Ya no hay vuelta de hoja. Ayer, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) decidió mantener definitivamente las elecciones autonómicas para el próximo domingo 14 de febrero y dio carpetazo a la sombra de la suspensión electoral que durante días ha planeado en territorio catalán. Todos los partidos han arrancado ya una de las campañas más tensas y reñidas que se recuerdan, con el añadido de celebrarse dentro del margen de las restricciones sanitarias a causa de la pandemia. Desde luego, no serán unas elecciones ordinarias. Algunos de sus protagonistas serán un ex ministro de Sanidad reconvertido en estrella mediática; un condenado por sedición que goza del tercer grado; y un vecino de Waterloo que un día fue presidente de la Generalitat.

La lucha encarnizada por la primacía en el Parlament no es la única batalla que se librará el próximo domingo. En los puestos más bajos del tablero político catalán se libra otra prueba de fuego, en que Vox, PP y Ciudadanos pugnan por hacerse con el bastón de mando de la oposición en Cataluña y por demostrar qué estrategia es la acertada cuando todos ellos han marcado una posición clara: Casado, con Alejandro Fernández, somete a examen su táctica de avanzar escorado hacia el centro, previa ruptura con Vox; Arrimadas, con Carlos Carrizosa, pone a prueba su resistencia política como partido bisagra entre derecha e izquierda; y Abascal, con Ignacio Garriga, pretende que el ansiado sorpasso a los dos anteriores reverbere en la política nacional.

El del sorpasso no es un escenario que, de momento, reflejen las encuestas. El sondeo más reciente del Centro de Estudios de Opinión (CEO) -el CIS de la Generalitat- augura una irrupción segura de Vox en el Parlament con entre 5 y 6 escaños, pero se quedaría en el octavo lugar, por detrás de la CUP, Podemos, PP y Ciudadanos, en este orden.

"Va a ser difícil que lo logren", pronostica Santi Arias, director creativo de la consultora de análisis y estrategia Redlines. "Aunque es un partido que sabe conectar con su electorado, también es un partido joven y le pasa factura su falta de experiencia en gestión. Y la gestión, precisamente, es uno de los puntos fuertes del PP", explica. Con todo, perfilar una estrategia acertada para la campaña puede sacudir el ránking político preestablecido, sobre todo porque, basándonos en el citado sondeo, hay un alto número de indecisos -más del 33%-, mientras la abstención crece casi 20 puntos respecto a 2017. En otras palabras: la capacidad de convicción y de movilización en estos días decidirán las elecciones en Cataluña.

Campaña "en clave nacional"

"Recuperem Catalunya". Una de las novedades más significativas de Vox para este 14-F ha sido la introducción del catalán y de la senyera en sus imágenes y lemas de campaña. El propio Santiago Abascal fue el que abrió la veda el pasado mes de diciembre cuando lanzó el lema para las elecciones en español y catalán, un gesto con el que el partido conservador pretende reivindicar que los símbolos autonómicos son "tan españoles" como el castellano o la bandera nacional pese a que el independentismo haya "instrumentalizado" y utilizado estos símbolos como "arma arrojadiza".

Aún así, la campaña de Vox se desarrollará en "clave nacional", como apunta Arias. En primer lugar, se prevé el desembarco de los principales líderes nacionales de la formación, que se van a "patear la calle" para hacer frente al "acoso" a la formación por parte de algunos sectores del independentismo. Estarán los rostros más mediáticos, desde Iván Espinosa de los Monteros hasta Jorge Buxadé, pasando por Javier Ortega Smith, Rocío Monasterio o Macarena Olona.

Una de las mayores bazas electorales, como no podía ser de otra forma, será la continua presencia del presidente, Santiago Abascal, que se volcará arropando a su candidato, Ignacio Garriga, al que ya impulsó como cabeza visible del partido en la moción de censura de Vox contra el Gobierno. No hay diferencias entre el proyecto que Garriga defiende en Cataluña con el de Abascal para toda España, como sí puede haberlas en otros partidos en que las baronías se convierten en ocasiones en contrapunto de la estrategia de la dirección nacional. Quien vote a Garriga, votará a Abascal. Ese es el mensaje.

Menos público, más redes

Por primera vez en contiendas de este tipo, Vox ya ha confirmado que no habrá llamamientos a la movilización ciudadana debido a las estrictas medidas de seguridad a causa del Covid. El poder de convocatoria es una de las principales fortalezas electorales de Vox, ya que está muy por encima de la del resto de partidos políticos. No renunciarán al "contacto" con los vecinos en los "paseos" con dirigentes del partido que ha organizado la formación por los barrios, pero no habrá imágenes como la de Vistalegre II, pese a ser uno de sus grandes reclamos electorales.

¿Cómo paliará Vox la ausencia de mítines? El experto de Redlines cree que la formación ha encontrado "un sustituto importante" en las redes sociales. El partido "lleva mucho tiempo construyendo una verdadera comunidad en Twitter y arropando a sus simpatizantes" y se ha convertido en la formación que, a juicio, de Arias, "es el que usa mejor las redes sociales y el que mejor conecta con sus seguidores de Internet. Si saben aprovecharlo, pueden conseguir un muy buen resultado".

"Inmigración" y "delincuencia"

Por el momento, ésta estrategia no ha comenzado con buen pie. Justo antes de arrancar la campaña electoral, el partido ha denunciado que Twitter ha suspendido temporalmente la cuenta oficial de Vox por "incumplir las reglas que prohíben las conductas de incitación al odio". Precisamente, el mensaje que ha motivado la censura era uno en que los de Abascal denunciaban a los partidos políticos que han promovido "la peligrosa islamización" en Cataluña.

La "inmigración ilegal", la "okupación" y la "delincuencia" -estos dos últimas cuestiones englobadas como consecuencia de la primera- será otro de los hilos conductores del discurso de Vox durante esta campaña, una "inseguridad" que, defienden, "se ha apoderado de las calles de Cataluña" gracias a las políticas migratorias en este caso de los partidos separatistas en la región. “Pondremos fin a la inmigración ilegal que se ha convertido en el foco del islamismo en Cataluña y que además recibe un paga mensual mientras los catalanes están abandonados”. Entre los puntos fuertes de su discurso antiinmigración se encuentra el cierre de "mezquitas fundamentalistas", la prohibición del top manta o la clausura de los centros de menores migrantes.

También seguirá Vox con un agresivo discurso contra el movimiento nacionalista catalán y contra el PSC, que "es lo mismo que una formación separatista" por avalar un "golpe de Estado" que "sigue activo en Cataluña". También se referirá en este punto al PP, del que venderá el "colaboracionismo" que durante tantos años ha profesado a la construcción del movimiento nacionalista; y a Ciudadanos, que "abandonó vilmente a los catalanes y se fueron a Madrid", como denunció el candidato, Ignacio Garriga, en una entrevista para este medio.