"Audentis Fortuna iuvat! Amor omnia vincit". La cita latina no sólo muestra el 'estado' de Antonio Maíllo en una red social, sino que sale de su boca constantemente. "La suerte acompaña a los audaces", repite el coordinador general de IU en Andalucía, que se presenta a la reelección en la XXI Asamblea de IU-CA en octubre. Tras superar un cáncer que le hizo pensar en retirarse de la política, Maíllo llega con fuerzas renovadas. Se muestra convencido de que IU puede volver al Gobierno andaluz, pero esta vez no de la mano de Susana Díaz, sino de Teresa Rodríguez.

Pregunta.- El Partido Comunista aboga por “superar a IU” como partido político y reconvertirla en un movimiento político-social.

Respuesta.- IU está en un diagnóstico sobre qué instrumento es y qué puede ofrecer a la sociedad. Nos habíamos instalado en una dinámica de partido político que nos ha centrado en lo institucional y como maquinaria electoral. De esta manera no ha quedado espacio para activistas y gente que quería un paraguas organizado para desarrollar un trabajo militante y social. Queremos convertir IU en ese espacio para ese activista y ese militante. Aspiramos a ser lo que IU quería ser en sus orígenes: un movimiento político-social formado por partidos, organizaciones sociales e individuos a título individual que coincidimos en lo que queremos hacer, más que en nuestros orígenes.

P.- ¿Qué objetivo?

R.- Creemos que no hay posibilidad de ofrecer una alternativa al bipardismo si no creamos espacios cómodos en política donde intervengan desde el alcalde que transforma la realidad en su pueblo hasta el activista social y laboral, pasando por el profesor de universidad concienciado. Hay una crisis del bipartidismo brutal, hay una crisis del modelo emanado de la Constitución del 78, pero el propio sistema que está en crisis intenta darnos un espacio que se reduce a dos opciones: apuntalar a una parte o evitar que la otra gobierne. Pues bien, nosotros queremos ser mayoría, no tener ese papel marginal.

P.- ¿El Partido Comunista quiere tener más protagonismo?

La salida de la crisis con una alternativa de cambio sólo se puede constituir desde la convergencia de multitud de organizaciones"

R.- Eso no supone ninguna contradicción con que forme parte del movimiento político social que es IU. La CUT o Izquierda Abierta siempre se han reivindicado como sujeto político activo dentro de IU. El Partido Comunista nunca ha dejado de tener protagonismo; ahora quiere apostar por un espacio mayor de confluencia, pero con los mismos compañeros. Es decir, vamos a espacios donde haya más gente que ahora no está.

P.- ¿IU es una experiencia superada, como dice el PC-Andalucía?

R.- No es una experiencia superada. Debe concebirse como instrumento de organización de las clases populares. Y si no lo hacemos, será la realidad y la historia las que nos superen. La clave está en la oportunidad de crear ese espacio que combine la experiencia institucional con la red social de apoyo y complementación de ese trabajo de gobierno. Si no, no podremos transformar el sistema vigente. La conversión en un movimiento político-social es el que nos va a permitir seguir siendo útiles en este proceso de cambio. A mí me llama mucho la atención que tras Vistalegre 2, Podemos da la sensación de que se quiere constituir en un partido político.

P.- ¿Ese espacio no lo ha ocupado ya Podemos?

R.- No. Ese espacio lo ocupan IU, Podemos, los Comunes en Cataluña, la Marea Atlántica en Galicia... La salida de la crisis con una alternativa de cambio sólo se puede constituir desde la convergencia de multitud de organizaciones y de gente que a título individual está en el activismo social, organizado o no. Eso se ha constatado por ejemplo en Cataluña y en Galicia. Nosotros queremos constatarlo en Andalucía con una clave: una confluencia social no es una coalición Podemos-IU, eso puede ser una fórmula electoral, pero debe venir acompañada de gente que se organice en el activismo.

P.- Me sigue sonando mucho a Podemos.

R.- No (tajante). Lo que hacía Podemos es lo que sonaba a IU. Porque en el fondo hay que reconocer que el surgimiento de Podemos es una enmienda a lo que nosotros dejamos de hacer. Pero eso sí que es ya un debate superado. Ahora hay una realidad y nosotros queremos volver a ser lo que fuimos, como dice el Himno de Andalucía. Ahora hay una oportunidad de crear ese espacio para trabajar desde la militancia y el activismo.

P.- ¿Existe esa oportunidad precisamente porque Podemos está abandonando ese espacio?

Lo que hacía Podemos es lo que sonaba a IU. El surgimiento de Podemos es una enmienda a lo que nosotros dejamos de hacer.

R.- Después de Vistalegre 2 Podemos ha evolucionado a una organización política de corte clásico. Pero vaya, ésa no es la cuestión central sobre el futuro de IU. Queremos formar parte de un bloque de cambio y en Andalucía es una necesidad fundamental. Hay tres alternativas: la resignada, el PSOE, la del más vale lo malo conocido...; la reaccionaria, con una alternancia con el PP, y la de cambio, que sería la constitución de este bloque. Y ahí está nuestro papel histórico. Por lo menos el que yo siento que nos toca, y el que me ha empujado a presentarme a la reelección. En Andalucía tenemos que construir una alternativa de cambio y de ilusión a un PSOE agotado y a una Susana Díaz sin proyecto para Andalucía.

