España, Irlanda y Noruega han acompasado su paso para reconocer formalmente este martes a Palestina, un Estado que se declaró como tal en 1988 y que, con la incorporación del terceto europeo, suma el reconocimiento de 146 países en todo el mundo. Un movimiento que, a punto de cumplirse ocho meses de guerra y con el balance de víctimas mortales superando las 36.000 personas, busca sacudir el tablero en busca de una solución a 76 años de conflicto, cada vez más hundido una interminable espiral de violencia.
"Durante muchos años nosotros y otros muchos países esperamos a reconocer Palestina al final del proceso de paz cuando todo estuviera acordado, pero hace unos años nos dimos cuenta de que teníamos que pensar de manera creativa y tal vez reconocerlo en el momento en el que sirviera para lanzar un impulso y una señal al proceso. Hemos estado aguardando este instante", declaró el ministro de Exteriores noruego, Espen Barth Eide, en una rueda de prensa este lunes en Bruselas junto a sus homólogos español e irlandés. Eide fue el que más gráficamente dibujó las razones para que los tres países europeos sumen este martes sus fuerzas, a la espera de que otros vecinos del Viejo continente -Malta, Eslovenia o Bélgica- secunden el camino.
Reforzar a "las voces moderadas" en Israel y Palestina
La primera premisa del paso escenificado este martes es proporcionar aliento a "las voces moderadas" en cada uno de los bandos enfrentados, reconfortar a aquellos actores israelíes y palestinos que desde hace años han ido siendo marginados y barridos por la radicalización en ambas trincheras. "El reconocimiento de Palestina es una firme expresión de apoyo a las fuerzas moderadas tanto en Israel como en Palestina", manifestó Eide en unas declaraciones posteriores a las de la rueda de prensa.
Es la misma tesis que manejó la semana pasada Pedro Sánchez en la comparecencia en el Congreso de los Diputados en la que anunció el reconocimiento de Palestina. A juicio de Haizam Amirah-Fernández, profesor de Relaciones Internacionales de la IE University, una de las primera interpeladas es paradójicamente la sociedad israelí. "Les envía señales sobre los incentivos y desincentivos de seguir por el camino al que le está llevando su liderazgo político y militar. ¿Incentivos? La normalización de Israel, que tanto ansía su sociedad y que no sea solamente con un par de estados árabes sino con el conjunto de la Organización para la Cooperación Islámica, que engloba no solo a los 22 países de la Liga Árabe sino a 57 estados en total", explica el analista.
La otra posibilidad es que Israel sea retratado como un Estado paria y que vaya por el camino de la Sudáfrica del apartheid
El otro escenario es incrementar su aislamiento internacional. "Que Israel sea retratado como un Estado paria y que vaya por el camino de la Sudáfrica del apartheid y esté en la categoría de Estado genocida, por ahora plausible; que se emitan órdenes de detención contra sus máximos dirigentes; que sufran boicots como el de Eurovisión o las competiciones deportivas", indica Amirah-Fernández. "Los tres países lo han dejado claro: no es contra Israel sino que hay que cambiar la fórmula que se ha venido utilizando hasta ahora, que es la que nos ha llevado al 7 de octubre y a todo lo que ha venido después".
Revivir la Autoridad Palestina
La intención del terceto es que, con su gesto de este martes, se lance un apoyo también al otro lado, a la institución que representa la Autoridad Palestina (AP), con un presidente Mahmud Abás impopular y asociado a años de cooperación con Israel. Que el reconocimiento sea una suerte de elixir para recuperar a una organización en cuidados paliativos, con la competencia feroz que ha representado la vía de Hamás desde su bastión en la Franja de Gaza.
Los tres ministros de Exteriores se reunieron el lunes con el primer ministro de la Autoridad Palestina Mohamed Mustafa para exhibir una defensa cerrada de la institución. "Durante las últimas siete semanas Mustafa ha liderado un nuevo gobierno, más tecnocrático y moderno. Tenemos confianza en su labor de proporcionar servicios y llevar a cabo reformas", señaló Eide tras recordar el espíritu de la Conferencia de Madrid de 1991 y los Acuerdos de Oslo. "Lo que estamos haciendo ahora es darle un nuevo software y una visión 2.0 a todo aquello".
