Menos de tres meses después de su regreso a la Casa Blanca, el presidente estadounidense Donald Trump ha erigido unas barreras al comercio superiores que las que impusieron cualquiera de sus antecesores a lo largo del último siglo, inclusive en los años 30. El propósito del americano es cambiar las normas de la economía mundial y, de paso, impulsar la industria, el empleo y la actividad estadounidense como nunca antes gracias a sus medidas proteccionistas.
Con ese propósito, el miércoles anunció aranceles del 10% a casi todos los países con los que Estados Unidos tiene algún tipo de relación comercial, cifra que se verá incrementada en el caso de 60 de ellos por lo que considera desequilibrios comerciales importantes que deben ser remediados. El presidente estadounidense aseguró que sus técnicos habían obtenido las cifras de los gravámenes que EEUU cobrará ahora por las importaciones de cada país dependiendo de un sinfín de factores distintos, desde cambios de moneda a subvenciones de cada Gobierno a su propia industria y criterios de entrada a los productos americanos, es decir, todo aquello que pudiera influir de algún modo a la actividad de las empresas estadounidenses en dichos países.
Sin embargo, el cálculo ha resultado bastante más simple: tan solo consiste en obtener la diferencia entre las exportaciones y las importaciones de EEUU con el otro país y dividirlo entre las importaciones. Es decir, que a mayor déficit comercial -resultado de la diferencia entre exportaciones e importaciones de un país-, más aranceles, lo que conduce a que pequeñísimos países -e incluso islas en las que solo viven pingüinos- a los que EEUU no exporta nada pero de donde sí importa algún producto o servicio a partir del 9 de abril afronten tasas muy superiores a las que deberá soportar cualquier otro país al que Estados Unidos sí exporte productos a un nivel parecido a los que importa.
Con este método, China, Japón y la Unión Europea afrontarán gravámenes entre dos y tres veces más altos que el resto de países -del 34%, 24% y 20%, respectivamente, que en el caso de China ascenderá al 54% al sumarle el 20% ya impuesto- algo que Trump explica diciendo que han tratado a su país "injustamente". Por tanto, algunas de las tasas más altas van dirigidas a los mayores socios comerciales estadounidenses, pero no afectan a México ni a Canadá, que negociarán aparte sus propios aranceles con Trump -ahora mismo soportan gravámenes del 25% en todos los productos no cubiertos por el acuerdo de libre comercio TMEC-, ni tampoco a Rusia, Corea del Norte, Cuba o Bielorrusia.
Según la Casa Blanca, dichos países "ya están enfrentándose a unos aranceles extremadamente altos y nuestras sanciones previamente impuestas impiden cualquier comercio de calado con estos países". No obstante, los datos que constan en las propias webs del Departamento de Comercio estadounidense revelan que aunque los embargos son importantes, no implican que el comercio con dichos países esté reducido a cero.
"Vamos a empezar a ser muy listos, y vamos a empezar a ser muy ricos otra vez", dijo Trump este miércoles en su discurso en la Casa Blanca, durante el que trató de argumentar que su decisión era la inevitable debido al "injusto trato" que recibe Estados Unidos por parte del resto de países. "Los números son tan desproporcionados, tan injustos", repitió el presidente.
"Durante décadas, Estados Unidos ha relajado las barreras comerciales que tenía con otros países, y mientras esos países han dispuesto aranceles enormes a nuestros productos y han creado enormes barreras no monetarias para mermar nuestras industrias, en muchos casos las barreras no monetarias han sido peores que las monetarias. Han manipulado sus monedas, han subsidiado sus exportaciones, robado nuestra propiedad intelectual, impuesto un IVA desorbitado para perjudicar a nuestros productos, adoptado reglas injustas y estándares técnicos", protestó.
En respuesta, tanto China como la Unión Europea, el mayor socio comercial estadounidense, han asegurado que están preparando medidas en respuesta. "Habrá consecuencias inmensas y la economía mundial va a sufrir mucho... En la Unión Europea estamos juntos en esto. Si vas contra uno de nosotros, vas contra todos", ha respondido la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.
Los economistas aseguran que a corto plazo los aranceles americanos provocarán mayores precios para sus ciudadanos y que ralentizarán el crecimiento del país, pudiendo ocasionar, incluso, una recesión. Así parecían opinar también los inversores este jueves: Wall Street registró su peor día desde marzo de 2020, con el Nasdaq dejándose un 6%, el S&P perdiendo casi un 5% y el Dow Jones perdiendo 1.679 puntos. Y empresas estadounidenses que hacen gran parte de su negocio en el extranjero han sido las más golpeadas: Apple ha caído un 9% y Nike, un 14%.