P.- Eso también suena mucho al proyecto de Marea andaluza de Teresa Rodríguez (Podemos).

R.- El proyecto de Marea no es de Teresa, es de mucha gente, que es lo importante.

P.- En ese proyecto común da la impresión de que Podemos necesita la estructura territorial de IU en Andalucía, sus cuadros medios, mientras que IU necesita la marca de Podemos.

R.- No  lo veo yo así. Lo que nos empuja a confluir son condiciones objetivas: Una Andalucía en desigualdad que no ha superado el modelo económico de doble periferia en Europa; el nuevo 'jornalerismo' en forma de camareros y trabajadores temporales de la hostelería, y una necesidad de reconstruir el poder andaluz que se ha debilitado con los gobiernos del PSOE. Y las condiciones subjetivas están vinculadas a que tanto Podemos e IU son organizaciones arraigadas en el territorio. En otros territorios parecía que había una OPA de una organización a otra, aquí ya han desaparecido los miedos de absorción. La clave está en el respeto a cada una de las partes para que se sientan cómodas en ese espacio político, bloque, marea o como queramos llamarlo. Ya no existe ese debate entre la marca y la organización. Lo importante para nosotros es crear un proyecto de mayorías, porque en el campo de la izquierda la gente se mira más su parcelita que la visión conjunta.

P.- ¿Competirían por el voto con el PSOE andaluz? ¿No se sitúa muy al centro en el espectro ideológico mientras que IU y Podemos están muy a la izquierda?

R.- El PSOE-A es un fenómeno complejo. Es un partido nacional andaluz, no nacionalista, que tiene una capacidad camaleónica de adaptarse a las tendencias sociológicas para intentar hegemonializarlas siempre, para hacerlas suyas. Es decir, el proyecto del PSOE se basa en que la gente identifique Andalucía con ellos. Así les cabe lo mismo el aborto que la Virgen del Rocío. Tiene una fortaleza: detecta muy bien los movimientos tectónicos sociológicos, y se adapta sin tener en cuenta si traiciona o no a sus principios, muchas veces lo han hecho. No es casual que muchos votantes del PP en las generales vote a Susana Díaz en Andalucía. Aunque ahí también pesa el pegamento institucional de un presupuesto público sin el cual Susana Díaz no tendría ninguna fortaleza, sino que aquí sería como se percibe fuera de Andalucía: una dirigente más, que incluso genera mucho rechazo, y que es profundamente minoritaria en las preferencias electorales.

P.- ¿Cómo define ideológicamente al PSOE-A?

R.- Un proyecto de centro, con ribetes progres y una política económica neoliberal. Aunque eso es mucho simplificar. Muchas veces hemos errado al diagnosticar de forma simple al PSOE-A. En su éxito influye el pegamento institucional, el clientelismo, su identificación con los valores más característicos de la sociedad andaluza o la creencia de que todo lo que hace la Junta de Andalucía es del PSOE. Es un papel similar al que hacía el PNV en el País Vasco o CiU en Cataluña, que ha estallado. Reclama derechos civiles cuando detecta una reivindicación mayoritaria pero nunca le verás cuestionar el poder de las grandes empresas. Ejerce cierto proteccionismo progre, cierto paternalismo.

P.- ¿Cree que Susana Díaz ha cambiado en algo tras su fracaso en las primarias del PSOE?

El proyecto de Marea no es de Teresa, es de mucha gente, que es lo importante"

R.- No ha cambiado nada. Tuve una reunión con ella el lunes pasado y no es capaz de dejar sus malas artes. Tiene conversaciones que luego se convierten en pequeñas trampillas a la hora de abordar el marco de negociación, que en este caso era sobre la financiación autonómica. En ese sentido no ha cambiado, no pierde comba. Eso la convierte en una interlocutora débil porque genera mucha desconfianza, no guarda lealtad. Todo lo puede utilizar en tu contra.

P.- ¿Y la percepción sobre ella?

R.- Creo que la imagen que se había construido ella misma de infalible, la de 'quiero ganar y sólo sé ganar', se ha hundido. Y creo que en Andalucía está profundamente debilitada porque ha estado dos años ausente.

P.- ¿Apoyarían la investidura de Susana Díaz si su voto fuera fundamental para que no gobernara el PP?

R.- Se trata de que este bloque político, esta marea andaluza, supera esa contradicción porque aspiramos a ser mayoría y que sea el PSOE quien tenga que decidir a quién tiene que apoyar. Para esa aspiración de apoyar al PSOE nos quedamos como estamos.

P.- ¿Para conseguir esa mayoría de cambio a nivel nacional no necesitarían al PSOE?

R.- Primero tenemos que ver qué quiere ser el PSOE de mayor, que todavía no lo ha aclarado. Teóricamente, Pedro Sánchez sí se incorporaría a un bloque de cambio, pero sinceramente yo mantengo mi esceptismo: el PSOE se ha abstenido para que Rajoy gobierne y el PSOE de Susana Díaz prefiere acuerdos con el PP que con el bloque de izquierdas, al que considera su enemigo. Desde mi punto de vista hay una especie de indefinición y ambigüedad calculada. Lo que intenta Pedro Sánchez es construir una figura política que haga volver a muchos ex votantes del PSOE, pero no tengo claro que su objetivo sea cambiar las políticas y el papel histórico que el PSOE ha desarrollado desde 1978. Estoy convencido de que el PSOE volvería a las andadas si consigue reconstruir el bipartidismo.