El asesinato en un ataque israelí de siete trabajadores de la ONG World Central Kitchen, fundada hace catorce años por el chef español José Andrés, podría ser un punto de inflexión en una guerra que cumple esta misma semana seis meses y que ha hundido a la Franja de Gaza en una situación sin precedentes, con cerca de 33.000 palestinos muertos, un enclave completamente carcomido por el plomo y una asediada población de 2 millones de personas, víctima del hambre y la falta de asistencia sanitaria.

El bombardeo del convoy -con tres misiles sucesivos que fueron golpeando a los supervivientes y la búsqueda de refugio en los tres vehículos que formaban la caravana- provocó la primera muerte de cooperantes extranjeros desde el inicio de la operación militar israelí en octubre. Una tragedia que exhibió en público cómo la empatía hacia Israel que suscitaron los ataques de Hamás el 7 de octubre se ha evaporado. Hasta los países que se habían negado desde entonces a ejercer presión sobre Israel y rehusaban mencionar la palabra "alto el fuego" abrazaron ayer la llamada a detener la carnicería en Gaza.

Reino Unido, uno de los países que junto a Estados Unidos había bloqueado resoluciones previas en el Consejo de Seguridad de la ONU, convocó este martes a la embajadora israelí en Londres Tzipi Hotovely y trasladó "la condena inequívoca" tras un ataque que se cobró la vida de tres nacionales. "Reiteré la necesidad de que Israel ponga en marcha un mecanismo eficaz de desconflictuar de forma inmediata y urgente para ampliar el acceso de la ayuda humanitaria", declaró. Desde el 7 de octubre, 176 empleados de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) han perdido la vida en Gaza así como más de centenar y medio de periodistas.

La consecuencia más inmediata del ataque fue este martes la suspensión de ayuda humanitaria, lo que complica aún más la supervivencia de la población gazatí. La flotilla con ayuda humanitaria para Gaza puso rumbo de vuelta a su base en Chipre con buena parte de la carga sin entregar. Antes del ataque se había logrado desembarcar unas 100 de las 400 toneladas que transportaba esta segunda misión del corredor marítimo de ayuda a Gaza, que partió el sábado pasado de Chipre, en el que colaboran WCK y la ONG española Open Arms.

Se agota la paciencia

La paciencia, cuando no complicidad, ejercitada con Israel por los líderes occidentales, con EE.UU., Reino Unido y Alemania como sus principales garantes, parecía este martes agotarse a la luz de la unánime condena internacional que provocó el bombardeo y los detalles que fueron conociéndose, entre ellos, que la organización de José Andrés había proporcionado las coordenadas del traslado de la ayuda humanitaria con las autoridades israelíes. Además, fuentes de seguridad desvelaron al Haaretz que se había decidido atacar la caravana de cooperantes por la sospecha infundada de que viajaba con ellos un agente de Hamás. Tras el primer impacto del misil, los pasajeros intentaron trasladarse a otro vehículo y fueron atacados una segunda y una tercera vez por un dron.

"El ataque podría cambiar las reglas del juego si la ira pública y la presión política obliga a los gobiernos estadounidense y británico a hacer a los dirigentes israelíes responsables de la matanza de sus civiles", señala a El Independiente Kristian Coates Ulrichsen, investigador sobre Oriente Medio en el Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad Rice.

Han contribuido al aldabonazo las imágenes posteriores al bombardeo, con uno de los vehículos agujereados por el impacto del misil, y la resonancia internacional y mediática de José Andrés, muy querido en suelo estadounidense por una labor humanitaria que comenzó prestando ayuda tras el devastador terremoto de Haití en 2010 y ha proporcionado ayuda desde entonces en catástrofes naturales a lo largo y ancho de EE.UU., de huracanes como Ian de categoría 5 en Florida a incendios o inundaciones como la que devastó la zona este de Kentucky.

"No es la primera vez que ocurre algo así. Trabajadores de la ONU han sido asesinados. Está llamando la atención por la nacionalidad y por quién está detrás de World Food Kitchen, José Andrés, muy conocido en Washington. Podría calar hondo en unos medios de comunicación que no han sabido contar bien en Estados Unidos y Occidente los horrores de lo que está ocurriendo en Gaza", señala a este diario Daniel Levy, presidente del US/Middle East Project, un instituto de análisis político centrado en el conflicto palestino-israelí.

