de un mes estarán listos los locales—, Montero deberá "planificar metódicamente" su presencia en Andalucía, que ahora se concentra sobre todo al final de la semana, de jueves a domingo. "Todos querríamos que estuviera todos los días, pero por esa regla de tres yo también querría que estuviera sobre todo en mi provincia —manifiesta un responsable de Organización—, pero todo no puede ser. Ha montado una buena estructura para suplir esas ausencias y ha puesto el aparato a funcionar". La secretaria general designó como su número dos y portavoz parlamentaria a la joven onubense María Márquez —35 años en mayo— y como su tres y jefe del aparato regional a Paco Rodríguez, de 55, regidor por mayoría absolutísima de Dos Hermanas, además de coordinadores de las áreas que irán llenando de contenido el programa de las autonómicas. Y compuso una ejecutiva de integración, refrendado por el 94,5% de los delegados en el congreso andaluz de febrero. "Ella tiene un equipo, delega y nos reunimos semanalmente. Pero ella está muy encima de los temas", indica uno de los dirigentes fuertes de la cúpula.

La financiación autonómica, pendiente todavía

Pero aunque Montero continúe en el Ejecutivo de Sánchez, lo previsible es que vaya evitando los asuntos conflictivos según se vayan acercando los comicios autonómicos. "Lo que yo pienso es complicado en la práctica —opina una baronesa provincial—. Creo que debe mantener el Gobierno para resolver temas estratégicos de Andalucía, pero lejos de otras guerras que en Andalucía nos desgastan". El ejemplo claro es la financiación singular de Cataluña, el punto central del pacto de PSC y ERC que dio la investidura a Salvador Illa. Nada se ha avanzado aún de manera sustancial, sobre todo porque se tiene que traducir en un difícil acuerdo en el Congreso. En la cúpula del PSOE-A dan por hecho que en esta legislatura será imposible sacar adelante un nuevo sistema de financiación autonómica por el rechazo (y las distintas posiciones) del PP.

Entonces, si no hay sobrecarga, ¿qué explica el patinazo de Montero sobre el caso Dani Alves? Quienes estaban con ella aquel sábado, en el congreso del PSOE de Jaén, se dieron cuenta enseguida de la metedura de pata, pero cuentan que ella quería "abrir el debate" sobre la sentencia del TSJC y sus consecuencias para las mujeres. "No fue por cansancio, para nada", recalca uno de sus dirigentes de máxima confianza. ¿Y por qué tardó tres días en rectificar? "Ella es de convicciones fuertes, no soberbia. Es de ideas claras", responde esta misma fuente, que agrega que con sus palabras sobre las universidades privadas también quería "abrir el debate", porque "los criterios de apertura de nuevos centros se han relajado" y en Andalucía, con Moreno en la Junta, "han aparecido como setas".

Montero quiso "abrir el debate" sobre la sentencia del TSJC sobre el futbolista y sobre las universidades privadas. Los suyos no le dan más vuelo a sus palabras, porque "pidió disculpas y lo aclaró"

Otros responsables hablan de "lapsus" sin demasiada importancia, y también incluso de la necesidad que ella tiene de "arriesgar" más en su condición de candidata —"no solo es ministra, como nuestra representante a la Junta debe dar un pasito más, y cuanto más arriesgue, más expuesta está a cometer errores"—. "No hay que darle más importancia que la que tiene. No lo expresó bien, pidió disculpas y lo aclaró. [Alberto Núñez] Feijóo también se equivoca cada vez que habla y nadie le exige nada", opina una parlamentaria regional. "Problemas los tendrán otros que tienen los contratos del Servicio Andaluz de Salud en los juzgados", tercia un mando provincial, apuntando a las causas judiciales por el fraccionamiento de adjudicaciones del SAS que ya suman un cuarto alto cargo imputado.

Todos los dirigentes consultados por este diario insisten en que el ánimo del PSOE-A ha cambiado por completo desde enero, desde que Montero sucedió a Espadas. Las bases están "animadas", se percibe un mayor optimismo y movilización, y lo prueban, aseguran, los aforos llenos hasta la bandera en los pasados congresos provinciales, y la mayor unidad interna. Ahora, una vez concluidos los procesos orgánicos, a falta de la renovación local, y materializados los cambios en el grupo parlamentario —con María Márquez como portavoz—, los nuevos equipos ya confeccionados y la "brecha abierta por la sanidad", el mensaje interno es que hay que ir "a por todas", como resume un máximo cargo provincial. Y a eso ayuda que "María Jesús es incombustible, que no se cansa", apostilla otro responsable. No hay publicadas apenas encuestas y la siguiente del Centro de Estudios Andaluces (Centra), dependiente de la Consejería de la Presidencia e Interior de la Junta y comparable al CIS, se dará a conocer en las próximas semanas. En la dirección del PSOE-A aseguran que no tienen todavía sondeos internos, aunque los encargarán antes del verano. Los socialistas creen que un primer indicio de la erosión de Moreno puede ser el descontento ciudadano con la gestión de la sanidad andaluza, como probó, arguyen, la manifestación del pasado 5 de abril en Sevilla contra el "desmantelamiento" del sistema en la comunidad, marcha secundada por 20.000 personas (100.000, según los convocantes).

Debe mantener el Gobierno para resolver temas estratégicos de Andalucía, pero lejos de otras guerras que en Andalucía nos desgastan", opina una baronesa provincial. Un caso claro, el 'concierto' catalán

Montero está convencida de que su irrupción en la política andaluza no es indiferente para un presidente de la Junta que hasta ahora navegaba plácidamente poniéndose "de perfil" ante los problemas, "sin ambición". "Al PP le interesa dar sensación de que tiene alfombra roja en Andalucía. Pero ojo, se puede puede equivocar porque puede hacer que su gente se confíe demasiado", advierten fuentes muy próximas a la vicepresidenta primera. El reto que tiene por delante es mayúsculo. No solo intentar recuperar la Junta para los socialistas —o, al menos, arrebatar la mayoría absoluta a Moreno—, sino regar y reavivar para las generales el granero que Andalucía siempre fue para el PSOE.