Miguel Urbán es uno de los fundadores de Podemos, eurodiputado y miembro de la ejecutiva de Pablo Iglesias, a quien apoyó en la secretaría general en Vistalegre II, donde lideró una de las listas al Consejo Ciudadano Estatal. Es uno de los referentes del partido y una de sus miradas críticas. Líder de la corriente Anticapitalista, comparte con el resto de dirigentes morados el objetivo de desalojar al PP de las instituciones, pero marca perfil propio en el cómo llevarlo a cabo. La cúpula del partido ha mantenido hasta ahora su interés en tratar al PSOE como a un socio de Gobierno. Urbán rompe una lanza por mantenerse en la oposición y evitar entrar en una Ejecutiva socialista. "Me importa menos si Sánchez hace suyos éxitos que no ha conseguido él, lo que me importa es que sean éxitos", explica.

Frente a la postura de Pablo Iglesias, que rechazó la posibilidad de llamar a la participación en el referéndum catalán, Urbán apuesta por respetar las decisiones de Podem en Cataluña, que sí ha apoyado la consulta del 1 de octubre, aunque da un paso atrás en la postura de Izquierda Anticapitalista sobre el asunto y matiza su respaldo al "referéndum desobediente" que anunciaron en su día. Entre las ideas que defiende en España está la de incluir "la cuestión republicana" en una posible reforma constitucional, y a nivel europeo habla de emprender una "ruptura democrática internacionalista" para acabar con lo que considera un "sabotaje del proyecto europeo" por parte de las políticas neoliberales.

Pregunta.- ¿Cómo valora el giro de Podemos en su relación con el PSOE?
Respuesta.- Lo que ha habido es un cambio en el PSOE. Se habla de podemización del PSOE, que a mí no me parece exacto, pero no es lo mismo la gestora que esta nueva  etapa de Pedro Sánchez. No cambia Pedro Sánchez como figura sino su entorno y cómo gana las primarias: en contra de todo el aparato y aupado por una militancia harta de un giro socioliberal. Un giro que no es exclusivo del PSOE, sino que es de los partidos socialistas europeos en esta especie de gobernanza neoliberal de gran coalición de socialistas con la derecha, y las militancias se están rebelando. También lo hemos visto con Corbyn en Reino Unido en el partido laborista o la victoria de Beoït Hamon contra el candidato del aparato del Partido Socialista en Francia, que era Manuel Valls. No es una cuestión española. La mutación neoliberal de los partidos socialistas es europea.

P.- ¿No ha cambiado Podemos su estrategia con su llamamiento al diálogo?
R.-
El llamamiento nunca se ha perdido. Recordemos la respuesta  de la gestora a la hora de debatir enfrentarnos de forma conjunta a los Presupuestos. Fue una respuesta directamente de negación y ahora por ejemplo sí que se posiciona en contra del techo de gasto, algo que llevábamos pidiendo desde hacía tiempo. Ha cambiado el PSOE. Veremos si el cambio de actitud se concreta en políticas efectivas. Veremos qué Pedro Sánchez es el que gana, porque tiene muchas almas, no sé si será el Pedro Sánchez que denunció presiones del Ibex en Salvados, o el que entró como secretario general de la mano de Susana Díaz contra Eduardo Madina. Es una incógnita.

P.- Sánchez  ha utilizado expresiones propias de Podemos como “patrimonializar las instituciones”, ¿teme el abrazo del oso del nuevo PSOE?
R.-
Creo en conceptos gramscianos como el concepto de hegemonía. Lo que se ha visto en la política de este país en los últimos tres años es que Podemos consigue condicionar los debates públicos y el lenguaje. Eso se vio con casta, con trama, con patrimonializar las instituciones. Elementos como la transparencia, la necesidad de cambios profundos en nuestro país, cada vez habla de plurinacionalidad…

P.- ¿No temen que PSOE se arrogue esos éxitos?
R.-
Me importa menos si Sánchez hace suyos éxitos que no ha conseguido él, lo que me importa es que sean éxitos. Me importa que al final sean hegemónicos en la sociedad, que produzcan cambios en la forma de pensar en la política y en la calidad de vida de los ciudadanos, no si al final en un libro de Historia le da el patrimonio de una palabra a Irene Montero, a Pedro Sánchez, a Iñigo Errejón o a Miguel Urbán. Lo importante es que se produzcan cambios, que evolucionemos y que podamos ir hacia una cultura democrática en nuestro país.

P.- ¿Es partidario de entrar en un Gobierno con el PSOE de Pedro Sánchez?
R.-
Siempre he estado en contra de gobiernos mixtos de Podemos como fuerza subalterna. Podemos no nació como la muleta de nadie y menos del PSOE, sino para transformar y ganar un país. Ésa es su tarea. Yo estaría en contra de entrar en gobiernos en minoría con el PSOE no solo a nivel estatal sino a nivel autonómico. Estoy a favor de llegar a acuerdos de investidura.

P.- ¿Y quedar en la oposición?
R.-
Y quedar en la oposición para seguir trabajando y en las próximas oposiciones ser mayoría, y seguir condicionando las políticas que se puedan realizar. Podemos es lo que hace en la mayoría de las autonomías.

