España

Elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid

Del descalabro de Podemos al distanciamiento de Vox, las cuentas de Ayuso para llegar fuerte al 28-M

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a su salida de la presentación de la nueva Estrategia de Digitalización de la Administración autonómica, en el IESE Business School Camino Cerro del Águila, a 10 de marzo de 2023 EP / Diego Radamés

Si hay un feudo del que el PP de Alberto Núñez Feijóo puede estar seguro de que preservará, ese es el de la Comunidad de Madrid. Desde el adelanto electoral de hace dos años, que no obstante no supone descolgar a la autonomía de este ciclo de comicios -así lo especifica el estatuto regional-, las encuestas publicadas por las distintas demoscópicas privadas no desplazan a Isabel Díaz Ayuso de la primera plaza. Tampoco de los 44-47 puntos de respaldo electoral y de los 65-66 escaños de media en la Asamblea de Madrid. Incluso, y en contraste con otros barones, Díaz Ayuso es una de las pocas garantías electorales de que el PP no necesitará integrar a Vox en el gobierno con un Ejecutivo de coalición.

Escenarios más complicados se vislumbran para los populares en regiones como Aragón, la Comunidad Valenciana, la Región de Murcia o Castilla-La Mancha, donde el balance de fuerzas estimado requiere de pactos más amplios e impide rehuir de gobiernos con respaldo externo como el que hasta ahora Díaz Ayuso ha liderado en la comunidad. Todo, pese a que el partido de Santiago Abascal parece haber rebajado el tono y la exigencia en sus pactos para no reavivar la estrategia fallida de Andalucía, donde Macarena Olona advirtió en campaña a Juanma Moreno que de requerir tan solo uno de sus parlamentarios, tendrían que dar cobijo a Vox en la Junta.

Precisamente, la estrategia andaluza es la que el PP de Feijóo busca que enarbolen sus candidatos para emular la hazaña de Moreno Bonilla. No ya en su bastión por antonomasia, simplemente la de ganar al PSOE -aunque ello, como saben en Génova no lo es todo en un sistema electoral como el nuestro- y constituir gobiernos lo más independientes posibles. De esa táctica son conscientes en Vox, que entienden su puesta en práctica pero le ven poco recorrido. "España no es Andalucía", vienen a decir fuentes del partido ultraconservador. Y es cierto que esta puesta en escena tiene diferencias y menos acento andaluz, porque mientras que Feijóo alienta para no descuidar la batalla de las ideas, Díaz Ayuso sí llama al voto útil pero cargando su propuestas electoral de guiños a los postulados de los de Abascal. Y la peculiaridad de la candidatura de la madrileña, es que el planteamiento de su campaña no confronta con el resto de siglas, a quien triplicaría en escaños, sino con el Gobierno central de Sánchez. Y desde Madrid, en la legislatura, Díaz Ayuso ha sido la principal baza de oposición al presidente.

Díaz Ayuso se vanagloriaba el lunes pasado en un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum que ha "demostrado dos cosas". "La primera es que nuestro proyecto ha dado todas las batallas y ha tomado la iniciativa política en todo lo importante" cuando correspondía. "A muchos votantes de Vox, que saben que como yo que o Sánchez o España, saben que llevamos razón", expresaba la dirigente autonómica invitándoles a ser más "eficaces" con su voto y evitar la coalición como en Castilla y León. A esa apelación por la utilidad, que se ha regado con alusiones a las líneas discursivas de Abascal, aunque con menor agresividad. Estas son las políticas climáticas defendidas por la izquierda, que para Díaz Ayuso "atienden a todo lobby que pretende imponernos una forma de vida y consumo sin mediar explicación adulta". También la preocupación por la agricultura y la ganadería, un sector primario del que Vox pesca un porcentaje importante de sus votos en las zonas centrales de España; la crítica a la burocracia; los "robos y el vandalismo" y la creciente subida de impuestos.

Este giro, sin rival en el bloque de derecha y una amplia fragmentación a la izquierda busca arañar voto muy conservador entre posibles disidentes de las filas de Rocío Monasterio sin temor a que otros partidos como Ciudadanos se beneficien. La parte económica no queda atrás en el despliegue electoral de Díaz Ayuso. Ha prometido una rebaja en todos los tramos del IRPF regional, lo que supondría unos 335 millones de euros. Habrá más anuncios sobre Educación y de contención del gasto administrativo.