A Israel también le interesa una Autoridad Palestina funcional
En la misma línea se expresó este lunes el jefe de la diplomacia europeo Josep Borrell. "A Israel también le interesa una Autoridad Palestina funcional, porque para lograr la paz necesitamos una Autoridad Palestina fuerte, no más débil", indicó el socialista. "Y no solo la AP sino también la OLP. Podría darse una incorporación representativa de los distintos componentes de las fuerzas palestinas, una vez que se hayan dado ciertas condiciones. Evidentemente se tienen que producir cambios internos. Hay un elemento biológico, que es la edad del presidente de la autoridad palestina. Hay un elemento demoscópico, supongo, que es su irrelevancia para la mayoría de la población palestina y sobre todo de los jóvenes", arguye Amirah-Fernández. "Una de las claves de los tres países es adelantarse a la curva, al escenario que se producirá cuando se conozca lo que de verdad ha sucedido en Gaza y nos demos cuenta de la monstruosidad que se ha tenido lugar".
El regreso de la AP a Gaza
Fue el ministro de Exteriores noruego el que el lunes deslizó al necesidad de abordar "cómo la Autoridad Palestina regresa a la Franja de Gaza". "Casi todo el mundo ha empezado a darse cuenta que necesitamos una estructura gubernamental para Gaza y eso debería estar en manos de la Autoridad Palestina", advirtió.
Una mención al día después a la guerra en Gaza que aún se antoja lejano y que tendrá que abordar la reconstrucción de un territorio que ha sido arrasado por los ataques aéreos y la operación militar israelí, en un nivel sin precedentes ni paralelismos cercanos. Ni la guerra civil siria en enclaves como Alepo o la contienda contra el Estado Islámico en Mosul (Irak) resultó tan devastadora en tan poco lapso de tiempo. "Todo tiene que ir en la dirección de que la Autoridad Palestina asuma la responsabilidad sobre Gaza", insistió Borrell.
El retorno de la AP a Gaza, controlada por Hamás desde su victoria electoral en 2006, es uno de los horizontes que se ha debatido desde octubre, con un Gobierno israelí que se ha negado a tal extremo pero en el que internamente no existe consenso sobre quién y cómo se gestionará la posguerra. En estos meses se ha sugerido incluso una fuerza compuesta por países árabes que asuma el control de la Franja.
Las declaraciones del terceto sobre un apoyo al regreso de la AP suscita incomodidad en algunos sectores palestinos. "Hay dos maneras de interpretar estos comentarios en particular: una es decir que los tres ministros se esforzaron por apaciguar a Estados Unidos, al tiempo que intentaban ejercer presión diplomática sobre el Estado israelí. Es quizás la interpretación más generosa de sus comentarios", explica a este diario Muhannad Ayyash, profesor de Sociología de la universidad canadiense de Mount Royal.
"Otra manera sería argumentar que en realidad están facilitando el plan postgenocidio dirigido por EE.UU, que quiere que la Autoridad Palestina asuma la autoadministración de lo que quede de los territorios palestinos", agrega. "Esta Autoridad no gozaría de plenos derechos de autodeterminación o soberanía. Si ese es el caso, entonces la medida de reconocer el Estado de Palestina es peor que su simbolismo. Más bien, se convierte en parte del esfuerzo por vender la auto administración palestina, que estaría al servicio del colonialismo de los colonos israelíes, como 'estatalidad' palestina. Básicamente permitiría la subyugación de los palestinos y llamaría a eso 'paz'", replica.
Hacia una normalización completa entre países árabes e Israel
Los precursores del reconocimiento apuntan, además, que el paso busca forzar otro trofeo: el de un reconocimiento recíproco entre Israel y los estados árabes que aún son reacios al Estado judío a cambio de la implementación de la solución de dos Estados. Si antes del ataque del 7 de octubre, el acuerdo histórico entre israelíes y saudíes parecía cercano, ahora se trata de un pacto más amplio.
La apuesta es que haya un reconocimiento recíproco, que también Israel reconozca a Palestina y que ese sea el camino para una normalización de Israel en su vecindario
Sería un movimiento que contribuiría a sellar por fin un conflicto que tiene serios desafíos como el de hacer viable un Estado palestino en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este, con la realidad de 700.000 colonos en asentamientos ilegales en Cisjordania.
"He pedido a los países árabes que mantengan su compromiso con la paz, donde la normalización con Israel es una clave importante. Todos debemos hacer lo que podamos. Es urgente para los palestinos que avancemos ahora hacia una solución de dos Estados para lograr una paz duradera", subrayó Eide.
"La apuesta es que haya un reconocimiento recíproco, que también Israel reconozca a Palestina y que ese sea el camino para una normalización de Israel en su vecindario y en el conjunto de la región, que lo convierta en un país normal, algo que a día de hoy no es", recalca Amirah-Fernández. "La reacción furiosa que está mostrando el Gobierno de Israel demuestra que esto va más allá de un paso simbólico", concluye.
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