Vox, con Abascal hinchado de patria como una gaita, dando bocinazos con datos inventados y falacias de sofista con orujo, ya es tercera fuerza. Se ha subido al podio uno de los jinetes del Apocalipsis, que representa no ya la política simplona y engañosa de todos los populismos, sino el retorno a conceptos esencialistas, joseantonianos, de la ciudadanía, y la afirmación del prejuicio y la discriminación como inspiración ideológica. El jinete con harapos de bandera y guadaña de barberillo ha galopado empujado por las llamas dalilianas de Cataluña, por el soplido de Sánchez, que les ha dado otra vida, y por la pasividad azorada del PP y de Cs, que dejaron que se llevara a los votantes más inflamables negándose a rebatir su discurso primitivo, falso y pegajoso.

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