Ha sido el viaje de su ídolo el que ha precipitado también el suyo. Chenglu está nerviosa y no lo oculta. Tiene 31 años y un sueño: reunirse con Pedro Sánchez en el breve viaje a su país, China, que el presidente del Gobierno protagoniza este jueves y viernes. Chenglu se confiesa admiradora del inquilino de Moncloa, seducida -admite- por su aspecto físico y por las ideas socialistas.

“Dicen que su agenda es muy apretada”, comenta Chenglu en conversación con El Independiente. Acaba de comprar los billetes de avión que le llevarán hasta Hainan, la sureña provincia china donde se celebra el Foro Económico de Boao, organizado por China y considerado la alternativa asiática a Davos. Tras encontrarse con Xi Jinping, Sánchez aprovechará la cita para reunirse con otros mandatarios y empresas españolas con negocios en China. Están confirmadas la presencia en el foro de los primeros ministros de Singapur, Lee Hsien Loong, y Malasia, Datuk Seri Anwar Ibrahim, así como la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva.

En busca de un selfie

En busca de unos minutos con el presidente y un selfie, la joven tiene previsto recorrer los más de 500 kilómetros que separan el horizonte de rascacielos de Shenzhen, una potente ciudad comercial que conecta Hong Kong con la China continental, de la isla de Hainan, un destino tropical regado de playas paradisíacas.

“Ya es mi cuarto año como fan del presidente”, presume Chenglu con el español que aprendió entre Granada y Barcelona. “Mi interés por Pedro comenzó en junio de 2019 y creció durante la repetición de las elecciones a finales de ese año”, explica con una memoria que recuerda con precisión la sucesión de citas electorales que albergó España. Para entonces Chenglu llevaba tres años residiendo en España, donde cursó un máster en Turismo.

Los carteles electorales estaban por todas las calles y me di cuenta de que parecía una estrella de Hollywood

Pero hasta 2019 no había mostrado interés alguno por las cuitas políticas patrias ni siquiera por los rostros que las encarnaban. “Fueron los carteles electorales los que me descubrieron a Pedro. Estaban por todas las calles y me di cuenta de que parecía una estrella de Hollywood. Empecé a seguir las noticias de las elecciones y lo hizo muy bien”, evoca.

En noviembre de aquel año, en la recta final de la segunda convocatoria electoral del año, Chenglu logró la preciada instantánea con el candidato socialista. “No me perdí los mítines y pude encontrarme con él. Le dije que era bienvenido en China y me dijo que la visitaría. Y por fin ha llegado el día de poder verle, el día que he estado esperando durante más de tres años”, agrega.

Pedro Sánchez y Xi Jinping en el encuentro bilateral en la cumbre de Bali.

De Amazon al foro chino de Davos

Sánchez visita el gigante asiático con motivo de la próxima presidencia española de la Unión Europea, que se celebrará en el segundo semestre de 2023, y tras una invitación cursada durante el encuentro de ambos durante la cumbre del G20 celebrada el pasado noviembre en Indonesia. Se cumplen, además, medio siglo del establecimiento de las relaciones hispano-chinas.

Desde Moncloa subrayan el contexto temporal, marcado por el viaje de Xi a Moscú y su reunión con Vladímir Putin en medio de los esfuerzos de mediación para el fin de la guerra en Ucrania que la realidad sobre el terreno antoja remotos.

Chenglu no ha conseguido acreditarse para asistir al foro económico a pesar de trabajar para una empresa china de accesorios electrónicos. “Me encargo de las ventas de ratones, teclados y lámparas en Amazon, principalmente para España y México, porque soy la que hablo español. Son productos simples fabricados en China y vendidos por todo el mundo”, detalla.

Dibujo del presidente del Gobierno realizado por Chenglu que aspira a entregarle.

El empleo de Chenglu muestra, además, el déficit comercial que caracteriza a las relaciones entre China y España. El último informe disponible muestra que el déficit comercial con China ascendió a los 21.164 millones de euros en 2020. China es el principal socio de España en Asia y el primer destino de la exportación española en la región, pero el volumen de los productos españoles con destino al gigante asiático resulta más escaso que el de otros países europeos.

Chenglu recopila noticias de Pedro en la prensa española, que sigue a diario, y se jacta de haber creado tendencia sobre el presidente del Ejecutivo en Weibo, el apodado “Twitter chino”. Sus razones para adularle resultan variadas, algunas más prosaicas que otras. “Quiero encontrarme con Pedro porque en China a todos nos gustan los chicos guapos. Es un tipo guapo y alto. La primera impresión es de alguien interesante”, dice con una mueca de felicidad.

Chenglu, admiradora china de Pedro Sánchez, junto al presidente del Gobierno.

Nostalgia española

“No me cabe duda de que los españoles han elegido a un tipo guapo, pero también me gustan las ideas del PSOE. Estoy de acuerdo en la mayor parte de su ideario”, comenta. “Ningún partido es perfecto, pero coincido en su visión del feminismo, la necesidad de proteger el planeta y la igualdad entre las clases sociales”, esboza.

La joven sigue practicando la nostalgia española. “Hubiera querido quedarme a vivir en España”, responde sin titubeos. “De pequeña me llamaban la futbolera porque tengo una verdadera pasión por este deporte”, manifiesta quien confiesa seguir al Barcelona y la Real Sociedad. “En 2019 monté una agencia de viajes con un residente chino en Barcelona. Él era el jefe y yo la socia, pero llegó 2020 y la pandemia destruyó mi carrera en España. Tuve que volver a China en agosto de 2020, pero me gustaba la vida en Europa y su libertad”.

Quiero invitarle a Wuhan, mi ciudad

Chenglu reconoce no tenerlas todas con ella en su plan de encontrarse con el presidente. Ignora si podrá reunirse con Sánchez durante su fugaz visita a tierras asiáticas. Si la seguridad se lo permite, su misión es entregarle un dibujo que hizo de él hace dos años y sumar otra fotografía a la que se hicieron juntos hace cerca de cuatro años.

Busca, además, sugerirle que en su siguiente visita al país recale en su Wuhan natal, el kilómetro cero del coronavirus que desde finales de 2019 mantuvo al mundo en vilo y obligó a unas estrictas medidas de confinamiento que Pekín levantó hace apenas unos meses. “Wuhan es una ciudad grande y bonita. Es mi ciudad y quiero que todo el mundo sepa más de Wuhan, de sus destinos turísticos, de su gente y su cultura”, desgrana. “Para sellar la invitación, le llevaré una postal de Wuhan”.