Han peinado más de 7.000 olivos del sur de Italia en dos años, siguiendo el rastro de la mortífera Xylella fastidiosa, apodada como la bacteria del ébola del olivo. Un mal que amenaza la agricultura mediterránea. No han inspeccionado árbol por árbol. Han conseguido detectar el patógeno desde el aire, a través de cámaras situadas en avionetas. Sus sensores permiten detectar un olivo enfermo incluso antes de que presente síntomas. Los resultados de esta tecnología se publican hoy en Nature Plants.

El ébola del olivo se manifiesta quemando las hojas, que terminan cayendo. Se propaga por insectos que se alimentan de madera. "Desde que el árbol se infecta hasta que muestra síntomas visuales pueden pasar entre 10 y 12 meses", señala Juan Antonio Navas-Cortés, investigador del CSIC en el del Instituto de Agricultura Sostenible de Córdoba. "Durante este tiempo el árbol está aparentemente sano pero los insectos se alimentan de él y pueden propagar la bacteria a árboles sanos. Por eso la detección temprana es esencial para su erradicación".

Hasta la fecha, no hay cura para este mal detectado por primera vez en California en el siglo XIX. En 2013 obligó a arrancar y quemar más de un millón de olivos en Italia. La bacteria ha sido identificada en la isla de Córcega y en la Costa Azul francesa, así como en distintas regiones españolas. La primera detección en España se produjo en noviembre de 2016, en un centro de jardinería de Mallorca, y posteriormente se ha comprobado su presencia en gran parte de esta isla, así como en Ibiza. Allí afectó a cultivos como el almendro, la vid y el olivo y diversas especies típicas de la flora mediterránea. En la España continental, desde junio de 2017 está presente en la provincia de Alicante, donde ha afectado sólo al almendro, y más recientemente se ha detectado también en un olivar de la Comunidad de Madrid y en una planta ornamental de un invernadero en la provincia de Almería.

Olivo muerto por la Xylellsa fastidiosa en Italia

Olivo muerto por la Xylellsa fastidiosa en Italia

A vista de pájaro

"Aunque un árbol parezca sano, desde que comienza la infección se producen cambios fisiológicos que originan una reducción de su tasa fotosintética y de su transpiración. Lo que se produce es un taponamiento de los vasos del xilema (madera), la degradación de pigmentos fotosintéticos, como la clorofila, así como cambios en la concentración relativa de otros pigmentos como las xantofilas, carotenos y antocianinas. Además, se produce una reducción paulatina de la fluorescencia que es potencialmente detectable mediante técnicas de teledetección hiperespectral”, es decir, desde cámaras especiales subidas a un avión, según añade el investigador Pablo Zarco-Tejada, del Joint Research Centre de la Comisión Europea.

A la izquierda, imagen espectral. Árboles enfermos en rosa; emiten menos infrarrojo aunque a simple vista tengan las hojas verdes. A la derecha, imagen térmica. En azul, árboles "más fríos" enfermos. Abajo, construcción automática en 3D de los árboles según su flourescencia,

A la izquierda, imagen espectral. Árboles enfermos en rosa; emiten menos infrarrojo aunque a simple vista tengan las hojas verdes. A la derecha, imagen térmica. En azul, árboles "más fríos" enfermos. Abajo, construcción automática en 3D de los árboles según su flourescencia, Zarco y Navas

Los sensores hiperespectrales y térmicos instalados a bordo de aeroplanos, tanto tripulados como no tripulados, detectan en cada árbol esos cambios fisiológicos, que después son interpretados mediante algoritmos de inteligencia artificial y modelos físicos. Esos indicadores permiten a los investigadores determinar, para cada árbol de la imagen, si tiene o no el llamado ébola del olivo, independientemente de que en el campo muestre síntomas visuales o no. "Este método es aplicable a otras enfermedades y a otros cultivos, como el almendro”.

 

El arco mediterráneo, en riesgo

Municipios alicantinos afectados en 2017 por el 'ébola del olivo'

Municipios alicantinos afectados a fecha de febrero de 2018 por el 'ébola del olivo' Generalitat Valenciana

Esta semana, investigadores de la UMA y el CSIC han publicado una serie de predicciones sobre el comportamiento que podría tener la enfermedad del olivo y su distribución en España, conforme a modelos estadísticos. Según lo publicado en Investigaciones Geográficas por Oliver Gutiérrez Hernández, profesor del Departamento de Geografía de la Universidad de Málaga, y Luis García, del CSIC la península Ibérica está muy expuesta a la entrada y difusión de Xylella fastidiosa. El arco mediterráneo es el que más riesgo tiene.

Según los autores, "aunque nos hemos basado en una señal incompleta y restringida del amplio rango en el que se ha encontrado Xylella fastidiosa, los nuevos positivos detectados en la provincia de Alicante, vienen a confirmar la tendencia de las primeras predicciones; incluso el positivo detectado en la Comunidad de Madrid se encuentra dentro del rango de favorabilidad intermedio predicho por el ensamblado de modelos".