Una tasa efectiva de aranceles 20 puntos más alta
Pero para entender mejor el impacto de los aranceles conviene hacerse una idea de hasta qué punto son altos los aranceles de Trump. Para conseguir ese objetivo, un dato: Bloomberg Economics calcula que la tasa efectiva que Estados Unidos va a cobrar en unos días a sus socios es, de media, de alrededor del 23%, la más alta en más de un siglo. Es decir, que si a día de hoy Estados Unidos cobra aranceles a alrededor de 3.000 millones de dólares en bienes que recibe de países extranjeros, lo que supone alrededor del 2,3% del total, esa tasa efectiva va a subir más de 20 puntos en solo unos días.
En el mismo sentido opina Fitch Ratings, que ha calculado que la media arancelaria será del 22,5%, frente a la del 2,5% del año pasado. A día de hoy, países como México tienen una tasa efectiva media de aranceles del 3,9%; Canadá, del 3,4%; Alemania, del 2,7%, Francia, del 2,7%, y China, del 3%. La India es el país con una mayor tasa media, del 12%, según datos de la Organización Mundial del Comercio que ha objetivo Reuters.
Los aranceles base del 10% entrarán en vigor este sábado, mientras que los más altos, los específicos por país, lo harán el 9 de abril, según ha dicho la Casa Blanca.
Una guerra comercial difícil de revertir
Trump prevé que sus aranceles provoquen un boom económico en EEUU, y que la bolsa se recupere pronto de sus caídas. Pero existe la posibilidad de que no suceda así, y de este modo lo reconocía este jueves el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent. Decía Bessent ante la pregunta de si los aranceles son permanentes que pretender "esperar y ver cómo se desarrolla esto".
"Acaban de anunciar una importante subida de impuestos, sobre todo para las empresas, pero como la mayoría de los impuestos a las empresas se trasladará a mayores precios que pagará el consumidor. Y no puedes crecer en una economía con impuestos más altos", ha dicho Steven Blitz, economistas jefe de GlobalData TS Lombard, en una nota.
¿Qué pasaría en ese caso, si los precios realmente suben, puede Estados Unidos simplemente deshacer los aranceles y volver al punto de partida? La teoría dice que sí, pero en la práctica es mucho más difícil. Recuperar unas relaciones comerciales que se han rodo puede ser muy complicado, sobre todo si el resto de países han suplido aquellos bienes y servicios que importaban de Estados Unidos por los de otros territorios, y especialmente si siguen teniendo miedo a otros cambios normativos tan bruscos.
Lo mismo sucederá con las empresas americanas que posiblemente tengan que cerrar si, por ejemplo, importaban gran parte de sus materiales o piezas y no ven posible sustituirlos por otros que procedan de dentro del país, porque no existan o porque dispararían los precios de sus productos finales.
Para los economistas, si Trump no revierte sus medidas este podría ser "el mayor intento de cambiar la estructura impositiva y comercial en Estados Unidos desde que Nixon intentó sacarnos del patrón oro al principio de los 70", ha dicho Michael Gapen, economista jefe de Morgan Stanley. El experto ha dicho que su banco ha estado advirtiendo a sus clientes de que los mercados estaban siendo demasiado complacientes con los riesgos de los aranceles, pero que el anuncio del miércoles ha sido "mucho mayor" de lo que habían previsto.
La incertidumbre puede durar cierto tiempo, tanto como tarden en responder los socios comerciales de EEUU, e incluso más dada la imprevisibilidad de Trump. Su objetivo es conseguir que las empresas extranjeras se muden a Estados Unidos y fabriquen desde allí, pero si las compañías no saben si en tres o cinco años los aranceles seguirán en pie, les será más complicado tomar ese tipo de decisiones.
Según UBS, si los aranceles siguen en pie a largo plazo, la inflación podría subir del 2,5% actual al 4,4% a finales de año, para después pasar a descender hasta el 3% a finales de 2027. Si esas previsiones se cumplen, la Reserva Federal estadounidense se vería entre la espada y la pared, justo después de haber navegado un periodo de fuerte inflación. Sus funcionarios tendrán que decidir si suben los tipos por el riesgo de que aumenten los precios, o si los bajan para tratar de reducir el desempleo posiblemente en aumento.
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2 Comentarios
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hace 1 mes
Están en su derecho
hace 1 mes
Lo que van a notar los EEUU a medio plazo va a ser un considerable descenso de sus exportaciones.Y muchos productos escaseando y elevando sensiblemente sus precios.Porque si al resto del mundo no le va a interesar seguir vendiendole a ellos en esas condiciones,allí tendrán que apañarselas casi solo con productos auctoctonos,provocándose el efecto anteriormente señalado.
En resumen,que Trump va a fastidiar a muhos sectores europeos y de otros paises que son habituales exportadores a USA ,pero que a larga se va a pegar un tiro en el pié con su política arancelaria.Aunque si,como algunos defienden,lo que pretende es provocar una deflacción mundial,lo va a conseguir;aunque pudiera ser que coniguiera medio plao todo lo contrario : un repunte de la inflacción provocado por la escasez de muchos productos.