La Generalitat se ha puesto de rodillas ante el sector del taxi y ha cedido a sus peticiones: los servicios de las VTC se tendrán que solicitar con un mínimo de una hora de antelación en Barcelona y no podrán utilizar geolocalizadores. Eso significa la muerte para Uber y Cabify en Cataluña. La violencia ha dado su fruto y alimenta ahora las exigencias del sector en comunidades como Madrid.

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