La canciller alemana, Angela Merkel, ha dejado claro al primer ministro británico, Boris Johnson, dónde está la línea roja sobre el Brexit para la Unión Europea. Irlanda del Norte ha de permanecer en la unión aduanera para evitar fronteras entre las dos Irlandas. En estas condiciones, desde el 10 de Downing Street aseguran que el acuerdo es imposible "no solo ahora sino siempre".

A las 8 de la mañana de este martes Boris Johnson y Angela Merkel han hablado por teléfono. Merkel ha explicado al primer ministro británico que si Irlanda del Norte no permanece en la unión aduanera el acuerdo será "altamente improbable". Es decir, la UE está dispuesta a considerar que haya diferencias sobre el IVA pero mantener a Irlanda del Norte en la unión aduanera es la única manera de que haya alineamiento regulatorio y así no sean necesarios los controles. Viene a ser un ultimátum de la UE por boca de Merkel.

El primer ministro británico considera imposible cumplir con esta premisa por lo que consideran que las negociaciones con la UE están prácticamente muertas. En realidad, si no está dispuesto a reconsiderar esta cuestión, y basa su oferta en controles virtuales, su propuesta ya nació destinada al fracaso.

La propuesta que ha puesto sobre la mesa Boris Johnson se basa en que Irlanda del Norte conservaría las regulaciones del mercado único europeo en bienes, incluidos los agroalimentarios. No se alude a personas, capitales y servicios. También se plantea que afecte a productos industriales. Ha de ser aprobado por la Asamblea del Ulster y renovar esta luz verde cada cuatro años.

Al final del periodo de transición, Reino Unido e Irlanda del Norte dejarían de pertenecer a la unión aduanera. Aún así Boris Johnson asegura que solo habría controles físicos en pequeña proporción.

"Merkel dijo que a Alemania le gustaría que el Reino Unido saliera de la UE sin problema pero puntualizó que no puede ejecutarse el Brexit si Irlanda del Norte deja la unión aduanera con lo que no tendrá alineamiento regulatorio con la UE. El gobierno de Irlanda vetará esta solución. Merkel ha aconsejado a Boris Johnson que diga a Irlanda del Norte que ha de mantenerse en la unión aduanera", ha señalado una fuente del 10 de Downing Street que cita The Guardian.

"Ha sido un momento clarificador. Supone una nueva posición que significa que un acuerdo es imposible ahora y siempre. Deja claro que quieren torpedear los Acuerdos de Viernes Santo", añadía esta fuente.

Enfado de Tusk

De momento, no hay reacción oficial desde la cancillería alemana. El todavía presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, sí que ha acusado a Boris Johnson de empeñarse en ganar el juego de las culpas. "No se trata de un estúpido juego de culpas. Está en juego el futuro de Europa y del Reino Unidos, así como la seguridad y los intereses de nuestra gente. No quieres un acuerdo, no quieres una ampliación, no quieres echar atrás el proceso. Quo vadis?", escribe Tusk, que apura sus últimos días en el cargo.

El presidente francés, Emmanuel Macron, había dado hasta el fin de semana a Boris Johnson para que limara su propuesta inicial con vistas a la cumbre del 18 y el 19 de octubre, de donde tendría que salir un acuerdo de salida. Ahora parece imposible que se llegue a buen puerto.

El Parlamento británico aprobó la ley Benn, que obliga al primer ministro a solicitar una prórroga si no hay finalmente un acuerdo. Sin embargo, Boris Johnson insiste en que el Reino Unido saldrá el 31 de octubre sí o sí. El tribunal de Edimburgo desestimó el lunes obligar al primer ministro a que cumpla con esta prerrogativa porque confía en que finalmente lo hará.

Boris Johnson pretende que haya elecciones anticipadas, pero tampoco ha conseguido que el Parlamento dé su necesario visto bueno a la convocatoria. Los laboristas quieren que antes de volver a las urnas quede claro que habrá una prórroga hasta el 31 de enero. Veremos hasta dónde está dispuesto a llegar Boris Johnson en su pulso con el Parlamento. En Buckingham temen que vaya a implicar aún más a la Reina.