Pedro Sánchez como trasunto del estado de ánimo del PSOE. "Me ha impactado su físico. He estado con él y está en los huesos. Está muy delgado". Un barón autonómico describía, probablemente sin quererlo, no solo la apariencia del presidente del Gobierno, con varios kilos menos por el padecimiento personal de la "traición" de quien era hasta hace tres semanas uno de sus máximos colaboradores, Santos Cerdán, hoy en prisión por presunta corrupción. También pintaba el ambiente sombrío, escéptico, abatido que inunda el partido y que lo asfixia y le deja sin músculo. Y ese clima oscuro no lo cambió el comité federal de este sábado.
El secretario general sabía que afrontaba una reunión dura del máximo órgano de poder del PSOE. La salvó. Ocho larguísimas horas de debate y medio centenar de intervenciones certificaron que cuenta con el respaldo orgánico necesario para continuar con su estrategia de intentar resistir, no por el mero hecho de aguantar, sino para proteger el legado del Gobierno progresista de estos siete años y seguir "avanzando".
Salazar tuvo claro "desde el principio" que tenía que renunciar, pero lo cierto es que la presión antes del comité iba creciendo. La acusación de acoso era inasumible para un partido avergonzado también por las grabaciones de Ábalos y Koldo sobre prostitutas
No era una sorpresa. Sánchez controla su partido, es un hecho desde hace muchos años, y la Moncloa es el palo mayor al que todos necesitan aferrarse. Las voces críticas fueron mínimas, como también se esperaba. La del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que le pidió cuestión de confianza o elecciones —y cuyo discurso fue replicado con dureza por varios ministros por su "hipocresía" y por caer en la "trampa" del PP— y la de la alcaldesa de Palencia y secretaria provincial, Miriam Andrés, que le planteó abiertamente que no fuera el candidato en las próximas generales. Pero ese cierre de filas, patente e inequívoco, apenas podía disfrazar que el PSOE es ahora mismo un partido sumido en la desolación, en la tristeza. Que no sabe cómo huir de la zozobra por las siguientes derivadas que dé el caso Cerdán y los informes de la Guardia Civil que estén por salir. Pese a la adversidad, eso sí, el PSOE quiere darse una oportunidad más, e intentar capear la tormenta, dar la batalla frente al PP y Vox.
Sobre el papel, el plan podía funcionar. Sánchez había adelantado la víspera la renovación de su primera línea de mando, con la idea de sosegar en lo posible los ánimos. La valenciana Rebeca Torró, nueva secretaria de Organización, acompañada de tres adjuntos, Anabel Mateos, Paco Salazar y Borja Cabezón. La catalana Montse Mínguez, nueva portavoz, y a su lado Enma López como su adjunta. Nuevos rostros (algunos) para un nuevo tiempo. Pero a la 1.08, de madrugada, nueve horas antes del arranque previsto del comité federal, elDiario.es publicaba una noticia que agujerearía la hoja de ruta del presidente. Varias mujeres acusaban a Salazar de "comportamientos inadecuados" cuando era su jefe. Una auténtica bomba. Un obús en la línea de flotación de Sánchez, porque el dirigente sevillano ha sido durante años un hombre de su máxima confianza, el eslabón que unía la Moncloa y el partido.
Salazar no acude a Ferraz
Según el relato del Ejecutivo, Salazar tuvo claro "desde el principio" que tenía que renunciar, que no podía "huir" hacia delante, que no podría levantar esa acusación aunque estaba seguro de su inocencia. Pero el golpe vapuleó a los miembros del comité. Los cimientos de la casa socialista volvían a agitarse. El partido, y especialmente sus mujeres, había asistido con náusea a la publicación de las grabaciones entre el exministro José Luis Ábalos y su exasesor Koldo García en las que se les escuchaba hablar de sus citas con prostitutas como si fueran meros objetos. El propio presidente se había reunido el viernes por la tarde con las feministas del PSOE para pedirles perdón y anunciarles que se reformaría el código ético para poder echar a los puteros. El misil Salazar iba directo al pecho de Sánchez.
