Tiene la superficie de la Región de Murcia una de las mayores reservas de gas del mundo y una de las mayores rentas per capita del planeta. Qatar es un pequeño país de la península Arábiga, apenas perceptible en el mapa, pero dotado de una potencia diplomática capaz de lograr lo que a priori podría parecer misión imposible. Allá donde otros se topan con muros o callejones sin salida, Doha despliega puentes y establece rutas. Dos semanas después del ataque de Hamás, la monarquía de Tamim bin Hamad Al Zani ha liderado la mediación que hasta la fecha ha logrado la liberación de cuatro rehenes.

Tras la entrega el viernes de una madre e hija, de nacionalidad estadounidense, las Brigadas Al Qassam anunciaron a última hora de este lunes la liberación de dos octogenarias israelíes que habían sido secuestradas en el asalto de los milicianos de Hamás a un kibutz. Qatar fue el principal hacedor de ambos acontecimientos, el primer rayo de esperanza tras quince días que se han cobrado la vida de más de 5.000 palestinos y 1.400 israelíes.

La discreción domina las negociaciones en curso, cuando se ultima un acuerdo para la liberación de 50 rehenes con doble nacionalidad, pero un funcionario qatarí bien informado de las conversaciones acepta conversar con El Independiente acerca del proceso que, en medio de los preparativos israelíes para una invasión terrestre de la Franja de Gaza, ha hecho girar las miradas de la comunidad internacional hacia el horizonte de rascacielos de Doha, paradójicamente la capital de uno de los países árabes que no ha normalizado relaciones con Israel.

Qatar está trabajando con urgencia para mediar en un acuerdo adicional que implique la liberación de todos los rehenes civiles”, señalan las citadas fuentes a este diario. "Las negociaciones sobre los rehenes son muy difíciles y delicadas, pero la reciente liberación de cuatro rehenes demuestra que hay avances e intenciones positivas por todas las partes", recuerdan a última hora de este lunes, tras otra jornada de intenso trabajo diplomático que ha conducido al final del cautiverio de Nurit Cooper y Yocheved Lifshitz, de 83 y 85 años respectivamente. Ambas fueron secuestradas en el ataque al kibutz Nir Oz.

Las negociaciones sobre los rehenes son muy difíciles y delicadas, pero la reciente liberación de cuatro rehenes demuestra que hay avances e intenciones positivas

Así se fraguó la mediación de Qatar

A preguntas de este diario, el funcionario qatarí explica que la diplomacia de Qatar se activó el mismo 7 de octubre, horas después del ataque de Hamás y el inicio de la represalia israelí contra la Franja de Gaza, donde 2,2 millones de personas sufren desde entonces intensos bombardeos en mitad de un agónico asedio. “Inmediatamente después del inicio de la escalada, Qatar se puso en contacto con ambas partes y ha estado trabajando con urgencia para tratar de desescalar la crisis en ambos lados”, desliza este funcionario que exige anonimato.

Qatar, que ya demostró sus credenciales en las conversaciones que Estados Unidos y los talibanes protagonizaron entre 2018 y 2021 o la reciente liberación de cinco estadounidenses encarcelados en Irán a cambio de descongelar fondos iraníes, ha convertido la mediación en una de sus principales bazas. Un ejercicio de influencia que ha completado con una herramienta de poder catódico como Al Yazira -la cadena de televisión que rompió el monopolio informativo de CNN tras los atentados del 11-S y ofrece desde entonces la mejor cobertura de la región- o el inmenso catálogo de inversiones internacionales de uno de los mayores fondos soberanos del planeta.

Doha ha tenido que pagar ciertos peajes para mantener esa capacidad diplomática

Para mantener esa capacidad diplomática, Doha ha tenido que pagar ciertos peajes. Su fama de vecino díscolo -con una política exterior reconocible y distinta a la sus "hermanos" saudíes o emiratíes, con un tamaño mayor- le ha puesto en aprietos. Entre 2017 y 2021 países vecinos como Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Bahrein y Egipto le impusieron un bloqueo que mostró sus debilidades -su dependencia a los bienes que procedían del exterior-; y le causó sobrecostes económicos -Qatar Airways, una de sus joyas, tuvo que, con ayuda de Irán, rehacer sus rutas, más largas y con mayor gasto de combustible ante el cierre del espacio aéreo vecino-.

Doha rechazó las demandas reclamadas por sus vecinos -entre otras, el cierre de Al Yazira o el fin de su apoyo a los Hermanos Musulmanes- y resistió al intento de injerencia con ingenio. Para satisfacer la demanda interna de alimentos, por ejemplo, hizo traer vacas y abrió granjas que hoy surten de leche a l0s 2,8 millones de habitantes de Qatar. Hace dos años, sin embargo, los países que trataron de ahogarla firmaron una paz que fue un triunfo para la soberanía y la estrategia de Qatar.