P.- En la Comunidad de Madrid, el secretario general de Podemos, Ramón Espinar, dijo que a los anticapitalistas no les gusta Iñigo Errejón como candidato.
R.-
Lo que no nos gusta son los acuerdos de despacho. Es demasiado temprano para hablar de candidato y se decidirá en primarias. Hay un elemento central que es la unidad popular. En Madrid hay que hacer algo similar a lo que fue Ahora Madrid, que nos permita echar al PP y echar a Cifuentes y para ello hay que hablar con mucha gente y levantar un proyecto político antes de hablar de candidatos. Hay que hacer un trabajo con los movimientos sociales, con los círculos y también con otras organizaciones con las que somos socios a nivel estatal y en otras comunidades.

Las fórmulas de nombrar candidatos se han determinado como fórmulas perdedoras"

Estaría bien iniciar esos pasos de debate de confluencia que pudieran incluso crear un proceso que nos desborde políticamente a los partidos existentes. Si pasa eso y construimos un proyecto verdaderamente ambicioso para que haya un cambio profundo en las políticas, ahí siempre vamos a estar cómodos. Si el debate es de nombres, no solo vamos a estar incómodos nosotros, es que son fórmulas que se han determinado como fórmulas perdedoras. Siempre es más interesante construir proyectos políticos sólidos, ganadores, que emocionen, y que proporcionen un proceso de unidad popular para no cambiar personas sino políticas de un gobierno.

P.- En Andalucía, Teresa Rodríguez puso como condición para la confluencia que IU saliera de los ayuntamientos en los que gobernaba con el PSOE. ¿Defenderán esta postura?
R.-
No, yo creo que cada territorio debe decidir. Hay que estudiar cada caso y tienen que ser los Consejos Autonómicos los que elaboren una hoja de ruta. Cada territorio tiene una idiosincrasia muy particular. No nos debe preocupar el PSOE; nos debe preocupar la unidad popular, construir movimiento social. Construir tejido y poder popular que sirva para transformar esas instituciones.

P.- No le preocupa el PSOE, pero ¿le preocupa que el PSOE gane el electorado de Podemos?
R.-
Si hacemos lo que he dicho, el PSOE tendrá muy difícil no sólo no conquistar a votantes que se pudieran ir, sino sobre todo retener a los todavía le quedan.

P.- En los últimos días Podemos ha reivindicado el republicanismo, ¿se plantea eliminar la figura de la monarquía en una reforma constitucional?
R.-
Yo no soy monárquico. La república en nuestro país es sinónimo de avance, futuro y progreso. Lo anacrónico es la monarquía, que no olvidemos tiene un pasado franquista complejo de explicar. La sociedad es suficientemente madura para poder decidir cuál debe ser la jefatura de Estado. Y eso es lo que hay que reclamar, la capacidad del pueblo español para poder decidir. Hay muchas cosas que quedaron pendientes con la Transición y hay que enmarcar la cuestión republicana en un horizonte constituyente en nuestro país.

Es fundamental respetar la decisión de Podem en Cataluña que ha hablado de participar en la consulta catalana"

P.- Respecto a Cataluña, Anticapitalistas se salió de la línea oficial y se posicionó a favor de un “referéndum desobediente”, ¿por qué?
R.-
Hay que entender que los problemas tienen que tener una solución política. La solución en Cataluña es votar. Nuestra idea siempre es la de conseguir un referéndum pactado con el Estado donde hubiera una serie de garantías que permitiera a los catalanes expresarse con naturalidad en un ejercicio democrático. Eso es lo ideal. El problema es que tenemos un gobierno que de democracia no sólo no puede dar ejemplo sino que tiene un pasado poco democrático. Hace una especie de pinza con ese nacionalismo catalán que le interesa hablar más de un choque con el Estado que de arreglar los problemas internos que tiene. Es fundamental respetar la decisión soberana de Podem en Cataluña, que ha hablado directamente de participar en la consulta catalana como un ejercicio de movilización democrática y popular. Es un elemento que destacar en esa apuesta por la descentralización.

P.- Sin embargo, la expresión utilizada en el comunicado de Anticapitalistas fue la de que apoyaba un “referéndum desobediente”, que choca con la postura oficial de Podemos.
R.-
Hay unos consensos en Podemos muy amplios respecto a este tema; lo único que decimos es que no se puede intentar judicializar las urnas o intentar impedirlas. Lo positivo para la democracia sería que no fuera ninguna sorpresa ni ningún problema que se convocara. Eso es lo lógico. Quien esté por criminalizar las urnas nos va a tener enfrente. Hay que entender que hay que tener las garantías democráticas para que el pueblo se pueda expresar, y hasta que no podamos hacer ese ejercicio lo único que hacemos es enquistar un problema. Hasta los empresarios catalanes le pusieron la cara roja a Rajoy diciendo que hacía falta una solución política. Muchas veces, en Anticapitalistas tenemos posturas propias, complementarias dentro de Podemos, y no es ningún problema. Pero en este caso hay bastante coincidencia en los términos principales del debate.