El sevillano no ocupó el cargo para el que Sánchez le había elegido y también abandona la Moncloa. Lo ocurrido dibuja un presidente lejano a lo que ocurre en su círculo más próximo
A la entrada de Ferraz, la ministra Pilar Alegría defendió sorpresivamente al dirigente sevillano. Era un hombre "íntegro". Fue la única (y lo hizo, explicaban en su entorno después, porque es la portavoz del Gobierno). Adriana Lastra, número dos del partido entre 2017 y 2022, advertía de que no podía ser "nombrado". Y ministros como Diana Morant y Ángel Víctor Torres se mostraron cautos. Salazar, finalmente, renunció. No llegó a aparecer por Ferraz en toda la jornada. Solicitó ser apartado de la nueva dirección y abandonó su cargo de secretario general de Coordinación Institucional en la Moncloa. Partido y Gobierno prometieron investigar los hechos, de los que decían no tener ninguna constancia.
La caída de Salazar no era anecdótica. Era el tercer hombre del círculo más estrecho de Sánchez al que tenía que apartar. En su equipo indicaban que no sabía nada, que nunca llegaron denuncias. En el partido circulaban hace tiempo acusaciones contra Salazar, pero parecían no pasar de rumores. Pero evidentemente, había algo más. Lo sucedido ahondaba la sensación de crisis y también de aislamiento de un Sánchez lejano a lo que ocurre en su círculo más próximo. Salazar era uno de sus apoyos más sólidos desde 2017, y su trayectoria con él discurrió en el arranque al lado de Ábalos y Cerdán, con los que formaba tripleta en la dirección.
Los ajustes en la cúpula son limitados. Son nueve las salidas y cuatro las entradas. El líder pasma a muchos al mantener, y en un puesto relevante, al adjunto de Cerdán. También incorpora a Antonio Hernando
El presidente, en cualquier caso, tuvo que recomponerse. Amortizó la segunda adjuntía de Organización pero parte de las competencias que iba a ejercer el dirigente andaluz, Acción Electoral, se las endosó a Torró, a su nueva número tres. Y presentó entonces su nueva dirección al completo. Un lavado de cara, poco más, nada de revolución interna. Ajustes limitados, como él había adelantado.
En resumen: la proyección de Torró y sus dos ayudantes en Organización, de Mínguez y de López; la salida de nueve dirigentes —entre ellos, la hasta ahora portavoz, Esther Peña, y de uno de los hombres de Cerdán, Javier Alfonso Cendón—, y la entrada de otros cuatro, singularmente Antonio Hernando (nuevo vocal), uno de sus dirigentes de confianza, a quien eligió como su primer portavoz parlamentario y que es desde hace casi un año secretario de Estado de Telecomunicaciones. El líder pasmó a muchos en el partido al mantener en la dirección a Juanfran Serrano, adjunto de Cerdán en el aparato, y en un puesto nada modesto, el de secretario de Política Municipal. Cambios bastante discretos y, en algunos casos, sin explicaciones evidentes.
Un partido de gente "humilde" que no "mete la mano en la caja"
Pero si algo tiene claro Sánchez, y eso fue lo que trasladó a sus compañeros del comité desde los primeros minutos de su intervención inicial, en abierto [aquí en PDF], es que no tirará la toalla. No piensa dimitir, irse, ni convocar elecciones. "Comparezco ante vosotros", les dijo, "con el corazón tocado, pero también con la determinación intacta y con las mismas ganas de plantar cara a la adversidad y de volver a superarla. Porque si alguien tenía dudas, nosotros vamos a seguir avanzando. No vamos a rehuir este desafío. Vamos a hacernos cargo de la situación y vamos a derrotar la corrupción, tanto dentro como fuera de nuestra organización. Y, al mismo tiempo, vamos a reivindicar con más fuerza si cabe nuestro proyecto político". El presidente se presentó a sí mismo como el "capitán" del barco socialista, un capitán que "no se desentiende cuando viene mala mar, se queda a capear el temporal, a salvar el rumbo y a ganar el puerto". Era tanto como decir que estará a las duras y a las maduras. Hasta el final.
