El Congreso ha vivido muchas jornadas de auténtico infarto por el difícil equilibrio que ha tenido que hacer el Gobierno en no pocas ocasiones para salvar votaciones de enorme relevancia. Pero ayer se vivió uno de los giros más inesperados de la presente legislatura porque Vox, el partido que ha sostenido por activa y por pasiva y en múltiples contextos que "jamás va a estar con el PSOE en ningún lado", salvó al Gobierno de un fracaso sin precedentes, de perder una votación en la que Sánchez se jugaba su propia credibilidad ante Bruselas de cara a la recepción del fondo de recuperación económica.

Ni la "responsabilidad", ni el "patriotismo", ni el "interés público" al que apeló Vox para justificar y explicar su posicionamiento en la votación evitó las duras críticas del PP, que se valdrá del "error" que consideran que han cometido los de Santiago Abascal como ariete en la campaña de las elecciones catalanas. "¿Quién es ahora la derechita cobarde?", comentan en la formación de Pablo Casado.

El portavoz de la formación en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, trató de calmar el revuelo que había generado la noticia, sobre todo entre las filas del PP, argumentando que la abstención de Vox en la convalidación del real decreto sobre el instrumento de desarrollo de los fondos europeos responde, ni más ni menos, al interés porque ese dinero "llegue cuanto antes", y que serán "tremendamente exigentes" en las enmiendas que se planteen al decreto, ya que se ha aprobado tramitarlo como proyecto de ley. "No participaremos en batallas políticas donde los españoles acaban siendo los perjudicados", añadían los de Santiago Abascal, que reafirmaba su compromiso de votar "en conciencia" y por "el interés general de los españoles".

Aún con la explicación encima de la mesa, el posicionamiento de Vox sorprende precisamente porque con el mismo argumento, el de pensar en el "interés general de los españoles", siempre se ha ubicado mayoritariamente en contra de decretos de calado impulsados por Gobierno, como es el caso de las sucesivas prórrogas del estado de alarma o del ingreso mínimo vital, y muchas veces se han quedado solos en su 'no' a Sánchez por ser el peor presidente "en 80 años de historia" de España. Esta postura es la que precisamente ha alimentado su lema ya convertido en mantra, el de que "Vox no está sólo" sino que "sólo queda Vox".

La norma que se ha convalidado este jueves en el Congreso de los Diputados regula todo el procedimiento para la absorción de los más de 140.000 millones que recibirá España de los fondos europeos Next Generation UE. El PP se posicionó en contra por la "discrecionalidad", la "falta de transparencia" en los procesos y, sobre todo, la "falta de transparencia y concentración de las decisiones", al ser Moncloa el organismo sobre el que "pivota" el reparto de las ayudas europeas.

Además, la portavoz de Economía del PP en el Congreso, Elvira Rodríguez, ha criticado también la reforma de la Administración que planteaba el Gobierno en el decreto para adaptar los fondos europeos, con la reducción de plazos o la simplificación de trámites porque, a su juicio, Sánchez pone todo el peso sobre los hombros de los "funcionarios" sin información y sin tiempo para analizar "en condiciones" las inversiones. Fuentes del PP afirman, además, que no ha existido ni interlocución ni intención por parte del Gobierno de negociar algunos de los términos que proponían los de Pablo Casado para "mejorar" el decreto, entre ellos la creación de una Agencia independiente para que la ejecución de los fondos no se vea contaminada por el "clientelismo" y por los intereses "partidistas".

Vuelan los cuchillos

Según han dejado claro en sus redes sociales, Vox tampoco aceptará "lecciones" de un partido que, aseguran, votó en contra este jueves del decreto de los fondos europeos porque Sánchez "no les ha llamado para hacerse una foto en las escalinatas de la Moncloa". A juicio en este caso de Espinosa de los Monteros, el hecho de que el PP haya "ofrecido su mano para repartirse el Poder Judicial" o para "votar en contra de la moción de censura" les "invalida por completo para criticar una decisión pensada en el bien de los españoles".

Además, vinculan el "lío que monta el PP" a su interés, dicen, de "ser ellos los que gestionen los fondos, que van a ir destinados a los mismos destinos que si los gestiona el PSOE". Y acusan a los populares de haberse posicionado en contra del decreto de este jueves -y en este paquete incluyen también a Ciudadanos- pensando en clave catalana más que en el "interés" común, sobre todo porque estos días se estiman decisivos para conocer quién se hace con el bastón de mando de la oposición en Cataluña.

Lo cierto es que una vez se ha conocido la noticia, el PP ha salido a degüello contra los de Santiago Abascal, tras meses en que Vox ha posicionado a los de Casado dentro de lo que ellos denominan el "consenso progre" por apoyar o no obstruir algunas normas impulsadas por el Gobierno de Sánchez. Uno de los más críticos ha sido el número dos del partido, Teodoro García Egea, que acusaba inmediatamente a Vox de "salvar el sistema clientelar del Gobierno" y de convertirse en "salvavidas" de Sánchez. "Luego vendrán con mociones de censura", escribía el secretario general. Y acto seguido publicaba un montaje en que podía verse un cartel con la cara de Abascal y el mensaje 'vota PSOE'.

"Sólo un mezquino como tú está pensando en estos momentos en carteles electorales", respondía sin medias tintas Ortega Smith. Éste es sólo un ejemplo de la escalada de tensión entre ambos partidos desde la moción de censura, que seguirá con toda probabiliad en una campaña electoral que acaba de arrancar y en que los dos partidos se juegan mucho: Vox, dar el sorpasso al PP, con las implicaciones nacionales que puede implicar un movimiento de estas características; y el PP, demostrar que Casado no se equivocó con su giro al centro.