Con un PP fuerte en Madrid y que supera notablemente la suma actual de toda la izquierda, la campaña de Vox en Madrid queda complicada para Monasterio. Y solo puede enfocarse, de igual manera, al espectro nacional dando protagonismo a Abascal y al discurso que impera en Bambú contra Sánchez. Y en esas circunstancias Díaz Ayuso parte con ventaja desde Madrid. Lo único a lo que Vox puede aspirar en estos comicios, mientras que afirman que respecto a mayo de 2019 van a crecer, es intentar resistir y no perder apoyos.

La llave de su primera absoluta la tiene Podemos

Al margen de las posibilidades que están en su mano, intentando de sacar el mayor rédito posible al espacio de centroderecha y movilizar, Díaz Ayuso depende de un hipotético descalabro de Unidas Podemos en la Comunidad de Madrid para arañar un par de escaños en el reparto y afianzarse con, al menos, los 68 que le garantizarían independencia de gestión los próximos cuatro años. Si los morados no alcanzan los cinco puntos de voto necesarios que exige la ley electoral madrileña y que otorga directamente siete escaños, éstos serán repartidos entre los grupos, siendo la primera fuerza la más beneficiada. Concretamente, y según uno de los últimos sondeos regionales a cargo de IMOP Insights para El Confidencial, de no rebasar la extrema izquierda la barrera porcentual, Díaz Ayuso ganaría tres escaños, el PSOE-M dos y Más Madrid y Vox uno cada uno. Pero, precisamente, es la entrada de los de Alejandra Jacinto lo que dificultaría a la popular alcanzar esa suma máxima.

Por el momento, de las cinco encuestas publicadas entre marzo y abril, solo la mencionada con anterioridad aprecia la salida de los morados del mapa político madrileño, siguiendo la estela marcada hace dos años por Ciudadanos. Ayuso llega a principios de abril con una media de 66 escaños y un 46,25% de estimación de voto. Al detalle, la segunda más reciente es la menos alentadora. El ElectoPanel de Electomanía le atribuye 62 parlamentarios (45,9%) con Más Madrid como oposición con 30 escaños. IMOP 69 diputados (46,4%). El mismo porcentaje KeyData para Público con 66 representantes, mientras que SocioMétrica para El Español replica una horquilla de 65-67 con una décima menos de porcentaje.

Este sábado, SigmaDos para El Mundo ha dado 68-69 a Díaz Ayuso, con la excepción de que Vox perdería, por primera vez estimado, representación. Mientras que en octubre de 2022 y en febrero de 2023 se le atribuían doce de los trece escaños actuales, este nuevo sondeo percibe su bajada más importante desde las últimas elecciones con entre diez y once miembros en la cámara madrileña. Ahora bien, a destacar que por la bajada de población en la comunidad, la próxima Asamblea perderá a su diputado número 136, por lo que a excepción del ElectoPanel y SigmaDos, en el resto el PP perdería un escaño de los atribuidos al ser el partido mayoritario.

Ascenso progresivo desde la Real Casa de Correos

En su primera candidatura, cuando el expresidente popular Pablo Casado confió en ella para encabezar las listas tras la transición del partido desde la salida de Cristina Cifuentes y el periodo intermedio con Ángel Garrido en la presidencia de manera provisional y previo salto a Ciudadanos, Díaz Ayuso perdió los comicios frente al PSOE de Ángel Gabilondo, pero pudo salvar los muebles pactando con Ciudadanos. El PP perdió por la primera plaza por primera vez desde 1987 con siete escaños por debajo de los 37 del PSOE.

La alarma iniciada en la Región de Murcia por el intento de moción de censura de Ciudadanos junto al PSOE al Gobierno de Fernando López Miras hizo al PP mover ficha. Y Díaz Ayuso, como haría posteriormente meses más tarde Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León, convocó elecciones por temor a un vuelco al centroizquierda liderado por los socialistas. Los resultados permitieron al PP, con 65 parlamentarios, gobernar nuevamente en solitario aunque con la dependencia de los trece diputados de Vox. Díaz Ayuso evidenció en el último pleno de Madrid una ruptura con Monasterio que espera no tener que enmendar públicamente consolidando su marca personal con su primera mayoría absoluta.

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