El presidente comparece ante los suyos "con el corazón tocado, pero con la determinación intacta y las mismas ganas" para continuar. Se presenta como un capitán que "no se desentiende cuando viene mala mar" y que se queda a "capear el temporal"
El jefe del Ejecutivo pidió perdón de nuevo en varias ocasiones, reconoció el error de haber confiado en Ábalos y en Cerdán y de no haber sabido ver "qué había detrás", intentó insuflar ánimos a los suyos, sacarles de la postración, remarcarles que el PSOE no hace "la vista gorda" y sí actúa con contundencia y con rapidez frente a la corrupción. Buscó sanar el "orgullo" herido, porque los socialistas, aseguró, no son como el PP y Vox o como los corruptos que han "manchado" las siglas del partido, por lo que "nadie" puede igualarles en la "indecencia con ellos". "Porque este partido está hecho de gente buena, honrada, trabajadora, humilde, que jamás metería la mano en la caja". No hizo referencia directa a Salazar, más allá de apremiar a las mujeres del PSOE a denunciar cualquier conducta machista por los conductos establecidos, en el Gobierno y en la formación. Sánchez pasó a explicar después 13 medidas de orden interno para intentar prevenir la corrupción, como la creación de cargos colegiados, la doble firma, los controles aleatorios de patrimonio o la imposición de tiempos máximos para la resolución de los expedientes informativos y disciplinarios. No había ases en la manga. Esta vez no.
Consciente de que se le ha criticado mucho por haber ahogado el debate interno, pidió a los miembros del comité que hablasen "en libertad", sin cortapisas. A partir de entonces, se sucedieron en torno a medio centenar de turnos de palabra. Ocho horas de debate en total, una duración muy excepcional, casi tan dilatada como el comité del 1 de octubre de 2016 que acabó con la decapitación de Sánchez. El presidente se enfrentó a una reunión larga, dura por el contenido y el ambiente, difícil por el momento crítico, pero no crispada ni hostil. La reprobación más clara la encontró en Emiliano García-Page. O cuestión de confianza o elecciones, le planteó, sin circunloquios, haciendo hincapié en que, "en términos de corrupción", este es el momento "más grave" de la historia del partido. El mandatario regional había sido regional en Ferraz al grito de "miserable" y "facha", lanzado por el "piquete doméstico" de simpatizantes de Sánchez que se situó frente a la sede.
Page pide cuestión de confianza o elecciones. Es replicado por Illa y por varios ministros, y singularmente por Puente, que le tacha de "hipócrita"
Ningún barón más le secundó. Ya no pudo hacer tándem con el expresidente aragonés Javier Lambán, porque dejó este año las riendas de su federación y se las cedió a Pilar Alegría. Ella fue, precisamente, una de las que replicó a Page: si tiene "otro sentir", siempre "puede dar un paso adelante y presentarse" en otros procesos de primarias. Pero también le deslizaron reproches los ministros Ángel Víctor Torres y Óscar López, líderes a su vez de Canarias y Madrid y que le afearon que acabe comprando los argumentos de la derecha. Incluso el president catalán, Salvador Illa, habitualmente comedido, avisó de que "quien ataca al secretario general ataca a todo el partido". El más directo fue, sin embargo, Óscar Puente, líder de los socialistas de Valladolid, que le llamó "hipócrita" y le afeó que la víspera hubiera dicho que quizá "algunos" acaben viéndose en la cárcel. Page pidió turno para responderle, pero la mesa del comité no se lo concedió. No hay réplicas en los comités. Tan solo la final del secretario general, ya a puerta cerrada, y como cierre de la reunión.
Una "buena tripulación" para el capitán
Pero Sánchez no le entró al choque. Reivindicó la amnistía que el presidente castellanomanchego tanto ha criticado, también los pactos con la izquierda, que él no comparte. Y de paso dejó dos mensajes en clave interna. Uno, para pedir que no se discuta su "integridad". Y otro, para lanzar su respuesta a Felipe González, que hace unos días anticipó que no votará al partido que lideró durante 23 años. "Cuando deje de ser presidente del Gobierno y secretario general del PSOE seré un afiliado al lado del secretario general que esté", acabó.