P.- En el Congreso de Izquierda Anticapitalista que se celebrará en los próximos meses, ¿se planteará dotar a la corriente de más autonomía dentro de Podemos?
R.-
Somos una organización en movimiento que no solo participa en Podemos sino en las luchas sociales, la construcción de tejido y poder popular, y por qué no, un trabajo dentro de los sindicatos. Nosotros entendemos hacer política no sólo como una participación electoral, sino como un perfil más amplio del sentido político. Nosotros nunca hemos dejado de marcar perfil propio, un perfil propio que a veces nos ha contado muchos disgustos defender, pero creo que ha ayudado a normalizar la pluralidad y el pluralismo dentro de una organización tan amplia como es Podemos, y es una buena noticia. No solo en conquista nuestra, pero lo que pedimos en Vistalegre I se ha normalizado y se han convertido en acuerdos generalizados en la segunda Asamblea. A veces, teniendo culturas propias y defendiéndolos desde el respeto escrupuloso y el compañerismo hacia todas las personas que componen Podemos, la lealtad a un proyecto común permiten avanzar las propias posiciones de Podemos. Es bueno para comprender por qué es útil que exista una organización política como Anticapitalistas dentro de Podemos.

P.- Desde la perspectiva de un eurodiputado, ¿cuál es la importancia ahora mismo de Europa en el panorama nacional?
R.-
Cuando iniciamos nuestra andadura como Podemos en las elecciones europeas lo hicimos con política estratégica  clara. Nuestra idea es que lo que se decide en europea condiciona mucho lo que se dice en nuestro país. ¿Por qué hablamos de techo de gasto? Porque hay un techo de gasto europeo. Al final nuestro presupuestos luego lo miran en el Eurogrupo y deciden si vale o no. Por desgracia estamos trabajando con una democracia intervenida y eso tiene que cambiar. El proyecto europeo ha mutado y las medidas neoliberales han sido el gran sabotaje del proyecto europeo y el principal hacedor de la Unión Europea tal como la conocemos ahora mismo.

La actual Unión Europea ha sido saboteada por el proyecto neoliberal"

Eso que decía el historiador Perry Anderson de que para recuperar un proyecto europeo habría que empezar tratando el Tratado de Maastrich. Yo estoy bastante de acuerdo, para recuperar un proyecto europeo al servicio de los pueblos y las personas habría que quemar el Tratado de Maastrich. Pero para  poder hacer eso no solo lo podemos hacer ganando  en nuestro país, sino que necesitamos coordinar estos procesos de cambios en otros países europeos. Más allá de las comisiones parlamentarias, hay una estrategia de Podemos desde que nació cuando hablábamos de la necesidad de coordinar a los pueblos del sur de Europa, de coordinarnos con otras organizaciones como Francia Insumisa, Bloco Esquerda (Portugal). Hablar de una transformación profunda del proyecto europeo que rompa con los corsés de la actual Unión Europea, que ha sido saboteada por el proyecto neoliberal.

P.- ¿En qué se traduce este “sabotaje”?
R.- Ese proyecto neoliberal, que es un proyecto en cierta medida de xenofobia institucional, se ha hecho muy palpable con la formación de una Europa-fortaleza, y con las imágenes de miles de refugiados muriendo en el Mediterráneo. Esto ha hecho que en cierta medida se adopte la agenda del Frente Nacional en Europa y el discurso de muchos agentes de extrema derecha que aunque no estén en el Gobierno condicionan sus políticas y sus discursos. Eso que en Francia fue llamado una lepenización de los espíritus de la política francesa se ha visto una especie de lepenización de los espíritus del conjunto de la política europea. El mejor antídoto contra Le Pen es un proyecto de ruptura democrática internacionalista como el que defiende Podemos. Muchas veces han intentado asemejarnos, un populismo de izquierdas o de derechas. La verdadera gasolina para el Frente Nacional son las políticas de las coaliciones de socialistas y populares en Europa y el verdadero antídoto y barricada contra Le Pen son organizaciones como Podemos.

P.- ¿Esta “ruptura democrática internacionalista” de la que habla se produciría desde dentro de la Unión Europea?
R.- Hay que evitar una lectura maniquea e infundada de que queremos salirnos de la UE, que somos escépticos. No hay nada que genere ahora más euroesceptiscismo que las políticas neoliberales de la Comisión  Europea o de instituciones no elegidas como el Eurogrupo el Banco Central. Lo que nosotros defendemos es retomar y recuperar un proyecto europeo al servicio de las mayorías sociales de los pueblos, de sus intereses y no de los intereses ni de las oligarquías ni de las élites. Y eso se hace evidentemente desde dentro porque estamos dentro y porque lo que queremos es defender un proyecto europeo que merezca la pena, en vez de premiar a un proyecto que no merece ser premiado, como ha ocurrido con el Premio Princesa de Asturias a la concordia a la Unión Europea, que ha sido obsceno, porque está en el peor momento de su historia tanto en derechos humanos como en derechos sociales.