Pues ya votamos el 82% de los catalanes. Ni más ni menos. Ya no se podrá hablar más de mayorías silenciosas. Acudió a las urnas hasta el tato. Y del 21-D se desprenden distintos titulares según se aproxime más o menos la lupa. De cerca, muy de cerca, Ciudadanos ha ganado con un resultado histórico, más de un millón de votos. Por primera vez en democracia un partido no nacionalista ganas las elecciones en Cataluña. No fue una buena señal que en los merecidos discursos de celebración de Arrimadas y Rivera no utilizaran el catalán si lo que se quiere es ser la presidenta de todos.

Si seguimos mirando de cerca, el PP también obtiene un resultado histórico. Se sitúa último, por detrás de la CUP. Ambos partidos conformaran el grupo mixto del Parlament y deberán pactar los tiempos, la presentación de mociones, el presupuesto…¡Qué mala es la vida!

Rajoy debería tomar nota. Llevaba tres días entregado en cuerpo y alma a salvar la debacle que se intuía, madrugando y marchando rápido cerca del mar barcelonés y aun así los catalanes le han dado la espalda. A él y al jefe del Estado que hace dos meses riñó a través de la telea muchos de sus súbditos como si fueran menores de edad. Rajoy y el PP son residuales en el Parlament de Cataluña. Obviables. En Génova, en Moncloa y en la Zarzuela deberían reflexionar.

Rajoy llevaba tres días entregado en cuerpo y alma a salvar la debacle que se intuía y aun así los catalanes le han dado la espalda

Puigdemont, que por primera vez se presentaba como candidato a la presidencia de la Generalitat, diseñó una campaña personalista, basada en la legitimidad de su figura como President, llamando exilio a su traslado a Bruselas y reclamando respeto hacia la institución de la Generalitat. Y convenció. Su candidatura, Junts per Catalunya, ha más que doblado las previsiones de voto iniciales. Es el otro ganador de la jornada.

Otro de los titulares es que ni ERC ni el PSC ni los comunes han logrado los resultados que esperaban. Los de ERC salvan los muebles (no hay que olvidar que su candidato está en prisión) pero ceden la primera posición independentista a un Puigdemont más consolidado que nunca. Los socialistas no remontan y siguen estancados en sus queridas áreas metropolitanas barcelonesa y tarraconense cediendo votos a espuertas a Ciudadanos. Los comunes, equidistantes ellos, pagan la inconcreción. Aviso para navegantes en la ciudad de Barcelona dentro de año y medio.

Y para mí lo más interesante de ayer. Alejar la lupa y observar que el independentismo consigue la mayoría absoluta de escaños y también en votos (si se deja fuera de sumas y restas a los Comunes por lo de la equidistancia).

Si con candidatos en prisión, procesos judiciales sumamente politizados y extralimitados, atestados de la Guardia Civil instando al procesamiento por sedición de cada vez más líderes políticos y civiles y con el 155 a pleno rendimiento, si aun así gana el independentismo es hora de que Mariano Rajoy descuelgue el teléfono y cite a Puigdemont a su despacho ya.

Hay que hablar. Encerrados y sin micros. Sin venganzas ni amenazas. Sin desafíos ni ultimátums. Porque corremos el riesgo de volver a caer en la casilla 59 del juego de la Oca. La de la calavera. La que te envía al punto de inicio.