El presidente pide que no se discuta su "integridad". Responde políticamente a Page y lanza un mensaje a González: "Cuando deje de ser presidente y secretario general, seré un afiliado al lado del líder que esté"
Quien sí defendió a Page fue la alcaldesa de Palencia, Miriam Andrés. "Todos los socialistas tenemos derecho a opinar sin ser pitados ni recriminados por compañeros", resumió ella después a los periodistas. Es decir, unidad sí, pero "no uniformidad" y la lealtad "debe ser recíproca". Pero ella fue la única que apuntó que en 2027 el candidato a las generales debe ser otro, no Sánchez. El barco "debe cambiar de timón", dijo, después de salir también en defensa de Edu Madina, el candidato al que ella apoyó en aquellas primarias de 2014 en las que el hoy presidente venció.
El resto de intervenciones, con matices, sirvieron para cerrar filas en torno a Sánchez y para apelar a la necesaria unidad interna. La presidenta del Congreso, Francina Armengol, líder del partido en Baleares, retornó a la metáfora velera: "Tenemos un buen capitán, pero ahora que es el momento de las olas, necesitamos una buena tripulación". Ella fue de las que pidió más presencia de las mujeres en los órganos vitales del partido y que se aproveche la crisis para acelerar en la legislatura, porque no se trata de "resistir" —convino con Sánchez—, sino de defender lo hecho con una agenda social fuerte, y para ello es "importantísimo" pactar las medidas con los socios. Armengol estaba situando la mirada en la siguiente estación, la del miércoles 9, cuando el presidente tenga ante sí no a sus compañeros socialistas, más indulgentes, sino a sus socios de investidura, muy tensos por el avance del caso Koldo / Ábalos / Cerdán, y a una oposición que ve pronto su fin. No en Ferraz, sino en la Cámara baja.
En el alineamiento general, también los acentos. El barón riojano, Javier García, pidió más interlocución con el territorio. El secretario de Organización de Asturias, Luis Ramón Fernández Huerga —el presidente del Principado, Adrián Barbón, está de reposo siete días por una infección bacteriana—, admitió que el Gobierno debe contar con las "herramientas necesarias" para desplegar su agenda pero "salvaguardando la igualdad entre los territorios", porque la "búsqueda de acuerdos no puede tener como resultado la desigualdad territorial", no caben los "privilegios" ni que haya territorios que se sientan "menos escuchados, menos visibles o menos prioritarios".
La regidora palentina pide que "cambie el timón" del partido en 2027, que Sánchez no sea candidato. Asturias avisa sobre la "desigualdad territorial" y la alcaldesa de A Coruña recuerda que las mujeres no son "bomberas" que apagan los fuegos de los hombres
Su compañera Adriana Lastra, vicesecretaria general primera de la federación y delegada del Gobierno, reivindicó el feminismo como eje político y ético del PSOE y denunció el papel que siguen desempeñando las estructuras de poder patriarcales, también las que existen en la misma formación. Otra referencia al rol de las mujeres también hizo vibrar al comité. Fue la intervención de la alcaldesa de A Coruña, Inés Rey, muy aplaudida: "Las mujeres no somos un colectivo, somos más de la mitad de la población. No somos bomberas para apagar los fuegos de los hombres". Lo decía por Torró, que ahora tiene la titánica tarea por delante de levantar la reputación de unas siglas en horas bajas y manchadas. Otro discurso celebrado y "de fondo" fue el de Illa. Él fue el que animó al comité a pasar ya el duelo: el golpe de Cerdán ha sido "muy duro para todos" y en especial para Sánchez, "pero basta ya: hemos reaccionado y hemos pedido perdón a las horas". "Las medidas que propone el secretario general van en la buena dirección. Es la respuesta contundente y rotunda. Esta decepción no va a empañar siete años de Gobierno espectacular. Vamos a seguir defendiendo que España avance con determinación", insistió.
