Brutal revolcón a Álvaro García Ortiz y a su protegida, Dolores Delgado, porque en una sentencia dictada por unanimidad entre jueces de distintas sensibilidades han tumbado los sucesivos nombramientos de la señora Delgado desde que fue designada Fiscal General del Estado.

La promoción de la fiscal de la Audiencia Nacional ha sido un cúmulo de despropósitos desde que fue nombrada ministra de Justicia, cargo que no tenía el menor inconveniente a priori porque estaba bien que una fiscal fuera nombrada para desempeñar el cargo para el que desde luego estaba formada e informada.

Pero a partir de ahí todo fueron disparates a los que Pedro Sánchez no ha hecho ningún caso, como es costumbre en él. El caso es que, tras su paso por el Gobierno, el mismo Pedro Sánchez la nombró Fiscal General del Estado, cosa que tuvo grandes críticas porque era impresentable que un ministro del Gobierno accediera al puesto de mayor rango dentro de la Fiscalía. Aquello sentó muy mal dentro de la sociedad en general, pero sentó mucho peor dentro de la carrera fiscal.

Ella no se inmutó a pesar de que sus antecedentes distaban mucho de la imparcialidad que se le debe suponer, o que se le supone a un Fiscal General del Estado porque asistió a un almuerzo con Baltasar Garzón -su pareja- y el comisario Villarejo. En el transcurso de este almuerzo Villarejo contó cómo había visto a magistrados españoles de visita a no recuerdo qué país centroamericano en compañía de menores de edad.

Y la señora Delgado, que entonces era fiscal en ejercicio en la Audiencia Nacional no había actuado de inmediato recabando más información sobre este asunto, ya que tenía delante a un testigo de los hechos. Pero hubo algo más en esa comida hubo la afirmación de la señora Delgado de que un compañero suyo, un juez, era "maricón". Y hubo un comentario de Baltasar Garzón según el cual tú, refiriéndose al comisario "eres un mal necesario".

Con estos antecedentes Pedro Sánchez la nombra ministra de Justicia. Pero ya que la eleve hasta la categoría de Fiscal General del Estado sin solución de continuidad desde su puesto de ministra, hizo temblar las cuadernas del número 17 del Paseo de la Castellana,

Con estos antecedentes Pedro Sánchez la nombra ministra de Justicia. Pero ya que la eleve hasta la categoría de Fiscal General del Estado sin solución de continuidad desde su puesto de ministra, eso hizo temblar las cuadernas del número 17 del Paseo de la Castellana, sede de la Fiscalía General.

Hubo un momento en que la señora Delgado renunció al cargo porque, dijo, estaba "rota por dentro", traducido, tenía unas lesiones en la columna que le obligaban a declinar el puesto.

Pero a partir de ahí se suceden determinados hechos que son los que han acabado en la Sala Tercera del Tribunal Supremo. Ella renuncia al cargo y designa a su número dos, Álvaro García Ortiz como nuevo Fiscal General del Estado. Pero el señor García Ortiz siente la necesidad de promocionar a su antecesora a quien le debe el cargo que ahora ostenta y la nombra Fiscal Togada de Sala de lo Militar, cargo al que aspiró ella en primer lugar.

Pero ahora el Tribunal Supremo ha derribado todos los nombramientos de la señora Delgado porque se ha producido una evidente "desviación de poder", es decir, el “ejercicio de potestades administrativas para fines distintos de los fijados por el ordenamiento jurídico”.

Lo que la Sala Tercera del Alto Tribunal quiere decir es que la finalidad buscada por García Ortiz fue asegurar a Delgado su promoción a la máxima categoría. “Tratando de llenar” lo que, según expresó el propio fiscal general, era una carencia de la legislación: que los fiscales generales, cuando cesan, no sean automáticamente ascendidos a fiscales de sala.

El recurso ante el Supremo lo planteó el fiscal Luis Rueda que había obtenido seis votos del Consejo Fiscal frente a los cinco obtenidos por la señora Delgado pero el Fiscal General del Estado eligió para el puesto a su antecesora en el cargo. Ahora le tumban esa decisión y, probablemente, todas las que siguieron a ésta.

Los vocales favorables a Rueda hicieron hincapié en su conocimiento del Derecho Militar, porque perteneció al Cuerpo Jurídico Militar antes de su incorporación a la carrera fiscal. Nada de eso hizo mella en el actual Fiscal General del Estado ahora en funciones.

Y le da en la cabeza a Álvaro García Ortiz porque la sentencia deja establecido que “cualquiera que sea la opinión que a cada uno le merezca, lo cierto es que esa promoción automática no ha sido querida por el legislador, ni está prevista en la ley. Y, desde luego, la potestad del Fiscal General del Estado consistente en hacer la propuesta de resolución de convocatorias de plazas de la primera categoría no tiene por finalidad reescribir las reglas de promoción en la Carrera Fiscal ajustándolas a sus personales preferencias”.

La siguiente promoción de Dolores Delgado no se quedó ahí, siguió adelante y, por fin, recaló en el lugar que deseaba: Fiscal de Sala para la Memoria Democrática el puesto para el que llevaba preparándose desde hace mucho tiempo. Pero este nombramiento también está recurrido y ahora hay dudas de hasta dónde llega hacia atrás la sentencia del Tribunal Supremo.

"Lo que se anula es el ascenso. Gracias a él lo fue de lo Militar y después de la Memoria", dicen algunas fuentes consultadas del propio Supremo por Irene Dorta.

De modo que puede que la señora Delgado tenga que volver a ejercer como Fiscal de la Audiencia Nacional a no mucho tardar. Pero aquí son dos, no un solo, los responsables del altercado. Veremos si tiene consecuencias el nombramiento de Alvaro García Ortiz, otra vez, como nuevo Fiscal General del Estado.

Porque el palo ha sido de los de no te menees.