El ataque a Gaza no va a ninguna parte. No están haciendo grandes avances. Hay un mayor temor ahora de una escalada regional

"¿Será esto un punto de inflexión? Me temo que no. Nunca se sabe cuál es un punto de inflexión y pueden ser cosas impredecibles. Pero acabamos de leer que Estados Unidos sigue suministrando armamento a Israel. Esa cinta transportadora de armas continúa, y mientras así sea, no creo que esto cambie la ecuación o el cálculo israelí. Y por lo tanto, realmente depende de si vamos a ver a Israel colocado frente a una opción adecuada en la que ya no tenga armas estadounidenses para llevar a cabo estos ataques. Netanyahu está bajo presión. Internamente, las protestas se han intensificado. El ataque a Gaza no va a ninguna parte. No están haciendo grandes avances. Hay un mayor temor ahora de una escalada regional. Hay murmullos de una mayor oposición dentro del gabinete de guerra y el ejército, especialmente por su gestión de las negociaciones sobre los rehenes. Pero aún no hemos llegado a ese punto. Netanyahu no se siente atrapado ni presionado. Esperemos que esto cambie esa ecuación", agrega Levy.

Alcance global

La censura global del bombardeo -al alcance de la magnitud que ha tomado la ONG establecida por el asturiano, con 350 millones de comidas servidas en todo el planeta- pone en aprietos a Israel y su estrategia bélica en la Franja de Gaza. Para desgracia de los palestinos, que llevan meses denunciando el doble rasero de Occidente, lo que no había conseguido hasta ahora la realidad sobre el terreno -el número de civiles asesinados bajo los bombardeos, el hambre, la destrucción o el asedio- podría comenzar a hacerlo posible el homicidio de seis cooperantes extranjeros -originarios de Australia, Polonia, Reino Unido, Estados Unidos y Canadá-.

Exteriores israelí expresó sus condolencias a Andrés y las familias de las víctimas y aseguró haber abierto una "investigación independiente" para esclarecer lo que a última hora de este martes Benjamin Netanyahu calificó de "incidente trágico" en el que "no hubo intencionalidad" y que sucede en las guerras". Entretanto, los líderes internacionales se sumaban a la condena. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, calificó el ataque de "inaceptable" y reiteró la necesidad de que se produzca una investigación y los responsables rindan cuentas. También solicitó un alto el fuego en Gaza que durante meses se resistió a reclamar.

EEUU mantiene la transferencia de armas a Israel

Por su parte, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, abogó por "una investigación rápida, completa e imparcial" sobre el ataque y aseguró haber trasladado al Gobierno israelíes la necesidad de "hacer más para proteger la vida de los civiles inocentes, sean niños palestinos o trabajadores humanitarios". Washington, reconoció, no se plantea congelar el envío de armamento."Tenemos un compromiso de largo recorrido con la seguridad de Israel y su capacidad para defenderse", apuntó.

Desde la ONU se aprovechó el ataque para subrayar "los riesgos mortales" que afrontan sus empleados aún operativos en Gaza. Precisamente los trabajadores fallecidos de World Central Kitchen (WCK) se habían reunido poco antes con un alto cargo de la ONU, la Coordinadora para la reconstrucción de Gaza, Sigrid Kaag. El Alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk agregó desde Ginebra: "Como otros trabajadores humanitarios, estaban salvando vidas. Este ataque debe ser investigado de forma independiente y completa, y la rendición de cuentas es esencial".

Las preguntas incómodas, por Daniel Levy

¿Por qué los trabajadores humanitarios tienen que estar allí llevando alimentos por mar a esas instalaciones temporales? ¿Por qué tiene que participar WCK? Volvamos a antes del 7 de octubre, al bloqueo sobre Gaza, en el que la inseguridad alimentaria ya era una preocupación. Ahora el miedo a la inanición y a la hambruna, el miedo a que Israel esté utilizando la inanición como herramienta de guerra violando el derecho internacional, el hecho de que Israel lo haya destruido todo, haya desplazado a todo el mundo, la infraestructura haya sido devastada, las panaderías hayan sido el objetivo... Israel ha creado esto y luego ha impedido que los suministros humanitarios entren por los canales normales. La forma más eficaz no es por barco, ni por aire, sino a través de los pasos fronterizos terrestres. Si Israel no ha permitido que éstos funcionen adecuadamente, no ha permitido que la ayuda se distribuya adecuadamente, ha atacado en varias ocasiones a personas que iban a recoger ayuda, ha hecho imposible que las organizaciones de ayuda funcionen, entonces tenemos que recordar que Israel, por supuesto, ha lanzado una campaña contra el mecanismo humanitario más capaz, competente, bien establecido y dotado de personal que existe en Gaza, que es la UNRWA. Y varios países retiraron su financiación a la UNRWA, entre ellos Estados Unidos, tras las acusaciones israelíes, que aún no han aportado sus pruebas a los investigadores de la ONU. Así que ese es el telón de fondo de este suceso, que no debemos olvidar.