El "orgullo PSOE"
Fueron ocho horas, salvando el receso de unos 45 minutos para la comida, intensas de un día clave, y lo probaba que algunos de los capitanes aguardaron hasta el final, hasta las 19.30, sin marcharse antes para no perder el AVE o el avión. A la salida, igual que habían reflejado las cámaras durante el discurso de Sánchez, se percibía el abatimiento, el destrozo emocional, el cansancio incluso. "Fue decepcionante. Una pantomima de comité. Continúan los próximos a Cerdán y entran los chicos de Pepe Blanco [por Antonio Hernando], y nadie nos ha explicado cuál es el plan —valoraba una dirigente—. La gente está destrozada". "Pero si es que lo más importante es lo que pasa fuera... que haya cambios en la ejecutiva no llega a nadie", indicaba un barón. Otra responsable del comité, miembro del Ejecutivo, se reconocía agotada pero también algo más aliviada tras ver un ambiente "mejor del esperado". Porque los comités siempre tienen ese carácter terapéutico, sobre todo en los momentos aciagos.
Para algunos, "la gente del PSOE está destrozada", para otros el comité fue "mejor de lo esperado". Los dirigentes se conjuran para resistir junto a su líder, para dar la batalla. Abrirse en canal no es una opción
"Es verdad, esto no cambia nada, solo es la expresión del momento orgánico. No hay contestación a Pedro en el comité. Es simbólica y está muy acotada. Pero también es verdad que hay decisión de aguantar y pelear. La organización quiere resistir. Los cuadros tienen ganas de dar la batalla. En el fondo, todos sabemos que vamos a unas elecciones estilo 1996", en las que todo parecía perdido por la agonía del Gobierno de González y, aun saliendo del poder, se salvaron los muebles, "y a sacar el orgullo PSOE", remachaba otro mando territorial con un conocimiento profundo del sentir de sus compañeros.
El partido acusa golpe tras golpe. Pero no está en guerra interna. No está abierto en canal. Y eso diferencia a este de otros momentos críticos. "Hay cierre de filas porque la cosa está mal. Y se ve por la tristeza, por la falta de energía. La alternativa", reflexiona un barón, "es hacer un daño irreparable al partido", entrar en una batalla sangrienta. Y eso nadie lo quiere. Todos quieren aferrarse a la esperanza. Y al capitán que guía la nave y que promete no abandonarla incluso con la mar gruesa.
Te puede interesar
3 Comentarios
Normas ›Para comentar necesitas registrarte a El Independiente. El registro es gratuito y te permitirá comentar en los artículos de El Independiente y recibir por email el boletin diario con las noticias más detacadas.
Regístrate para comentar Ya me he registradoLo más visto
hace 6 horas
Ha hecho un “RUBIALES” con la misma claque de apesebraos que aquél.
Pero lo correcto y sobre todo necesario para el partido, es que dimita como secretario general, aunque siga de presidente.
Es lo único que puede salvar al PSOE de su debacle.
hace 7 horas
«»»»»»…….un capitán que «no se desentiende cuando viene mala mar, se queda a capear el temporal»»»»»»
Este periodista hace esta cita de Sánchez sin el menor rubor, incluso yo diría co un toque de admiración, cuando en realidad se podría trasponer a su fuga de Paiporta, dejando al Rey en la Estacada, importándole un rábano el mal mar , la tormenta y el temporal.
Aparte de ser de un cursi subido, produce vergüenza ajena
hace 8 horas
«»»»…….sino para proteger el legado del Gobierno y seguir «avanzando».»»»»
Pero este JUANMA ROMERO, quer kog*no entiende él por el legado del gobierno de Pedro Sánchez?
Puede el periodista, o lo que sea, desarrollar un poco cual será el legado del gobierno de Pedro Sánchez en España?, aparte de haber cometido el mayor numero de infamias, traiciones, engaños, mentiras y permitir in vigilando, que tres de sus tres más cercanos consejeros perpetraran presuntamente una cantidad ingente de corrupciones?