Qatar cree que todos los socios internacionales deben trabajar juntos y enviar el mismo mensaje: desescalar el conflicto y asegurar la liberación de todos los rehenes de todas las nacionalidades”, replican a este diario fuentes diplomáticas qataríes. “Al mismo tiempo, la ayuda a la población de Gaza es absolutamente esencial. Estamos trabajando con todas las partes en un esfuerzo por entregar ayuda humanitaria urgente a la población de Gaza”, agregan.

Un pacificador al servicio de Occidente

Los servicios diplomáticos que Qatar ha ofrecido en una región plagada de conflictos han sido agradecidos en público y privado por países como EEUU, Reino Unido, España, Francia o Alemania, que han reconocido el papel de Qatar como mediador y facilitador de confianza en las sucesivas crisis de las que durante la última década sido testigo Oriente Próximo, desde el inicio de las Primaveras Árabes hasta el auge del autodenominado Estado Islámico y su oleada de secuestros de ciudadanos occidentales en Siria o Irak.

Qatar ha cuidado los lazos con Washington. A unos 20 kilómetros de Doha, está emplazada Al Udeid, la base con mayor presencia de soldados estadounidenses en la región y fundamental para sus operaciones en la región. En la actualidad, la base aérea acoge a unos 11.000 militares estadounidense y está bien equipada con aviones de combate. Se trata, de hecho, la única base de Oriente Medio que permite a Estados Unidos pilotar aviones bombarderos.

Doha ha mantenido las relaciones con Irán y alberga la oficina política de Hamás

Doha ha sabido mantener las relaciones con el vecino Irán, con el que comparte una de las mayores reservas de gas del planeta, y tiene una línea de comunicación privilegiada con Hamás. La oficina política del movimiento islamista palestino abrió sus puertas en suelo qatarí en 2012 en coordinación con Estados Unidos y con el apoyo de Israel a raíz de una petición estadounidense para establecer líneas indirectas de comunicación con Hamás. Un cierre de la sede qatarí de Hamás, advierten algunos observadores, implicaría cortocircuitar uno de los únicos canales disponibles para la mediación con Hamás, vital ahora para desescalar el conflicto y liberar a unos rehenes, que -según cálculos actualizados este lunes por el ejército israelí- ascienden a 222.

Miembros de la delegación de los talibanes en las negociaciones de paz en Doha en 2020.
Miembros de la delegación de los talibanes en las negociaciones de paz en Doha en 2020.

Décadas de ejercicio

“En estos momentos estamos viendo un papel de mediación qatarí muy claro, consiguiendo la liberación de los rehenes de Hamás”, señala a este diario David Roberts, profesor de la escuela de estudios de seguridad del King’s College de Londres. “Pero está siendo así porque porque Qatar tiene años y años de relaciones en las que basarse, y gente a la que llamar, para organizar este tipo de cosas”, agrega este experto en Oriente Próximo. “Este es el punto por excelencia de la política exterior qatarí. En los últimos 30 años, lo que Qatar ha hecho, tanto en Oriente Medio como en otros lugares, es intentar ser lo más útil posible para el mayor número posible de países”.

Qatar tiene años y años de relaciones en las que basarse, y gente a la que llamar, para organizar este tipo de cosas

Una fama de pacificador regional que, en el enésimo capítulo de un conflicto palestino-israelí con 75 años de vigencia, suma ahora un nuevo acto. El papel de Qatar como nexo con los palestinos de Hamás ha servido a tres administraciones estadounidenses, desde Barack Obama hasta Joe Biden. Ni siquiera Donald Trump, que imprimió sus prontos y ocurrencias a la política exterior estadounidense, se atrevió a modificar esos lazos. La vía de Doha ha sido usada desde hace años para la cada vez más complicada mediación entre Gaza, Cisjordania e Israel, con el problema añadido del cisma entre las facciones palestinas que gobiernan cada uno de los dos territorios.

“Qatar ha tenido una relación abierta con Hamás desde hace mucho tiempo. Y la única razón por la que han tenido esta relación es porque Israel y Estados Unidos querían que Qatar la tuviera”, subraya Roberts. “Qatar no ha podido hacer nada físicamente en Gaza sin el acuerdo explícito de Israel y su desacuerdo. Hay muchos diplomáticos israelíes de alto rango y miembros de los servicios de seguridad que han declarado a lo largo de los años que Israel está bastante satisfecho con el compromiso de Qatar con Hamás precisamente porque hasta hace poco se consideraba a Hamás como la opción menos mala”, arguye este experto.

“A nadie en Israel le gustaba Hamás, pero la lógica solía establecer: 'bueno, es mejor que sea Hamás que la Yihad Islámica o algún otro'. El papel de Qatar era actuar como puente de comunicación entre estos diferentes grupos. Durante mucho tiempo Qatar ha tratado de impulsar sus relaciones con Hamás con el fin de proporcionar algún tipo de servicio de muchas maneras para Israel y EEUU. Ese es el meollo del asunto más que cualquier otra cosa”, concluye el académico.